Ha llegado la hora de sacar al ruedo nuestro análisis de Star Wars Battlefront II y ver qué nos ofrece la saga espacial por excelencia más allá de cajas de botín y sus comentadas polémicas. ¿Estará la Fuerza de su lado?
Cada vez que Star Wars se deja ver en forma de videojuego, es motivo de celebración. Sí, puede que hayamos tenido títulos mejores y peores, pero eso no nos quita las ganas y la emoción de bucear un poco más en una de las sagas más queridas del cine.
Por desgracia, su último paso por consolas ha sido sonado pero por otras cosas. Y sí, hablo de las cajas de botín, tema que tocaremos en este análisis de Star Wars Battlefront II, a parte de muchos otros.
Más y mejor
Cuando se anunció que el primer juego que iba a llegar en este renacimiento de Star Wars iba a ser Battlefront, muchos fuimos los que casi nos quedamos picuetos de la emoción. Y no es de extrañar viendo el historial de la saga con Pandemic Studios.
Solamente imaginar todo ello con la tecnología actual me ponía la piel de gallina. A parte, estando los padres de Battlefield detrás, las cosas pintaban realmente bien. Sin embargo, al final nos quedamos con un juego a medio gas debido a su falta de contenidos.
Con estas asignaturas pendientes, el objetivo de DICE con Battlefront II era más que obvio. Más mapas, más héroes, más contenidos… Y, obviamente, expandirse más allá de la trilogía original. Pues bien, podemos alegrarnos ya que, efectivamente, contamos con un juego de Star Wars que sí que puede sacar pecho con sus números. 18 escenarios, 11 héroes y 39 vehículos divididos en las tres eras de la saga son los ingredientes principales de este juego.
Gracias a esto, pasaremos un buen montón de horas jugando hasta poder catarlo todo. Sin duda aquí DICE ha logrado convertir el mayor defecto de su precuela en su mayor virtud, dándonos a los fans de Star Wars lo que queríamos.
Otra de las novedades que llegan con Battlefront II son las clases. El sistema de personalización de soldados ha sido sustituido por algo más clásico. Así, contamos con cuatro clases básicas y dos desbloqueables, cada una con sus características. No dejan de ser los esquemas básicos de soldados, francotiradores, lanzamisiles y demás, pero esto le da más consistencia y variedad a las batallas. A parte, podemos personalizar cada una de éstas clases, pero ya hablaré de ello más adelante.
Para rematar las mejoras, dejamos de lado las fichas de vehículos y héroes. Ahora para poder usarlos deberemos canjearlos con los puntos que ganemos en partida. Gracias a esto, se premia a los jugadores que mejor lo están haciendo y se deja de lado el componente de farmeo de la precuela. Una vez más, aplausos para DICE.
Volvemos al campo de batalla
Más allá de estas novedades la estructura del juego no ha cambiado mucho. Sigue siendo un shooter por equipos donde debemos cumplir los objetivos de turno simples como defender tanques o acabar con cierto número de soldados. Eso sí, la chicha de las partidas reside en el avance de éstos objetivos. Y es que cuando completamos éstos, veremos cómo los límites del escenario cambian para adaptarlo a la misión actual.
Gracias a esto, conforme avanzan las partidas iremos recorriendo distintas partes del mapeado. Con esto ganamos en variedad y, sobretodo, en realismo.
Centrándonos más en los mapas, he de decir que éstos han logrado impresionarme. No solamente contamos con una buena variedad entre los escenarios, sino que éstos imponen. Los enormes árboles de Kashyyyk, los cruceros en los cielos de Hoth, los AT-AT caminando a tu lado… Hay tantísimos detalles en partida y todos ellos tan grandes que la escala te hace sentir como un individuo pequeño en medio de un gran despliegue. Simplemente espectacular.
Junto a estas guerras campales también tenemos las batallas espaciales. En ellas nos toca pasar a los mandos de los cazas para ya sea destruir cruceros espaciales, bases en tierra o lo que toque. Aquí las acción es mucho más directa que en tierra, aunque los objetivos son más estáticos. Por ello, éstas se hacen más repetitivas que las batallas terrestres. Pero ojo, esto no quita que las batallas espaciales sean la mar de divertidas.
A ello hay que sumarle el fantástico control de las naves, cortesía de Criterion. Gracias a él, es la mar de sencillo hacer piruetas y moverte con total libertad, lo que hace de una persecución entre dos naves un show digno de las películas. Eso sí, las hitbox están mal calculadas, lo que se traduce en choques contra la nada al pasar cerca de algunos objetos del escenario. No debería ser un problema difícil de arreglar, pero jode mucho morir sin más por culpa de esto.
