SHIFT, no contenta con Code Vein, vuelve a salirse de su zona de confort. Te contamos qué nos han preparado con el análisis de Scarlet Nexus.
Puede que Shift no os suene mucho si no estáis acostumbrados a jugar propuestas japonesas algo extrañas. Esta compañía, instaurada en 1996, lleva más de 25 años de experiencia en el sector y ha estado detrás de muchos juegos que seguro que cubrieron vuestra infancia. Esa trayectoria ha desembocado en este análisis de Scarlet Nexus, el cual supone el summum de la compañía.
[divider]Shift, padres de God Eater y Ape Escape[/divider]
Como decimos, este estudio ha estado detrás de innumerables videojuegos que seguramente hayan pasado por tus manos culpables. PlayStation fue la plataforma donde se dieron a conocer, con el extravagante Devil Dice, pero fue en PSP donde su reputación empezó a coger fuerza.
God Eater fue su propuesta para combatir a Monster Hunter, un juego que hasta ahora era creador y rey en su género. Estábamos ante una historia postapocalíptica llena de matices, personajes para el recuerdo y enemigos imponentes que nos hacían la vida imposible.
Por supuesto, no fue capaz de hacer sombra a la obra de Capcom, pero sirvió para que el estudio estableciese su propia zona de confort. Aventuras de acción repletas de variables, complejidad, diseños anime y atmósferas de mundos que ya vieron sus mejores días.
God Eater como caldo de cultivo para Scarlet Nexus
God Eater también significo el estrechamiento de lazos entre Shift y Bandai Namco, los cuales actuarían de mecenas para dos entregas más que verían la luz en el futuro. Con la segunda parte en PSP, maduraron sus ideas mientras que con God Eater 3 constataron que sabían manejarse fuera del entorno portátil y que eran capaces de mejorar sus sistemas.
Pero no contentos con ello, decidieron dar un paso más allá. Miyazaki, con su afamado Demon’s Souls, revolucionó el mundo de los ARPG y en Shift querían probar suerte con este nuevo género conocido como souls like.
Así pues, llegaría Code Vein, el cual aunaba de nuevo los elementos base de God Eater (ambientación, estilo visual, caracteres para personajes) pero aferrándose a la jugabilidad desafiante de los souls like. Hay que reconocer que no llegó a buen puerto, con diversos errores de diseño y cultivando unas críticas algo tibias.
No obstante, lo aprendido serviría para animar al estudio a probar otra vez con algo novedoso: Scarlet Nexus.
De nuevo, el apocalipsis como telón de fondo
Scarlet Nexus, sí, supone un pasito a terreno desconocido, pero también agarrándose a lo que uno controla sin muchos aspavientos. Quiero decir, este debe ser ya el quinto juego de Shift en el que coge como base un futuro postapocalíptico.
En esta ocasión, la humanidad vive en una ciudad a buen recaudo, seguros de un entorno hostil lleno de criaturas que podrían borrarlos del mapa. Para su seguridad, existe una división de gente con poderes que se encarga de formarse y patrullar para que nada se salga de la ecuación.
Nosotros podemos escoger entre dos protagonistas, cuyas historias serán diferentes pero que convergerán en distintos eventos de la misma. En este punto debo decir que Shift ha echado toda la carne en el asador, presentándonos la que es quizás la mejor historia que han escrito.
Esta está bien desarrollada, con un ritmo excelente que va de menos a más y con personajes poliédricos que esconden más de lo que muestran a simple vista. Es cierto que patina en algunos momentos, pero nada grave frente a una trama sólida, madura, larga y que sabe atraparte para que no pierdas detalle.
Acción, elementos RPG y el poder de la mente
Donde vemos el mayor de los esfuerzos de Shift por querer innovar es en el sistema de combate. El mismo se aleja de las dos fórmulas anteriores (Code Vein y God Eater) para traernos un entorno más cercano al hack & slash, donde el combear y timear movimientos se convierte en nuestra gasolina.
Ambos protagonistas tienen el poder de la telequinesis, o lo que es lo mismo, el poder de controlar objetos con la mente. Con los clásicos botones de golpe suave y fuerte, tendremos que ir generando combinaciones simples, mientras que con otro botón iremos enriqueciendo los combos a base de empotrar objetos del escenario a los enemigos.
Esto va ir cogiendo complejidad conforme avancemos en la historia. Acabaremos aprendiendo fintas, contras, golpes aéreos, remates y hasta fatilities muy vistosos y tremendamente orgánicos.
Sin olvidar a nuestros compañeros. Scarlet Nexus nos emparejará con multitud de personajes que nos ayudarán en batalla, no solo participando activamente en las mismas, sino cediéndonos sus poderes temporalmente.
Por ende, podremos embadurnar nuestros ataques de elementos como electricidad, endurecer nuestra piel para sufrir menos daños, ralentizar el tiempo o crear clones de nosotros mismos. Esto se irá potenciando conforme vayamos estrechando lazos con dichos personajes.
