Acompáñame en este análisis de Blast Brigade donde te contaré que tiene de especial un juego aparentemente del montón malo.
Si somos sinceros, no es que el género metroidvania esté falto de representantes dentro del panorama indie. Por la web tenemos análisis de juegos como Record of Lodoss War, que recogen perfectamente lo que es la esencia pura metroidvania sin irse mucho por las ramas. Sin embargo, algo que vais a descubrir con este análisis de Blast Brigade es que fusionar géneros casi nunca suele ser mala opción.
Esencia y fortalezas clásicas de un metroidvania
Blast Brigade vs. the Evil Legion of Dr. Creed, sí, es así su nombre completo, ya nos chiva cositas con su nombre tan largo. Somos una brigada que tenemos que hace frente a las huestes de un doctor malvado. Así de primeras no parece nada revolucionario, pues nos recuerda a cosas como Sonic y su rivalidad contra Doctor Robotnik, sin ir más lejos.
No obstante, su planteamiento narrativo no deja de ser una cáscara de humor barato, clichés más refritos que la cebolla de Burger King y situaciones que no supondrán mucha pérdida si desconectamos el cerebro cuando suceden. Pero Blast Brigade no viene para vendernos una historia, sino más bien a mostrarnos cómo entiende lo que es ser un metroidvania en tiempos actuales.
Mediante escenarios laberínticos y que nos empujan a volver sobre nuestros pasos cada dos por tres — y que deberemos sortear mediante habilidades que vayamos desbloqueando — iremos avanzando por todo tipo de ambientes aupado de un «plataformeo» 2D que sé que gustará a muchos culpables (aunque no es mi caso particular).
Cuatro personajes, un destino
Conforme vayamos avanzando en la historia, iremos recuperando al grupo de nuestra brigada, disperso por toda una isla tras derribarse nuestro avión de transporte. Cada personaje es de su padre y de su madre, poseyendo sensaciones ligeramente diferentes a los mandos, habilidades características y un arsenal propio, con lo cual, deberemos intercambiar entre ellos para poder ir sorteando los obstáculos que nos lanza el videojuego.
Esto es interesante, ya que en lo puramente mecánico Blast Brigade es sólido. Control preciso y libertad para apuntar en cualquier ángulo con la palanca derecha. Hay varias armas para acabar con los enemigos, incluyendo el rifle más estándar que se recarga automáticamente — munición infinita —, pero también otras como la clásica escopeta de alcance muy corto, pero potente y con un área de daño que no requiere tanta puntería.
Todas serán útiles a la hora de acabar con los enemigos móviles, torretas, bichos o drones voladores, que en solitario no suelen suponer un problema pero en grupo nos harán sudar bastante. De hecho empieza asequible y con puntos de guardado generosos — es el lugar donde reponer toda la salud — pero poco a poco se irán distanciando y morir ya no nos hará tanta gracia; perdemos monedas de ese momento a no ser que las recojamos en el lugar del accidente (algo similar a los charcos de almas en Dark Souls).
El progreso en diferentes formas
Además de combinar a estos héroes y las armas, también incluye un sistema de progreso de habilidades que nos facilitan activar una serie de módulos con ventajas que van desde mejoras en salud, instantes de invencibilidad o atracción de monedas, e incluso podremos construir y mejorar una base. Cualquier ayuda es poca porque pronto empezaremos a ver plataformas móviles, mecanismos con proyectiles, enemigos y unos jefes muy clásicos, de patrones que varían según se quedan con menos salud.
No es un juego desesperante, pero tampoco precisamente un paseo; si bien la mayoría del tiempo está bien diseñado, también hay algunas decisiones que elevan la dificultad gratuitamente: oleadas de enemigos demasiado largas, jefes con mucha vida… La verdad es que he sentido la aventura los suficientemente desafiante como para no tener que tirar de estas opciones, pero están ahí y los más intensos sabrán apreciarlas.
Eso sí, tened presente que si uno no es ducho en el género, lo van a moler a palos. Como dije, no es excesivamente difícil, pero tampoco tendrá clemencia si queremos echar un par de partidas rápidas de correr y disparar creyéndonos «el Chuache» en Comando.
Análisis de Blast Brigade – Un título sólido, competente y necesario
Creo que es una lástima que Blast Brigade esté pasando tan inadvertido entre los jugadores, puede que la fecha no era la idónea o que el boca-boca de la comunidad no hizo bien su trabajo. Es una aventura cumplidora y tiene todo lo que se le puede pedir a este tipo de juegos, incluyendo sus secretos ocultos en paredes y una duración que ronda las 20 horas.
Realmente su punto débil (dificultad no a prueba de novatos) no es un punto negro para todos los jugadores; la mayor amenaza es la alta competencia de juegos similares que lo pisarán en notoriedad. Al menos, los desarrolladores han hecho bien lo que tenían que hacer: ir a lo seguro sabiendo lo que realmente funciona en esta clase de juegos.
Es fácil recomendar Blast Brigade vs. the Evil Legion of Dr. Cread a cualquier aficionado a los metroidvania. Tiene todos los ingredientes habituales y pone más énfasis en la acción que en los saltos precisos, lo acompaña de una historia algo plana pero con una comedia bien medida, buenos gráficos cell shading y personajes con diferentes habilidades con los que afrontar cada batalla con el estilo que más nos guste.
Obviamente, no creo que sea un juego perfecto y su excesivo backtracking puede llegar a volverlo un pelmazo. Tampoco me hicieron gracia esas situaciones donde casi seguro que recibimos daño (combates contra jefes). Pero, pese a todo, Blast Brigade merece más atención de la que está recibiendo.