NieR: Automata ha estrenado un anuncio en Japón que han tenido que censurar de lo inquietante que resulta. Y sangriento y desagradable por momentos, también.
NieR: Automata está a punto y es normal que empecemos a ver anuncios en la televisión (japonesa, al menos) y nuevos vídeos de él para promocionar el juego. Pero con el último que han sacado en las tierras niponas se les ha ido la mano y han tenido que censurarlo porque da bastante mal rollo. El marketing ha estado regular, vaya.
Puede ser que el vídeo contenga spoilers, mucho cuidado con el final.
Esta es la versión original del vídeo que, como efectivamente dicen en Kotaku, no se emitirá en las cadenas japonesas. Las imágenes del vídeo no solo son perturbadoras por sí mismas, sino que lo que dice la narradora tampoco es precisamente bonito. De nuevo, según el mentado portal, estas son sus palabras: “Nacimos para ser destruidos. Aunque estamos inanimados, nos matamos los unos a los otros”.
(Esta es una versión bastante más ligera del mismo anuncio)
Puede parecer un discurso nihilista deprimente, las palabras de un emo borracho en un cementerio o, lo que es peor, el estribillo de una canción de Evanescence cuyo videoclip está dirigido por Tim Burton, pero lo cierto es que tiene un sentido dentro del juego. Concretamente, es que la historia del juego tiene toda la pinta de ser obtusa y deprimente.
Ambientado en el futuro, el juego nos pone en un mundo donde los humanos han sido invadidos por gente de otro mundo y sus armas son las máquinas. Tras huir a la Luna, la raza humana crea a los androides (como la protagonista 2B) para defenderse y recuperar su territorio. De ahí que vengan las reflexiones existenciales, pues los androides son creados con el único fin de aniquilar.
Por eso mismo tiene sentido esa frase y esas escenas tan inquietantes que recuerdan a cierto pasaje de la película Ex Machina o a Neon Genesis Evangelion cuando se le va mucho la olla. El juego no solo parece que tendrá un genial sistema de combate, sino también una historia para comernos la cabeza. Y si eso no va con nosotros siempre quedarán los guantazos. Eso siempre.