En este análisis de Touken Ranbu Warriors encontrarás que la fórmula de Omega Force se puede adaptar a absolutamente todo.
Hoy en día si algo existe, Omega Force le echó la mano para convertirlo en un musou. Eso es así, culpable, y ni tan siquiera si eres una reputada franquicia de móviles que solo te conocen en Japón — como Touken Ranbu, aquí presente — te vas a salvar. Es el caso de nuestro análisis de Touken Ranbu Warriors, una franquicia que en Japón tiene su buena fanbase pero que aquí no la conocíamos ni hartos de vino.
¿Qué es Touken Ranbu?
Pues básicamente es una franquicia de juegos de móviles (gacha) donde debíamos coleccionar «husbandos» que suponían la reencarnación de espadas legendarias de Japón. Su éxito fue tal, que acabó teniendo un anime y productos de merchandising que se vendían como rosquillas. Claro está, su público mayoritario son mujeres, pues hablamos de personajes sexualizados para ellas y explotando los estereotipos que están de moda.
Sin embargo, Omega Force tuvo buen ojo en querer hacerle un musou, un género que en Japón gusta muchísimo (aparte de a un servidor) y su éxito consiguió desbancar incluso a Leyendas Pokémon: Arceus en su primera semana. Ahora nos llega aquí, pero teniendo en cuenta que los musou nos gusta solo a 4 frikis contados, estamos ante una franquicia desconocida en occidente y aún por encima sus jugadores potenciales aquí son en su mayoría hombres… Cualquiera diría que estamos ante un tiro en el pie.
Aunque parece que Touken Ranbu no lo va tener fácil para dejarnos huella, le vamos a dar la oportunidad. Por suerte, como ya he dicho, soy un fanático del género y veremos qué podemos sacar de esta nueva apuesta de Omega Force.
Menos abarcar, más constreñir
A diferencia de otros musou donde el objetivo era darte en la cara con tropecientos personajes, escenarios, modos y locuras que se le ocurriesen a los desarrolladores, Touken Ranbu prefiere ser más comedido y centrarse en dar más mecánicas chulas, ser más accesible y potenciar a los pocos personajes que podemos controlar. Porque sí, culpable, venimos de estar acostumbrados a llevar sobre 50 o 100 personajes jugables a tener solo 15, sin embargo, los diseños, animaciones y personalidades de los mismos están a un nivel que ya le gustaría a otros juegos de la desarrolladora.
Es que además, en combate, aunque todos se controlan igual — el que se comparta el esquema de control ya forma parte de los pilares del género — tenemos bastantes combos para aprender, creando sinergias muy chulas entre ellos, y los ataques especiales, pues cada personaje incluye hasta 4 cometidas especiales que se suman al ataque ranbu (musou) y al especial final. Si todo esto lo combinamos con sus esquivas y defensas, nos da un sistema bastante resultón que lo sitúa por encima de la media de juegos de Omega Force, aunque sigue quedándose parco si lo que buscamos son experiencias más Hack and Slash.
Los escenarios, aunque en Switch la verdad es que lucir, poco, presentan caminos y un trabajo de exploración «algo mayor» también para el género. En general se les nota más mimo, aunque la mano austera de Omega Force sigue presente para dejarnos claro que sigue siendo de los elementos más perjudicados. Lo de esta compañía con los escenarios es de crimen organizado, pero bueno, aquí hemos venido a hincharnos el pecho de poder matando enemigos y lo demás, como que da un poco igual.
Cuida a tus husbandos, culpable
Aparte de combatir, si el principal reclamo de Touken no es otro que atraparte por la belleza de sus «husbandos», era obvio que podríamos interactuar con ellos. Pero apagad los pensamientos sucios, culpables. Aquí lo máximo que tendremos es una serie de minijuegos donde podremos hacer la comida, limpiar y otras actividades cotidianas con los señoritos a través de quick time events bastante… faltos de gracia.
Por lo demás, podemos repetir niveles cuantas veces queramos para subir de nivel a los personajes y la afinidad entre ellos. La misma aumenta si llevamos a personajes de compañeros a la batalla y hacemos ataques combinados, ¿qué pasa si la elevamos al máximo? Pues que desbloquearemos escenas secretas que profundizan en el pasado y las relaciones de los mismos. ¿Que si hay romances, preguntas? Pues no, se dan muchas piezas e indirectas para que los más fogosos os perdáis entre vuestros «shipeos» infinitos e imposibles, pero no hay nada explícito. Lo siento, bellos.
Tampoco me puedo dejar en el tintero hablaros del Modo Galería. Sí, es menester que este modo esté en todo videojuego que se precie, pero aquí, aparte de las imágenes y arte de rigor, tenemos clips de animación muy chulos que nos picarán el gusanillo para echarle un vistazo a su anime.
Análisis de Touken Ranbu – Otro musou para la cesta
Algo que tampoco me ha gustado es la falta de variedad entre estilos de combate. La historia nos narra el conflicto entre los guardianes del tiempo, más concretamente los protectores de que la era Sengoku transcurra como tiene que transcurrir. Como dije al inicio del texto, somos encarnaciones de espadas legendarias, como Masamune, y nuestra labor será eliminar a los revisionistas en forma de demonios que invadirán este idílico mundo que actúa de frontera temporal. Debido a esto, la inmensa mayoría de personajes seleccionables solo usarán espadas, por lo que el set de animaciones y las maniobras de combate no serán muy diferentes.
Se hace fuerte en el combate en sí, teniendo muchas mecánicas para traer la muerte a nuestros rivales y sabe despertarnos calorcito en el pecho viendo las cantidades de enemigos sucumbidos ante nuestra espada. Algo inherente a los musous pero que aquí sube un nivel al ser más permisivo con los combos y nuevas técnicas que sientan bien a este estilo de juego.
Touken Ranbu es una licencia nueva aquí y creo que introducirla mediante un musou es un error y de los gordos. Ni es un género querido, no viene localizado al castellano, falla en un pilar de los musous esencial como es el tener infinidad de contenidos y su propósito no queda muy claro. No sé, culpable, gustar me ha gustado, pero creo que recomendaría otros musou primero cuya licencia sea algo más reconocible (hola, Fire Emblem) con la que el jugador pueda empatizar.
Total, que para dar espadazos podemos hacerlo en cualquier juego, y si además podemos disfrutar de un poco de buena gestión, mejor que mejor. Caso de Dynasty Warriors 9: Empires, el cual podéis leer su análisis aquí.