La salida de Far Cry 4 al mercado supuso todo un soplo de aire fresco para Ubisoft, para qué vamos a negarlo. Con la salida del primer DLC, Escapa de la Prisión de Durgesh, vamos a echar un poco la mirada hacia atrás y recordar que por aquel entonces la compañía gala se encontraba con un bache de resultados que, de ser un equipo de fútbol, todos los medios especializados hubieran abierto sus portadas con un “Ubisoft está en crisis”.
El lanzamiento de Assassin’s Creed Unity fue de lo más accidentado. El juego no solo no parecía terminar de arrancar en las consolas de nueva generación en condiciones, sino que encima mostraba un aspecto totalmente inacabado (como es costumbre en muchos títulos de hoy en día, y no solo en Ubisoft).
Los múltiples bugs que los usuarios iban encontrando eran objeto de escarnio en las redes sociales e incluso han servido para realizar más de un reportaje. Todo esto procuraba al jugador un temor incontenible a la llegada de Far Cry 4. ¿Iba a ocurrir lo mismo que en la última entrega de la lucha entre Templarios y Asesinos?
Pero una vez que llegó al mercado, el nuevo capítulo de la franquicia se comportó de la mejor manera posible (tenía algún que otro fallo, pero de carácter menor), convirtiéndose además en uno de los mejores juegos que ofreció el pasado año 2014. Personalmente, tengo que decir que me entusiasmó de sobremanera, y eso que nunca he sido un seguido acérrimo de esta saga, que reconozco que es brillante, pero que no ha sabido atraerme. Sin embargo, esta cuarta entrega supo ganarse mi atención muy pronto, con las principales novedades que introdujo, como las diferentes maneras de atacar el terreno y, sobre todo, el apasionante cooperativo que nos deja todo un reto para jugar acompañado.
Ahora llega la hora de volver a retomar por donde lo habíamos dejado tras la primera expansión del juego, que añade una misión complementaria al modo historia con unas características un tanto particulares.
Para empezar, nos encontraremos en lo alto de uno de los campanarios que tanto tiempo nos hizo pasar en el juego original. Escapa de la Prisión de Durgesh tiene un planteamiento muy simple: llega del punto A al punto B y logra escapar. Un helicóptero espera en el destino para huir del lugar. Sin embargo, la simplicidad solo se queda en el planteamiento inicial, puesto que muy pronto nos encontraremos con las dificultades que plantea el contenido descargable, que son muchas.
La primera de todas ellas es el tiempo. Para lograr el objetivo tendremos tan solo 30 minutos. Media hora que sería suficiente si no fuera porque en cuanto nos bajemos del campanario encontraremos enemigos armados hasta los dientes dispuestos a situarnos agujeros en la mayor parte de nuestro cuerpo. Y eso no es todo, ya que la fauna de la zona también hará de las suyas si nos despistamos un solo segundo y terminará con nuestra vida en un abrir y cerrar de ojos.
Pero si todo esto no fuera suficiente, la aventura se complica cuando morimos por primera vez. Far Cry 4: Escapa de la Prisión de Durgesh no tiene puntos de control ni opción de guardar partida. La única forma de conseguir llegar al punto B es del tirón, como un machote o machota.
La pérdida de la vida se castiga con regresar de nuevo al campanario desde donde comenzamos a jugar, por lo que hay que estar muy, pero que muy atento a todo lo que ocurre a nuestro alrededor y trazar una estrategia clara desde el inicio.
La única ventaja que tendremos una vez que nuestra vida finalice es que al menos contaremos con las armas que encontremos y la experiencia ganada en la partida, que no se reiniciará. Esto que, a priori podrá ser secundario tras el bajón de perder una vida y comenzar de nuevo desde el punto A, se tornará como uno de los puntos negativos o positivos (según se vea) de la misión, no sé si hecho adrede por parte de Ubisoft.
Bien es cierto que puede ser una lata regresar al punto inicial, pero si lo enfocas de manera que cada intento sea una forma de progresar en nivel y armas todo será más sencillo cada vez. Llegará el punto en que estemos tan mazados de progresión y de armamento que será relativamente sencillo avanzar entre las tropas enemigas. Entendedme bien: el DLC tiene una dificultad alta, pero en cuanto estemos bien provistos las cosas se pondrán mucho más sencillas y podremos avanzar sin tanta complicación.
Esto, a la larga, hará que los 30 minutos pierdan algo de interés y que nos parezca bastante corto esta primera misión lanzada de modo de ampliación.
Far Cry 4: Escapa de la Prisión de Durgesh es un buen comienzo para los descargables del título original, pero aunque las primeras partidas pueda parecer que no sea así, al final conseguiremos escapar del mapeado en los 30 minutos propuestos, ya que además estos se pueden ir ampliando realizando misiones secundarias (como arrancar carteles pegados en ciertos sitios entre otras), algo similar a los checkpoint de los juegos de conducción arcade.
No obstante, a la larga se hará repetitivo y concluya su interés una vez que hayamos conseguido huir. Es, por mucho, uno de los DLC menos rejugables que nos podamos echar a la cara, pero no está carente de encanto y supone un reto muy apreciable. Gana enteros de forma cooperativa. El principal problema que tiene es que realmente no añade nada nuevo a la campaña original, por lo que esperamos en el futuro algo tan salvaje como lo fue Blood Dragon en Far Cry 3.