¿Os gustan los títulos desafiantes y que no dan tregua al jugador? Pues entonces tenéis que echarle un ojo a nuestro análisis de Vagante.
A los seres humanos, en el fondo, nos gusta sufrir. No hay una explicación posible para que nos apasionen títulos tan difíciles y en ocasiones frustrantes como Dark Souls, Spelunky, Dead Cells, o Binding of Isaac. Obras estas que no permiten ni el más mínimo fallo, pues cuando esto sucede, estamos literalmente muertos. Y por supuesto, de eso vais a ver mucho en este análisis de Vagante para PlayStation 5.
Allá por el lejano 2014, la gente de Nuke Nine lanzó en acceso anticipado de Steam un roguelike duro como el adamantium. Hemos tenido que esperar bastante desde entonces, pero hace unos días, por fin, el videojuego que hoy nos ocupa ha visto la luz en su versión para consolas, gracias al estudio catalán BlitWorks. ¿Y qué podemos esperar de este desafiante videojuego?
El argumento es para los débiles
Vagante es directo, tanto que no le hace falta ni un mínimo atisbo de historia para que nos metamos en faena. Lo único que sabemos es que nos toca salvar el mundo y, para ello, hemos de adentrarnos en una peculiar mazmorra repleta de niveles. Solo saldremos de ahí tras acabar con el villano principal, o con los pies por delante. Tened por seguro, que esto último ocurrirá en incontable ocasiones.
Y es que estamos ante un roguelike de manual, con una elevadísima dificultad, escenarios generados de manera procedural, durísimos enemigos, cientos de trampas y, por descontado, muerte permanente. Vamos, lo que nos pone a tono en este género.
Escoge, muere y vuelve a empezar
De inicio tenemos hasta tres clases diferentes para elegir, cada una con sus propias habilidades y atributos. Caballero, Mago y Pícaro, están disponibles desde el inicio de la aventura. Más adelante y según subamos el nivel del mundo desbloquearemos otras dos; el Berserker y el Guardabosques, al que acompaña su fiel perro.
Como ya he comentado, cada personaje cuenta con sus características diferenciadas, lo que en parte nos hará jugar de distintas maneras. El Caballero es más fuerte desde el inicio, y puede bloquear algunos golpes o resistir caídas. El Mago hace mucho daño con los hechizos y puede llegar a conocer los efectos de las pociones sin necesidad de usarlas, claro que es el más débil en cuanto a salud. Por último, el Pícaro es capaz de esquivar golpes y es un experto con el arco, la pega es que contra múltiples enemigos lo pasa peor.
De todos modos, lo bueno de Vagante es que nos permite libertad a la hora de jugar con ellos. Es decir, cualquiera puede utilizar las armas y equipo que encuentren, aunque no sean específicas de su arquetipo. ¿Que nos encontramos el pedazo de arco con nuestro hechicero? Pues sin problema. ¿Unas botas que aumentan la destreza para el Caballero? Deme dos pares. Esto nos permite aprovechar todo lo que nos encontremos y ser más versátiles.
Explora, muere y vuelve a empezar
En lo jugable, ya hemos dicho que estamos ante un roguelike clásico. Escogemos clase, y nos adentramos en la mazmorra con el equipamiento básico. La premisa es que dentro de cada una de ellas, nos toca buscar la salida para acceder a la siguiente. Así, hasta llegar a la última de todas, lugar donde nos espera el terriblemente difícil jefe final del juego. Todo ello con muerte permanente de por medio y generación aleatoria de escenarios.
En el interior de cada uno de estos niveles nos encontraremos complicados enemigos, tales como fantasmas, plantas carnívoras, pirañas o esqueletos. Hay un poco de todo en las mazmorras y nada de ello fácil. Y por si esto no fuese suficiente, tenemos el siempre difícil elemento plataformero aderezado de diferentes trampas que, por cierto, son muchas y están pensadas con mala uva. Bloques que nos aplastan, pinchos que esperan para ensartarnos, o cuchillas que salen del suelo. Cada paso que damos puede ser el último.
Además, dentro de estas ubicaciones, se oculta un peligroso jefe que nos costará derrotar. Si lo conseguimos, soltará una llave que servirá para abrir el cofre que también existe en cada una de estas zonas. Lo bueno es que si no nos vemos capaces de derrotar a alguna de estas bestias pardas, podremos huir si hemos descubierto la salida. Eso sí, no conseguiremos la experiencia de dicho enemigo, ni la posibilidad de descubrir lo que oculta el baúl. Al menos seguiremos con vida.
Sube de nivel, muere y vuelve a empezar
Entre piso y piso, nos encontramos con un pequeña área de descanso. En ella, recuperaremos algo de vida (más si hemos ido liberando unas hadas que hay en algunos escenarios), a la par que podremos subir un nivel del personaje, si hemos conseguido los puntos suficientes. Por un lado están los atributos básicos comunes a todas las clases como fuerza, destreza o vida. Mientras que por otro, cada uno de los personajes posee otras propias. No recibir daño en las caídas, descifrar los efectos de las pociones, repeler proyectiles… Hay bastante variedad.
