Aunque parezca increíble, el rendimiento de Dying Light 2 en Switch rivaliza con el de las consolas mayores del mercado.
Los infectados de Techland ya corren por Nintendo Switch. El título ha llegado a la consola híbrida con el objetivo de prepararnos de cara a la segunda entrega, que llegará a principios del año que viene y la podremos disfrutar también en portátil gracias al juego en la nube. Pero, ¿cómo funciona esta primera parte en Switch? Pues, aunque os parezca mentira, el rendimiento de Dying Light en Switch es algo de otro mundo.
Un nuevo análisis en profundidad de Digital Foundry nos deja ver las bondades y los problemas del juego de Techland en la máquina de la Gran N. Y, para nuestra sorpresa, las sensaciones son muy positivas. El título resulta muy atractivo sobre todo en una pantalla tan pequeña cuando optamos por jugar lejos de la televisión.
Esta versión se ejecuta a 1080p en modo sobremesa y a 720p en modo portátil. Aunque en el análisis afirman que no se trata de una resolución nativa. Se lleva a cabo utilizando la técnica de suavizado temporal con escalado, que reconstruye la imagen en función de la resolución de salida. Por tanto, en estático se acerca a los 1080 en el dock, pero cuando empezamos a movernos con agilidad la calidad va descendiendo.
En cuanto al rendimiento, Dying Light no tiene límite de FPS. Aún así funciona habitualmente en torno a los 30 fotogramas por segundo. Esta característica, sin embargo, hace que la fluidez sea inconsistente, puesto que vemos momentos estables y otros con descensos más notables, como ocurre cuando exploramos la ciudad por la noche.
En la distancia de dibujado y la calidad de las sombras es donde más palidece frente a las consolas de Sony y Microsoft, aunque las diferencias se harán más notables cuando Dying Light llegue a consolas de nueva generación. Hasta entonces, esperaremos a Dying Light 2 Stay Human, la secuela del título que llegará el 4 de febrero de 2022 con un enfoque mucho más ambicioso.