Ha pasado ya bastante tiempo desde que Bandai Namco publicase el último gran título de su saga de rol fetiche. Tales of Berseria marcó el final de un ciclo que llevó a la saga a conocerse a nivel mundial pero que la dejó muy exprimida en cuanto a ideas y argumento.
Ahora, con las pilas cargadas y con muchos nuevos planteamientos, nos traen una aventura completamente cerrada sin fisuras, con personajes redondos de los pies a la cabeza y con una jugabilidad que roza la perfección. Sin embargo, y como os contamos en el análisis de Tales of Arise, aún le quedan algunas asignaturas pendientes por resolver. Pero lo que sí podemos confirmar al cien por cien es que el salto cualitativo es importante.
Tales of Arise nos mete de lleno en una historia que, a priori, es tipicona. Un imperio malvado somete a otro con menos recursos y los esclaviza para su propio beneficio. Bajo esta idea, los chicos del Tales of Studio nos van introduciendo poco a poco un mundo lleno de tópicos que sirven de excusa para presentar a sus personajes y sus locuras.
Alphen, un muchacho sin memoria e inmune al dolor (que no al daño), será el que nos lleve de la mano junto a Shionne, una chica con una maldición que impone dolor a todo el que la toca, a través de dos mundos «gemelos». Sin embargo uno de ellos es tecnológicamente superior y aprovecha esto para invadir al otro sin miramientos.
Sin embargo, lejos de ser todo lo que aparenta en un primer momento, las cosas se van enredando poco a poco hasta dejar al descubierto una verdad mucho más siniestra. Y es que, sin hacer spoilers, os avisamos que posiblemente estemos ante uno de los Tales of más oscuros que se han atrevido a hacer hasta la fecha. A pesar de su estilo anime, muchas de las escenas que veremos están llenas de sangre, dolor y pueden llevar a ser hasta impactantes de lo duras que son. Todo ello sin desentonar con la trama que nos cuentan ya que prácticamente con cada paso que vamos dando se vuelve más y más siniestra.
Pero esta trama consigue llegar un punto más allá gracias a los personajes que la llevan. Dejando de lado a los dos protagonistas, el equipo que podremos formar para viajar por Tales of Arise son cada cual más carismático. Y lejos de dejarse llevar pos los clichés tradicionales de la saga, esta vez han apostado por algo bastante distinto. Ya no veremos los mismos arquetipos pero con cambios de cara, sino que realmente encontraremos personalidades bien definidas y con un carisma bastante peculiar.
El juego se toma su tiempo en presentarnos a todos y cada uno de ellos en sus respectivos arcos iniciales y, posiblemente, nos darán las 20 horas antes de que los tengamos a todos en el equipo. Al menos si te dedicas a hacer secundarias y a ver todas las skits (historias personales) que vamos encontrando por el camino. Gracias a ellas vamos a entender, y mucho, la relación y las motivaciones de todos los miembros del equipo.
No están puestas ahí para hacer bulto, como ocurría en otros Tales of anteriores. Esta vez priman las skits series y de contenido intenso a las humorísticas y simpáticas. No es que se olviden de ellas, pero esta vez prefieren mantener el ambiente oscuro de la trama en estos rincones de los personajes.
El resultado es que realmente empatizamos mucho con lo que nos van presentando y vemos una evolución palpable de la mayoría de los personajes. Sobre todo de Alphen y Shionne, que son los que nos acompañan desde el principio. Así, cuando les van «pasando cosas» el impacto es aún más fuerte.
Algo en lo que innova sin duda alguna Tales of Arise es en los gráficos que nos presenta. Sin llegar a ser unos de última generación como los que se suelen ver en otras sagas, el motor gráfico del título realmente es un salto cualitativo con respecto a los anteriores. Nos vamos a encontrar con escenarios muy ricos y muy variados. De hecho, conforme vayamos avanzando encontraremos realmente joyitas visuales que nos van a dejar embobados.
Lo mismo pasa con los personajes. Los protagonistas, y los que nos acompañan, así como los enemigos principales, disfrutan de unas animaciones y de una expresividad que no habíamos visto hasta la fecha en un Tales of. Siguen manteniendo en estilo anime inconfundible de la saga, pero el detalle con el que se mueven es prácticamente como estar viendo un anime en tiempo real. Pero un anime de los buenos, no de los de relleno hecho con pocas ganas.
Por desgracia, este detalle y este mimo no lo vamos a encontrar en otros aspectos del juego ya que más allá de esto que os he mencionado, el resto es más bien del montón. Los habitantes de los pueblos, los enemigos comunes y algunas zonas, sobre todo las de interior, se quedan muy lejos de este estándar del que os hablaba antes. Cuentan con animaciones toscas y lentas, en el caso de los aldeanos, y de poca variedad, en el caso de los enemigos estándar.
Resalta mucho cuando nos encontramos en un «cara a cara» con un secundario que nos da una misión y los protagonistas hacen virguerías pero el pobre pueblerino apenas abre la boca. Aquí se nota que los recursos estaban limitados y decidieron tirar por los protagonistas al cien por cien.
Otro elemento que sufre un lavado de cara gráfico son las skits de las que os hablábamos antes. Ahora ya no son simples escenas estáticas con una imagen de los participantes y poco más. Ahora son como páginas de un manga animadas. Y la verdad es que el efecto es muy bueno. En primer lugar porque, a diferencia de las anteriores, nos permite ver los trajes que le decidimos poner a nuestro equipo en todo momento, y en segundo porque le da un toque muy dinámico. y detallado.
Tales of Arise saca partido de casi todo lo que se presenta por delante para ponernos un reto. Si ya la historia de por sí tiene cosas a hacer, aún se nos presentarán muchas más conforme avancemos. Evidentemente, tendremos misiones secundarias, pero no es ahí donde gastaremos el tiempo.