En la siguiente página tenemos historia, sus males y nota
Ampliando la historia
Personalmente no soy de esas personas que echaron en falta una campaña en Battlefront, pero las quejas estuvieron ahí. Aquí DICE vuelve a demostrar que han escuchado a los fans añadiendo ahora un modo historia. En él manejamos a Iden Versio, la líder del Escuadrón Infernal, un grupo de élite del Imperio. Tras ver la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte, seguiremos sus pasos para frenar a la Alianza Rebelde.
De primeras suena interesante ver el mundo de Star Wars desde los ojos de un Imperial. Así podemos descubrir que no estamos ante gente malvada, sino individuos que han nacido bajo el reinado del Emperador y que ven a los rebeldes como terroristas. Sin embargo, esta vertiente tan interesante llega a ser poco explotada.
Por si esto fuera poco, también hay pegas en la trama en general. Lo normal es que una historia vaya hacia arriba para crear un nudo y un desenlace interesante. Aquí, sin embargo, las cosas van hacia abajo, siendo todo cada vez menos interesantes. Además, ésta intenta conectar los episodios VI y VII, pero se queda en una serie de cameos forzados para justificarlo.
Aun con esto y su estructura lineal, la cosa no deja de ser una mera escusa para sentirte el protagonista de turno mientras pegas tiros y pilotas cazas, algo que se deja jugar y entretiene bastante durante sus cinco horas de duración. A parte, recordemos que este no es el modo principal de juego, por lo que es normal que sea el que tenga mejora acabado.
A parte de la historia, también tenemos una vez más el modo arcade. En él, tenemos diferentes misiones predeterminadas que cumplir. Matar a X enemigos con Darth Maul en Naboo, resistir asaltos con Luke… Sí, llegan a ser pocas misiones y cortas, pero cumplen su cometido. Además, contamos ahora con la posibilidad de crear partidas personalizadas, haciendo así nuestros propios arcades o batallas terrestres, algo que los fans echamos en falta en el primer Battlefront.
Como estar dentro de las películas
No puedo hablar de Battlefront II sin pararme en su apartado técnico. Todos ya sabemos de lo que es capaz el motor Frostbite. Sin embargo, aquí nos vuelve a dejar con el culo roto.
Visualmente el juego es un auténtico lujo, y no solamente en los modelados y texturas. Donde realmente luce Battlefront II es en los efectos de luz. Más de una vez me he quedado mirando como un bobo los reflejos de los sables láser.
Otra parte donde Frostbite se luce es en las caras de los héroes. Puede que algunas estén regular, pero otras como las de Iden Versio o Leia logran hacernos dudar en momentos si realmente son ficticias o no.
Por su parte, el apartado sonoro es brutal. Melodías de las películas, sonidos fieles a éstas… ¡Hasta voces en castellano! Por desgracia, no contamos con las voces de los personajes originales de las películas. Es comprensible por los costes, pero se hace raro escuchar a nuestros héroes con voces distintas.
El Lado Oscuro de las cajas
Y llegamos al punto negro del juego: las cajas de botín. Tras tantas semanas de polémica creo que todos sabéis un poco de qué va el tema. Sin embargo, las cosas son más graves de lo que parecen al principio.
Como mencionaba antes, tanto los soldados como los héroes y naves cuentan con varias mejoras. Eso sí, éstas se desbloquean mediante cajas que iremos comprando con dinero del juego.
Sí, hay cartas que cambian habilidades por otras. Sin embargo, también las hay que dan mejoras, como puede ser mayor velocidad de regeneración de vida. A esto hay que sumarle que cada carta tiene un nivel del 1 al 4, siendo el efecto más potente. Por otra parte, podemos tener tres cartas equipadas por clase, pero para desbloquear dichos slots hace falta tener un nivel de cartas específico. Así, si quieres poder equipar dos tarjetas necesitas tener un total de rareza 5 entre todas las cartas que poseas de él.
Esto es bastante grave, pero la cosa ya se vuelve gorda cuando vemos que la manera principal de conseguir cartas son las cajas. ¿Qué implica esto? Pues que el progreso en el juego lo rija el azar. Por culpa de esto, no puedes especializarte en una clase, sino que dependerás de lo que te toque. Sí, se pueden crear cartas con materiales, pero éstos salen en cajas y, una vez más, dependiendo de la suerte. Y que queréis que os diga, si el progreso en el juego depende de la suerte pues vamos mal, muy mal.
Conclusiones – Análisis de Star Wars Battlefront II
Si valoráramos los contenidos Battlefront II estaríamos hablando de un juego sobresaliente. Técnicamente es espectacular, su jugabilidad es sólida y es divertido como él solo. Sin embargo, el tener un sistema de progreso dependiente del azar de las cajas y toda la polémica alrededor de éstas lastran mucho el acabado final del título. Resulta irónico, pero el juego refleja la batalla entre el Lado Luminoso y el Lado Oscuro. Lo disfrutas a tope hasta que te topas de nuevo con las cartas y las cajas. Y creedme, es una lástima ver como un juego con tanto potencial acaba lastrado por la avaricia.