Aprendiendo a desarrollar el componente social
El hecho de crear unos personajes con un trasfondo interesante ahora viene acompañado de la necesidad de desarrollar sus lazos afectivos. Es un clásico que en sagas como Persona, esto beneficie al jugador de ciertas maneras. Scarlet Nexus roba la idea a la saga de Atlus, haciendo que sea posible mejorar las relaciones afectivas a cambio de recompensas.
Por una parte, podemos hacer regalos a los personajes, aumentando así el nivel de la habilidad que podemos copiarle en batalla. Por otra, tenemos una especie de «WhatssApp» donde podemos chatear con ellos, donde nos contarán sus problemas, comentarán el día a día e incluso podremos aceptar misiones secundarias para aumentar su afinidad.
Claro está, esto se extiende a otros ámbitos y acciones, como el poder quedar en un bar a tomar algo o el simple hecho de llevarlos con nosotros a luchar.
Aparte de esto, el juego está plagado de conversaciones estilo visual novel y cinemáticas donde la historia se irá desarrollando a paso lento pero firme.
La mano de Kota Ochiai de nuevo
El artista repite papel tras dejarnos unos diseños de infartito tanto en God Eater como en Code Vein. Aquí vemos como sigue en sus trece de hacer diseños de anime algo más seriotes de la media y con cierta personalidad, aunque no se salva de caer en los tópicos de protagonistas de flequillos imposibles y a los cuales les haría falta hacer dietas de calorías plus.
A nivel animaciones quizás estemos ante el juego más trabajado de la compañía, desbordando una gentileza genuina y sobre todo, unos gestos faciales dignos de cualquier estudio top de animación. Si bien es cierto que esto no se aplica a todos los personajes por igual, teniendo los NPC animaciones más pobres y básicas.
En cuanto al músculo gráfico per se, tenemos una de cal y otra de arena. El juego despliega un repertorio de efectos especiales bastante interesante, así como de físicas, sumado a unos modelos de personajes bien detallados y con un texturizado competente.
Ahora bien, el trato de los escenarios me ha parecido excesivamente paupérrimo. Están faltos de detalle, son muy encorsetados en exploración y les falta definición de texturas. Realmente parecen estar una generación por debajo del resto de elementos gráficos.
Deleitándonos en lo audiovisual
Así como Go Shiina nos dejó patidifusos con su enorme talento en God Eater, Shift ha decidido darle la oportunidad a Hayata Takeda para que nos embelese con sus temas electrónicos. Se nota que el estudio buscaba enfatizar la ambientación futurista. El componente tecnológico impera en la trama de Scarlet Nexus y se apoya con ahínco en su potente banda sonora.
Sintetizadores, percusión electrónica, instrumentos experimentales, mesas de mezclas… Todo se junta para hacer temas que elaboran una sinfonía que recuerda a la obra de Shoji Meguro (Persona 5) e incluso a la de Satoshi Igarashi (Astral Chain).
Es que además dedica tiempo a introducir instrumentos más clásicos, como pianos, violines y hasta contrabajos para darle vidilla a los temas más dramáticos. Takeda ha demostrado con Scarlet Nexus ser un todo terreno de la composición que no escatima ni hace ascos a nada, con tal de crear entornos vivos para nuestros oídos.
Shift tropezando con la misma piedra
Aunque en general Scarlet Nexus es un título que se esfuerza en hacer muchísimas cosas bien, Shift sigue teniendo que mejorar en otras tantas. Empezando por su curva de dificultad. El juego es ameno y lo hace bien a la hora de ir introduciéndote mecánicas para que experimentes con ellas (aunque algunos tutoriales son para dar de comer aparte).
Sin embargo, hay ciertos momentos donde el nivel de desafío se dispara y no hay nada que te haga sentir qué es lo que estás haciendo mal. Ciertos combates contra jefes son puro desgaste de tiempo más que de habilidad y eso me hace rememorar ciertas batallas infumables del primer God Eater.
Su mundo, compuesto de escenarios cerrados y separados por pantallas de carga, no invita apenas a la exploración. Hay secretillos, conversaciones interesantes con NPC que sirven para tapar huecos narrativos, objetos… Pero la configuración de los mismos te bloquea mentalmente para que vayas a tu objetivo principal y pases de todo.
Luego la trama, aunque incido en señalar la calidad y profundidad de la misma, es lo suficientemente enrevesada como para no enterarte de nada como te desconcentres un segundo de la pantalla.
[divider]Mejor pero no definitivo[/divider]
Scarlet Nexus se puede entender como una carta del progreso de Shift como hacedora de videojuegos. ¿Es su obra más pulida, ambiciosa y memorable? Yo digo un sí rotundo. Ahora, le falta mucho por mejorar y en concreto creo que se ha dado algún que otro paso para atrás respecto a God Eater 3.
Sus combates son adictivos y espectaculares, su trama es directamente la magnum opus del estudio y el universo que han creado, aun repleto de clichés de la compañía, es lo suficientemente sólido como para que queramos saber más todo el rato.
Me fastidia esa curva inconsistente de dificultad que plantea, otra de las marcas de la casa, mezclándonos combates anodinos con otros que nos harán pasar un infierno. Pese a todo, Scarlet Nexus es un juego que encantará a muchos y que a buen seguro hará delicias entre los fans de Shift.