Una cosa que me parece interesante es que en cada partida que juguemos irá aumentando el nivel de progreso general. Esto nos permitirá desbloquear mejoras pasivas permanentes, lo que nos facilitará un poco las cosas en cada nueva incursión. Comenzar con más puntos de fuerza, recibir más oro, tener de inicio un nivel más, o empezar con algún objeto extra. Tenemos unas cuantas por delante aunque eso sí, sólo podemos activar una de ellas, por lo que hemos de escoger con cuidado.
Equípate, muere y vuelve a empezar
En el interior de cada mazmorra iremos consiguiendo armas, armaduras, pociones, libros de hechizos y pergaminos. Lo gracioso y que ya hemos visto en títulos similares, es que desconocemos sus efectos. Podemos beber una pócima pensando que regenerará parte de nuestra maltrecha vida y terminar envenenados perdidos.
Tampoco de esto se libra el equipamiento, ya que a pesar de que normalmente no nos otorgará consecuencias negativas, puede estar maldito. Si es el caso, no podremos quitárnoslo hasta que no encontremos un manuscrito que revoque maldiciones.
Para poder descubrir los efectos de estos artefactos, la manera más rápida, aunque no la mejor, es usarlos. Una vez hecho esto, los siguientes iguales que encontremos ya indicarán las consecuencias de su utilización. Otro modo de hacerlo es utilizar un pergamino de identificación. Con él, podremos revelar sus poderes sin arriesgarnos. Eso sí, todo esto funciona para cada partida. Una vez muertos, cambiarán las secuelas que inflija cada uno de ellos.
Otro dato de interés lo tenemos en algunos escenarios, en los que existen diferentes altares. Estos nos conceden diversos regalos a cambio de materiales o dinero. En ellos podremos, por ejemplo, romper equipamiento, pergaminos o pociones para conseguir otras nuevas, o incluso intercambiar oro por una cantidad aleatoria de vida. Mención especial al sarcófago que mejora nuestras estadísticas a cambio de perder una buena porción de salud. Hay que pensárselo muy bien.
Coopera, muere, muere de nuevo y vuelve a empezar
Algo que Binding of Isaac no tuvo en su lanzamiento y se añadió a posteriori, se encuentra de inicio en Vagante. La posibilidad de jugar en modo multijugador, tanto local como online. Hasta cuatro jugadores podrán juntarse en salas de juego privadas, o uniéndose a otras ya creadas por otros. Obviamente esto facilita enormemente las cosas, sobre todo si complementamos bien las habilidades y estrategias de las distintas clases.
Lo interesante es que en esta modalidad, al morir tendremos una nueva oportunidad de volver de entre los muertos. Eso sí, primero lo haremos convertidos en esqueletos vivientes y con habilidades más limitadas, y si sufrimos una segunda defunción, nos volveremos unos espectros, pudiendo únicamente explorar el escenario. Menos mal que en cada área de descanso nos podrán revivir en las lápidas que aparecen junto a la hoguera.
Gráficos, sonido y vuelta a empezar
Gráficamente nos encontramos con un título en 2D de estética pixelada, muy similar a Spelunky, aunque con un acabado menos cartoon y más de estilo 16 bits. Sus colores son bastante apagados en general, lo que le da un aspecto lúgubre que le viene como anillo al dedo. Las animaciones van acordes a los videojuegos que homenajea, así que no esperéis un gran despliegue en este apartado. Aún así, está muy trabajado, sobre todo los enemigos más poderosos.
Musicalmente hablando, cada bioma, que consta de tres mazmorras, tiene siempre la misma melodía. Eso, sumado al hecho de que vamos a repetir pantallas en incontables ocasiones, hacen que nos terminemos por cansar de ellas. Que conste que no son malas en absoluto, pero las oiremos constantemente.
Por otra parte, no escucharemos ningún tipo de doblaje en Vagante y todo lo descubriremos mediante textos. La pega es que estos se encuentran únicamente en inglés. Nada de traducción a la lengua de Cervantes en esta ocasión. De todos modos no hay apenas argumento, por lo que con saber lo básico para conocer los detalles de cada pieza de equipamiento o hechizos, es más que de sobra. Y si no, probando se entiende la gente.
Conclusiones y a volver a empezar
¿Fan de los rogue like clásicos y desafiantes? Entonces Vagante debería ser una compra obligada para ti. Difícil pero divertido, a la par que tan frustrante como satisfactorio. En resumen rápido, Spelunky con más toques RPG. Uno de los títulos más interesantes del año, y con los titanes que tenemos este mismo mes, eso no es moco de pavo.
Allons-y!