La que nos vamos a montar con nuestro completo análisis de Mario Party Superstars va a ser de traca. Bienvenidos a la fiesta.
Desde hace mucho tiempo, concebimos los videojuegos como espectaculares experiencias interactivas, que nos llevan de aventuras, nos convierten en deportistas profesionales, o nos hacen ser expertos luchadores, entre otras cosas. Pero al comienzo, los primeros títulos estaban más enfocados al simple entretenimiento. Pues de eso hay mucho en nuestro análisis de Mario Party Superstars. Y es que de esto, Nintendo sabe un rato largo.
Llegan las navidades y con ellas las inevitables reuniones familiares. Lo bueno de ello, es que vamos a tener compañía suficiente para echarnos unas partiditas de Mario Party Superstars. Y es que el fontanero más famoso y sus amigos, regresan con algunos de sus mejores tableros y minijuegos, restaurados para nuestro disfrute. ¿Estáis preparados para conseguir estrellas?
El guateque
La saga Party lleva muchos años entre nosotros. Concretamente desde 1998, cuando el primer título apareció en Nintendo 64, hasta la última entrega lanzada en 2018 para Switch, conmemorando el 30 aniversario de la franquicia. En todo este tiempo, cada jugador habrá forjado un cariño especial con alguno de los capítulos, pruebas, o tableros. Ahora es momento de disfrutar con los mejores.
Por desgracia al ser una adaptación de 100 pruebas ya conocidas, ninguna de ellas aprovecha las posibilidades de los Joy-Con. Lo bueno de esto, es que todas se pueden jugar con el mando Pro e incluso en la Switch Lite. Así que en esta ocasión ningún usuario se queda fuera.
Entrando ya en harina, Superstars incluye 5 de los tableros vistos en tres primeros Mario Party de Nintendo 64, a la par que 100 minijuegos sacados de esas entregas y de las de GameCube. Todo ello remodelado y adaptado gráficamente a los tiempos que corren, con algunas opciones nuevas, y agregando un imprescindible modo online, por supuesto.
En familia siempre
Para los que no conozcan la saga, estamos ante un juego de mesa competitivo al estilo de Hotel o el Monopoly, por poner un par de ejemplos. Esto significa, que hasta cuatro usuarios se verán las caras, mientras recorren los escenarios en busca de monedas y estrellas. El objetivo final es ser el que más de estas últimas consiga, para coronarse como campeón.
Por el camino, nos enfrentaremos al resto de usuarios en diversos minijuegos que van desde carreras, fútbol, plataformas, y un sinfín de posibilidades. Esto sin duda es el corazón de la experiencia y lo más divertido del título. En compañía los piques son antológicos.
Estas pruebas son de sobra conocidas para los fans de la saga, y tienen bastante diversidad entre ellas. Todas son fáciles de entender y sencillas de ejecutar, por lo que no tardaremos nada en cogerles el tranquillo. Pero aún así, da la sensación de que muchas de sus mecánicas se repiten, y también se echan en falta más novedades. Tratándose de un recopilatorio, no se entiende que no hayan aprovechado para meter juegos de toda la saga al completo, incluyendo las vistas en Wii y Wii U.
De igual manera, los 5 tableros disponibles se antojan un poco escasos en comparación con la cantidad que hay en la franquicia. Los escogidos para la ocasión han sido Tropical Island, Horror Land, Woody Woods, Peach’s Birthday Cake y Space Land. Cada uno de ellos tiene su propia temática, la cual esconde distintas peculiaridades, reglas y eventos, por lo que la experiencia será ligeramente distinta al participar en unos o en otros. Algunas nos harán la vida un poco más difícil, mientras que otras nos servirán para entorpecer a nuestros rivales.
Modalidades y secretos
En cuanto al contenido de Mario Party Superstars, tampoco está nada mal. La gran estrella es por supuesto el modo del tablero. Aquí como siempre, seguiremos la rutina de tirar dados, conseguir monedas, utilizar objetos y sobre todo, obstaculizar a los rivales en nuestro afán por obtener las máximas estrellas posibles. Lo bueno es que podremos personalizar nuestras partidas como queramos, modificando el tiempo de juego, las posibles pruebas disponibles, o los bonus a recibir.
La otra modalidad interesante del título es el Monte de los Minijuegos. Como su nombre indica, aquí tendremos reunidos todos ellos, pudiendo jugarlos cuando queramos. Además, existe la posibilidad de dividirlos por temáticas si así lo deseamos. De esta manera, podremos escoger jugar sólo los deportivos, los que son por equipos, o los de todos contra todos, por ejemplo. Todo esto viene de perlas si no disponemos del tiempo necesario para jugar una partida completa.
Obviamente, otro factor importante en esta nueva interacción de la saga Mario Party es el demandado modo Online. Ahora, ya no será necesario reunir a la familia en casa si queremos echar una partidita. Además funciona de maravilla, pudiendo invitar o ser invitados de forma muy sencilla e intuitiva, por lo que nos costará sólo un par de minutos meternos en faena.
Por último y para los más completistas, tenemos los eternos coleccionables. A base de jugar y subir de nivel o conseguir monedas, tendremos a nuestra disposición recompensas en forma de pegatinas, melodías del juego o una enciclopedia que abarca detalles sobre los personajes y las anteriores entregas de la franquicia. Todo esto lo encontraremos en la tienda de Toad. Sí que echo en falta el poder desbloquear personajes u otros objetos jugables. Creo que a muchos eso les motivaría más para meter horas al título.
Más de lo mismo pero mejor
Gráficamente el juego luce como lo visto en la anterior entrega aparecida hace tres años. Esto significa que el salto con respecto a los títulos que recopila es evidente. Puede que no sea top en la actualidad, pero tampoco necesita mucho más. De igual manera, el apartado sonoro cuenta con versiones de los temas más pegadizos de la saga, y los típicos chascarrillos de los personajes. Está bastante bien, aunque simplemente cumpla sin demasiados alardes.
En definitiva, si queréis diversión en compañía sin complicaciones, Mario Party Superstars es una compra obligada. Además, podéis aprovechar que en navidades la familia nos va a visitar queramos o no. Al menos así, podemos echarnos unos piques.
Allons-y!