El desarrollo de los personajes va por títulos. Al cumplir determinadas condiciones desbloquearemos un título y cinco habilidades relacionadas con él. A veces son artes, a veces son mejoras, pero siempre son interesantes. Y estos títulos se ganan por casi todo lo que hagamos. Hablar con gente, andar, pegar patadas, hacer hechizos, romper guardias, pescar, cambiarnos de traje, rescatar búhos… hay de todo y para todo, la verdad.
En este sentido, vamos a ver cómo hay muchas cosas a las que dedicar el tiempo. Explorar, buscar, repetir… sin embargo, al hacer esto nos daremos cuenta de una cosa. Y es que estamos ante un mundo con mucho muchísimo detalle y con unos protagonistas detallados al máximo… pero vacío. Los aldeanos no se mueven de su sitio, siempre hacen lo mismo, y en escenas donde hay acción, los de «relleno» también son estáticos. Es una mezcla muy extraña de ver, la verdad. Y por desgracia, a veces te choca y te deja un poco fuera de juego.
Hay momentos en los que se está librando una batalla y los aliados y enemigos simplemente están el uno enfrente del otro sin apenas moverse, dando la sensación de que no hay dinamismo en el mundo. De hecho, da la sensación de estar bastante desaprovechado. Los rincones que hay en el juego, muchos, se quedan en nada ya que pocas veces tenemos que hacer nada en ellos. Solo hay algunos enemigos y poco más.
Es una tarea pendiente en Tales of Arise, pero no es nueva de la saga. Ya los juegos han venido dejando este tema en un segundo o tercer plano. Esperemos que lo afronten más pronto que tarde.
Vamos al grueso de la jugabilidad en Tales of Arise: los combates. Esto es algo donde Bandai Namco ha puesto mucho empeño en tratar ya que sigue por el camino que llevaban sus predecesores… pero con grandes cambios.
Tales of es una saga de rol de acción, y aunque los combates se desarrollan fuera del mapa (al chocar contra un enemigo ese nos traslada al escenario de combate), todo lo que allí pasa es una verdadera locura. Podremos elegir cualquiera de los seis protagonistas para jugar como principal aunque es muy probable que tengas que hacerte, al menos, con los controles de Shionne y Alphen.
Lo bueno es que cada uno es de su padre y de su madre y no tiene nada que ver con los demás. Así nos encontraremos con personajes puramente físicos, otros defensivos y otros de apoyo o mágicos. Cada uno de ellos se centrará, además, en un aspecto en concreto de la batalla. Por ejemplo, cuando haya que romper defensas podremos usar los movimientos especiales de cada uno de ellos pero si necesitamos bloquear a un enemigo que viene a hostiarnos cuando estamos preparando un hechizo podremos usar a otro.
Este acceso rápido a otros personajes y sus habilidades «potenciadas» está hecho precisamente para que un solo jugador tenga al alcance de su mano todas las posibilidades del equipo. Pero, por desgracia, esto ha hecho que ahora no pueda ser multijugador. Y eso es algo que echaremos de menos, y mucho, si la saga sigue por este camino.
Otro elemento que se ha visto modificado es la posibilidad de acceder a una serie de artes o habilidades durante el combate. En otros Tales of (como el Xillia) según la combinación que hicieses podías llegar a tener más de 20 artes al alcance de la mano. Para ello se usaban los botones de acción junto con los joystick de mando, que hacían de selectores. Ahora solo dispondremos de seis artes durante el combate. Tres en tierra y tres en el aire.
Sí que es cierto que, según qué personaje, esto podrá duplicarse, ya que cada arte puede ser transformada mediante cargas o habilidades especiales en otras. Pero lo que al inicio parece que es algo malo, porque no hay tanta diversidad, al final acaba siendo muy útil.
Podemos cambiar estas artes en cualquier momento, incluso durante el combate. De forma que si nos enfrentamos a enemigos débiles al viento, podremos recolocar las habilidades que más daño les hagan y dejar para otro momento las de tierra o agua.
Al final tendremos que pasar por todas ya que muchas de las habilidades se desbloquean bien por un árbol de habilidades que vuelve a usar los títulos como centro de mando, o bien por el uso de las que ya disponemos. Y es que cuanto más usemos las artes, más fuertes se harán… y más sorpresas nos darán.
Personalmente el sistema de curaciones no me termina de convencer, pero te acostumbras y le ves su cosa. Así que dadle una oportunidad, que tampoco es para tanto.
Nuevamente, y a modo de resumen, he de decir que la demo no le hizo justicia al juego, ya que era caótica y no explicaba nada. Pero jugar a Tales of Arise desde el principio y viendo cómo evolucionan los personajes es realmente una gozada. Y la cosa continua creciendo cuando piensas que no puede llegar a más. Hay miles de cosas por hacer que desbloquearán artes, títulos o habilidades. Así que explora y dale a todo.
Tras el desastre que fue Tales of Zestiria y el descontento que causó que fuese un juego incompleto (con DLC de historia o con anime o segunda parte que explicaban más las cosas), Bandai Namco dejó la saga reposar. Se hizo un cambio de productor, de ritmo y de mentalidad y el resultado ha sido este Tales of Arise.
Tenemos delante un juego más adulto que los anteriores pero que conserva la esencia de la franquicia. Es rápido, directo, divertido y es un verdadero reto si subimos la dificultad. El cambio gráfico le sienta de maravilla pero peca de dejar el mundo vacío. Aún así, la historia, el peso de los protagonistas y el combate van a hacer que se os caiga la baba y os enganchéis, y mucho, al juego.
Tal y como esperaba, Tales of Arise es el break que necesitaba la saga. Y parece que ha salido muy bien.
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