Vuelven a la carga las magical girls de Gust y sus combates tan visuales. Análisis de Blue Reflection Second light.
Gust es un estudio poco conocido pero que ya tiene un gran recorrido dejándonos obras muy interesantes dentro del género JRPG. No en vano, son los padres de títulos como Atelier y sus encantadoras alquimistas, pero si de verdad han destacado, a título personal, ha sido por su maravilloso Blue Reflection. La aventura de 2017 recibe ahora su secuela, una muy esperada por los fans, y en la que hoy profundizaremos con este análisis de Blue Reflection Second Light.
La ensoñación de los veranos idílicos japoneses
Un género que está pegando fuerte últimamente en el anime son las series de temática escolar que se aúpan en las costumbres y tradiciones del verano japonés. Adolescentes, en sus vacaciones, exploran los misterios de sus pueblos, profundizan en sus lazos afectivos y descubren más de sí mismos. Estos ingredientes son los que recoge Blue Reflection Second Light para dar forma a su propuesta.
Siendo una secuela directa en trama, volvemos a los mandos de Ao Hoshizaki para lidiar con una prisión más allá de nuestro entendimiento. El instituto, zona capital de la primera entrega, se convierte a la vez en un refugio y en el epicentro de nuevos misterios, donde un grupo de amigas tendrán que solventarlos si quieren volver a recuperar sus recuerdos y regresar a sus respectivos hogares.
Rodeados por mar, y con acceso a extrañas localizaciones plagadas de suspense y eventos paranormales, tendrán que abrirse camino entre demonios, fragmentos de recuerdos y recursos que les permitan sobrevivir un día más.
Gust volcando todo lo aprendido hasta la fecha
El primer Blue Reflection nos brindaba combates por turnos secuenciales, siguiendo el esquema que nos dejó Final Fantasy X, funcionando francamente bien por su sistema de sinergias y transformaciones. Para la secuela, Gust decidió ir más allá y renovar todo el sistema de combate, incluso incorporándole modernidades vistas en la saga Atelier.
Ya no lidiaremos con turnos clásicos, sino que una barra de tiempo corre sin pausa y cada chica responderá a un botón concreto para actuar. De esta forma, podremos calcular el momento preciso para que los ataques se combinen y creen poderosos combos que puedan noquear a los enemigos, retrasándoles su turno. Si habéis jugado a Star Renegades, las sensaciones son muy parecidas, pero con un medidor de tiempo que jamás se detiene.
Esta sensación de inconformismo también se vuelve tácita en ciertas mecánicas de exploración. Ahora podremos cocinar para crear nuestros propios objetos curativos gracias a los ingredientes que encontraremos por los mapas, realizar encargos secundarios para mejorar la relación entre los personajes — y que esto repercuta para conseguir puntos que nos permitan adquirir nuevas habilidades — e incluso caminar con sigilo para evitar encuentros innecesarios.
Sacando pecho de sus fortalezas artísticas
Si Blue Reflection supo encandilarnos fue por su cuidada faceta artística. Era un juego, que si bien flaqueaba en lo puramente técnico, nos dejó un bello recuerdo por su uso del color, la ensoñación de sus personajes y, sobre todo, por su encantadora y deliciosa banda sonora.
Hayato Asano vuelve a repetir como compositor principal dejándonos pistas menos íntimas y más marchosas, que pegan genial con el aire decidido de Ao y sus compañeras. Un aire que acompaña a los nuevos trajes mágicos, menos elocuentes y más atrevidos, agarrándose a los colores fríos, tonalidades oscuras y los estampados a cuadros.
Gust es consciente de cuál es su fuerte y vuelve a explotarlo con determinación. No obstante, pese a que el título se siente más sólido en general frente a su precursor, sigue pecando de ser demasiado humilde en el panorama técnico, siendo un despropósito en determinados momentos. Al menos, la versión aquí analizada (PlayStation 4).
Contraste de mensajes que generan incomodidad
Por mucho que me quite el sombrero hablando de las bondades que atesora Blue Reflection Second Light, hay una nube oscura que no puedo obviarle: el fetichismo y la sexualización. No, no soy el típico que suela quejarse de estas cosas, y me parece genial que se usen recursos eróticos para contar historias. No obstante, este título nos manda mensajes contradictorios respecto a estos temas.
La historia de Ao es una muy íntima, seria por momentos, y donde el drama es, muchas veces, el motor que lo mueve todo. Sin embargo, el uso de ciertos planos para enfatizar la importancia de los atributos de las chicas (más teniendo en cuenta que son menores) nos rompe la inmersión y nos deja una sensación de mal gusto bastante desagradable.
A esto sumadle la continúa predisposición del programa a que se mojen de forma gratuita para que su ropa interior destaque, o que desbloqueemos atuendos alternativos que decidan que los escotes y los glúteos marcados tengan que robar el protagonismo a sus dueñas. Realmente estamos ante personajes bien escritos a los que es fácil cogerles cariño, pero que acaban ensuciados por estas ideas.
Blue Reflection Second Light ha evolucionado en lo mecánico, pero tiene una deuda con lo demás
Con este análisis de Blue Reflection Second Light quiero dejaros clara una cosa. Estamos ante un maravilloso JRPG que ha sabido mejorar e innovar en puntos donde ya era una genialidad. No obstante, a Gust le falta desprenderse de la necesidad de convertir en fetiche a sus personajes. Sus obras son lo suficientemente carismáticas para sobresalir sin depender de ello.
También le dejo deberes de mejorar en el panorama técnico. En PlayStation 4 el juego corre a 900p (1080p, pero haciendo un marco negro para reducir la imagen a menos resolución) y 30 frames por segundo, con algunas rascadas concretas y tiempos de carga algo molestos.
Por lo demás, hace gala de una historia interesante con personajes muy humanos con los que empatizaremos sin muchos problemas. El sistema de combate es superdinámico y condenadamente divertido, lo cual nos instará a farmear por puro placer. Y esto es algo que, personalmente, valoro muchísimo en juegos de este género.
En general, esta secuela es más sólida y tiene más claro lo que quiere aportar. Una obra que gustará a cualquier entusiasta de los JRPG si puede perdonarle el fanservice.