The Park, la historia de una madre que debe encontrar a su hijo en un parque de atracciones, ha conseguido en dos horas lo que algunos no consiguen en cien: que entienda al personaje al que estoy controlando y me ponga en su piel. Funcom no ha necesitado complejos sistemas de habilidades, niveles y puntos de experiencia o cientos de misiones secundarias que nos expliquen como es el mundo que recorremos. Basta con ponernos en una situación factible, real, y desarrollar a partir de ahí una historia en la que acaba pesando más la angustia y la ansiedad que el miedo. Nos sobra con saber que Lorraine, después de un largo día recorriendo el Atlantic Island Park por enésima vez, aún no puede irse a casa porque Callum, su único hijo, ha perdido a su oso, Mr. Bear, dentro del parque.
Este breve paseo inicial hasta la garita del empleado del parque que controla los accesos será el único momento en el que se puede apreciar con total tranquilidad las bondades del Unreal Engine 4 en materia de texturas e iluminación. Tras un leve mareo, Lorraine verá como Callum se dirige de nuevo hacia las atracciones, atravesando a toda prisa las puertas de entrada al recinto. Así empieza The Park, un thriller psicológico en el que se juega poco, pero se siente mucho. No esperéis un juego de acción o un survival, ni siquiera una aventura gráfica con puzzles. Nada de eso. La interacción se reduce a leer cartas, periódicos, notas e informes que encontraremos por todo el parque y a subir a las atracciones. Sin armas, ni objetos, ni diálogos, sólo Lorraine y sus pensamientos, sus miedos y su pasado.
The Park es una historia interactiva y, como tal, es mucho más inmersivo que ver una película. A este tipo de juegos se les está empezando a llamar walking simulator y, en cierta manera, es verdad. Lo único que se nos pide es que avancemos y activemos los eventos que nos cuentan la historia mediante acciones simples. ¿Cómo consigue no ser aburrido? Con una ambientación que te va a mantener al borde del ataque de nervios constantemente. Un ruido en los arbustos, un golpe, el viento, la sensación de que te siguen y los sustacos de rigor que van a conseguir que darte la vuelta sea todo un ritual para reunir valor y mirar atrás. Algunos de ellos son bastante previsibles, pero no por ello vas a dejar de pegar un salto, os lo aseguro.
El problema de The Park, igual que con otros títulos similares, es que la rejugabilidad queda totalmente fuera de juego. A excepción de los cazadores de logros, que son capaces de todo con tal de no dejar una mancha en su curriculum. Pero la cuestión es que, teniendo en cuenta las limitaciones que tiene si lo valoramos como un juego, ¿merece la pena pagar por echar una única partida? Yo os digo que la experiencia a nivel de sensaciones es muy superior a la mayoría de juegos, no sólo por el componente terrorífico, sino por el proceso de ir conociendo la historia de Lorraine y Callum a través de su propia voz. Sinceramente creo que el juego está muy bien escrito y trata un tema que, aunque esté un pelín exagerado, no descarto que sea bastante común.