Si el anterior episodio se centró en Zemo, ahora le toca el turno a John Walker. Ojito a la crítica de Falcon y el Soldado de Invierno 1×04.
La serie de Marvel está siguiendo un patrón. Primero se nos presentó a los personajes y el estado del mundo, en el segundo ya ahondó en la relación entre los protagonistas. En el anterior Zemo fue la estrella, y ahora le toca a John Walker en esta crítica de Falcon y el Soldado de Invierno 1×04. Ojo a los spoilers.
Wakanda por siempre
La semana pasada acabó con la presentación de Ayo, dejando en suspense a todos. Es ahora cuando se nos muestra la conexión con nuestro Bucky, siendo ella una de las artífices en deshacer el lavado de mente que tenía nuestro pobre protagonista. Qué penita que da, joder.
Sam, James y Zemo se dirigen a buscar información sobre Karli, la líder terrorista de los Sin Banderas. Obviamente el que consigue un resultado positivo es nuestro querido Barón (¿alguien lo dudaba?). Eso sí, son interceptados por el fake Capitán América y su compi. Conclusión: todos juntitos de la mano a por los malvados.
La estrategia a seguir es dejar a Sam hacer su trabajo, es decir, concluir esta espiral de violencia hablando. Todo va de maravilla hasta que John dice «la serie no puede acabar aquí» e interrumpe el diálogo, comenzando una persecución que acaba con Zemo destrozando los viales del supersoldado… menos uno que salva el Capi.
Karli intenta separar a Sam y Bucky del nuevo Capitán América, ya que quiere asesinarlo para destruir ese icono de sus enemigos. Sam, que había pedido a Sharon que lo vigilara, le da el soplo y van en su auxilio, pero Hoskins acaba muerto a manos de la líder.
La escena final es un John Walker furioso, con el suero inyectado, persiguiendo y acabando con la vida del segundo de Karli. Un golpe en la mesa y una conclusión: este Capitán no es Steve Rogers.
Los sentimientos cambian
Mirad, he ido rápido con el resumen porque quiero explayarme en mi crítica. Lo primero es que las Dora Milaje son lo más. Eso estamos todos de acuerdo. Ayo y sus compañeras son capaces de desbaratar a John Walker, Bucky, Lemar y Sam como si nada. Qué fantasía de escena de acción hemos visto.
Ahora bien, quiero centrarme en la figura de John Walker, el Capitán América de Hacendado. La dirección que estaba tomando su historia en la serie, así como su actuación, estaba siendo llevada con gran maestría. Pero es que en este episodio está a otro nivel en este aspecto.
Sí es cierto que la trama durante todo el capítulo es previsible a más no poder. Cuando Zemo destruía los viales todos sabíamos que quedaría uno y se lo inyectaría John. Además, algunos actos como que los terroristas huyan cuando matan a Lemar son absurdos. ¿Por qué no acaban su trabajo mientras el Capi está de espaldas?
Porque esa es otra, la facción de los Sin Banderas son cobardes a más no poder. Contra inocentes e inferiores son muy valientes, cambiar el mundo y blablablá. Pero luego te viene un supérheroe que te da candela y a correr que se ha dicho. Aparte de toda la hipocresía que destila cada escena de ellos.
Aquí tengo dos teorías: si los productores quieren que nos sintamos tristes por su situación, no lo consiguen, y menos asesinando inocentes. Si quieren darle un enemigo a John… bueno, lo han logrado utilizando el método más antiguo: matar a su mejor amigo.
Y ahora dediquemos lo que resta de la crítica a John Walker. Te gustará más o menos, sus actos serán deleznables o no, pero lo que sí está claro es que en los compases finales del capítulo el personaje se sale. Tanto en actuación como en puesta en escena. Ese plano bajo con el escudo ensangrentado es magnífico, y el mensaje es claro: yo no soy Steve.
Termino con algo que me ha hecho algo de gracia. Los Sin Banderas se quejaban de que los héroes no se manchaban las manos para ayudar. Bueno, pues habéis conseguido ese cambio, ahora tenéis a uno que os va a dar caza y se va a manchar las manos para ello. Enhorabuena.
En definitiva, este cuarto episodio, si bien la trama es previsible, nos deja unas escenas de acción muy pulidas, además de una parte fotográfica espectacular. Y un Zemo que se acaba de escapar. Ojito a ello.