El otro día, mi compañero Daniel elaboró una recopilación de los villanos más icónicos de los videojuegos. En la redacción, como siempre, se erigió la ñardería y muchos de nosotros lanzamos ideas al aire como el que tira un bumerán al agua y sabe que no va a volver. Me explico: Viñambres mencionó al jeque del PSG porque «le jodió el FIFA». Titánico. En ese momento, se me encendió la bombilla y pensé: ¿Cuáles son los peores villanos no-villanos de los videojuegos? Aquí una selección nacida de un brainstorming muy serio y formal.
Si algún lector de aquí ha jugado a The Last Guardian muy probablemente sepa de lo que estoy hablando. El «gatopollo» Trico hacía lo que le salía de las plumas. ¿Lo llamabas? Ni caso. ¿Le pedías que saltara? No lo hacía. TODO MAL. La impronta que dejó en nuestros corazones no será borrada con facilidad, pero su errático control tampoco.
Pese a su poco confiable sistema de control y su escasa seguridad, Trico nos dejó uno de los momentos más bonitos de la pasada generación de consolas. El vínculo que se forja entre el niño protagonista y el animalejo es muy bonito, muy cálido; muy real. Cascadas de lágrimas al acabarlo. Sensación agridulce. Título maestro.
Jugar a Ultimate Team en FIFA 12 era desesperante. Qué tiempos aquellos… Y no lo digo a buenas, precisamente. Enfrentarse a un equipo Premier era un auténtico tormento; si tenía a Theo Walcott y a Gervinho, se podía dar el partido por perdido. Sonic por la derecha y Knuckles por la derecha. Mal asunto.
En aquel FIFA, así como en algunos otros -aunque he perdido un poco la pista a la saga-, el ritmo era lo único que importaba. Eso y usar el Tiro de calidad. Pues los que tenían a estos dos iban, literalmente, en avión. El inglés tenía 96 de ritmo, y el marfileño, 91. Eso sí: no la metían ni en una piscina olímpica. Pero como no había defensa que los parase, bastaba con plantarse delante del portero y R2 + O. Gol asegurado. Inyustisia.
No sé qué les pasa a las consolas híbridas/portátiles con este problema. Ahora es Steam Deck, pero en su día fue -y diría que sigue siendo- Nintendo Switch. ¿Sabéis del problema del drift en los mandos? De repente el Joy-Con actúa solo; los joysticks se mueven como si estuviesen siendo dirigidos, pero nada más lejos de la realidad.
Resulta un auténtico peñazo jugar así. De repente, la cámara se mueve y no puedes centrar la vista en un objetivo. Es muy desesperante y frustrante. ¿La solución? Pasar por caja y comprarte otros. Ah, sí: y rezar a la Virgen de Lourdes para que esos en los que te has gastado 60 lechugas no tengan también el problema. Gracias Nintendo. Uno de los peores villanos de los videojuegos este problema, sin lugar a dudas.
Yo lo siento mucho pero odio el sistema de las cajas de botín. Es lo más cercano a incitar a la ludopatía en el mundo de los videojuegos. Son muy nocivas y creo que en manos de los más pequeños -y mayores sin autocontrol- pueden resultar peligrosísimas.
Supongo que todos sabéis de lo que hablo. Las cajas de botín son esos packs que se compran con dinero virtual -o real; aquí está el verdadero meollo- y que contienen elementos para dentro del juego. En ocasiones, como en Ultimate Team, ayudan a acelerar el progreso del juego; en otras, las que son, a mi juicio, menos perjudiciales, solo incluyen elementos cosméticos -Overwatch-. Pero eso de tener que pasar por caja para avanzar en el juego y depender de la aleatoriedad absoluta… MAL. LEJOS.
Tremendas canallas las luces rojas. Xbox 360 vivió un episodio trágico en su historia -uno de muchos, la verdad sea dicha-. La mía lo sufrió: estaba tan tranquilo jugando a Dead Space cuando, de repente… Apagón, llamada al servicio técnico al día siguiente. Tristeza y melancolía profundas. Piénsalo un instante: un chaval 14-15 años, verano y pleno apogeo con los videojuegos. Cóctel explosivo.
Sin embargo, todo se solucionó con felicidad. El soporte técnico de Microsoft me envió una nueva máquina con una prueba de un mes de Xbox Live Gold. Ahí empezó mi camino en el mundo multijugador, con Gears of War 2, y me recuerda a una época muy bonita de mi vida.
Creo que a muchos se nos cayó un poco el alma a los pies cuando ocurrió todo lo relativo al lío Kojima-Konami. La invitación a marcharse de la empresa con el creativo se debió, según se ha especulado -y, aunque no haya una versión real, es la versión que gana más cuerpo-, con la utilización de presupuesto de Metal Gear Solid V para crear P.T en secreto. Algo que no gustó a los directivos nipones, para sorpresa de absolutamente nadie.
Los amantes de la saga Metal Gear veíamos como una parte de nosotros moría con esa noticia. Sin embargo, bueno… No sé si es correcto decir que las cosas han ido bien después del «no soy tú, soy yo»: Kojima sacó Death Stranding y planea seguir publicando videojuegos en Kojima Productions; y Konami sigue sin acertar en las pocas monedas al aire que tira dentro del mundillo. Una auténtica lástima.
Esta minirecopilación de «villanos no-villanos» de los videojuegos no es sino una lista de tragedias y desgracias acontecidas en el mundillo. Cosas más o menos importantes, más o menos mundanas, pero que, sin duda, flaco favor han hecho al medio -sí, las cartas de FIFA las tengo muy guardadas dentro, ¿qué hago?-.
¿Qué os parece nuestra lista particular de peores villanos de los videojuegos, amigos? ¿Tenéis algún episodio que recordéis con especial pena por lo que supuso para vosotros? Si es así, estaríamos encantados de leeros en nuestras redes sociales.
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