El Reino Digital necesita al elegido para ser salvado y casualmente somos nosotros. Bienvenidos a nuestro análisis de Narita Boy.
Por fin. Ha tardado más de lo esperado, pero ya tenemos entre nosotros el título del barcelonés Eduardo Fornieles. Una oda a los años ochenta más retro futuristas, a la par que un homenaje nostálgico a los videojuegos de aquella época. Si sois tan viejunos como yo, seguro que os gusta este análisis de Narita Boy.
Studio Koba, con la ayuda de Team 17, ha dado forma a esta epopeya con reminiscencias a varias obras clásicas de aquella generación. No sólo videojueguiles, sino también cinematográficas. Pero sobre todo, han creado un título muy divertido y de esos que se te quedan grabados a fuego en la memoria.
Siempre debe haber un Elegido
El argumento inevitablemente nos sonará a cientos de aventuras anteriores. Un mundo en peligro, el elegido que no sabe de su condición, un viaje de maduración y aprendizaje… Se me vienen a la cabeza varias películas, series o videojuegos, con historias similares. Pero aún así, tiene toques originales y mucha personalidad.
Por un lado tenemos al Creador, un hombre que ha fabricado un ordenador conocido como Narita One. Además, también ha desarrollado el primer juego para esta máquina, Narita Boy. Lo malo es que desde hace un tiempo, este Reino Digital salido de su mente se encuentra en peligro.
Un programa conocido solamente como Him ha corrompido el código binario, borrando por el camino los recuerdos del programador. El único modo de solucionar el embrollo es restaurar la memoria del Creador, y que así la realidad deje de estar en peligro.
Para ello, el programa supervisor llamado Motherboard, que se encuentra en el interior del juego, activa el protocolo Narita Boy. Esto invoca a un joven del mundo real al interior del Reino Digital, pues sólo él es capaz de empuñar la Tecno-Espada. Esta es la única arma capaz de acabar con Him y sus secuaces.
Mucho aire retro
Por supuesto en una obra de estas características, la estética es uno de los factores de mayor importancia. Todo lo que vemos nos recuerda a otros trabajos audiovisuales como Another World, Tron, o Flashback, entre otros. Esto significa neones por todos los lados, y un aire retro futurista que nos trae viejos recuerdos.
Es más, para hacernos sentir como en aquella época, toda la aventura posee un efecto de aberración cromática como si estuviésemos jugándolo a través de un monitor de tubo. Incluso veremos constantemente las distorsiones típicas de esas pantallas. Esto al principio resulta algo molesto, pero pronto nos olvidamos de que está ahí.
Esto es debido a que la jugabilidad de Narita Boy es una auténtica gozada. Aquí es donde se nota que estamos ante un título actual. El movimiento del protagonista es fluido como pocos, y tanto el combate como las zonas plataformeras son divertidísimos. La verdad es que este apartado es una delicia.
Sin olvidar lo moderno
Por otra parte, a primera vista podría darnos la sensación de que su estructura es la de un metroidvania, pero no es así. Estamos ante un plataformas 2D bastante lineal, pero que conserva toques de exploración y varios secretos por descubrir.
Esto es debido a que pese a no poder volver a zonas anteriores, dentro de cada una de ellas tendremos libertad de movimiento. Además, nuestro protagonista irá desbloqueando nuevas habilidades a lo largo de la aventura, gracias a las cuales, conseguiremos acceder a zonas antes inalcanzables.
Tampoco hay que olvidar que por el camino, nos encontraremos unos extraños portales que nos podrán transportar hacia nuevas localizaciones. Estos, contienen unos símbolos que debemos desbloquear buscándolos por los escenarios. Mirad bien, ya que algunos forman parte del argumento, pero otros nos llevarán a lugares secretos.
Por último en este apartado, durante la aventura tendremos algunas fases en las que el héroe irá montado a lomos de un peculiar corcel, o surfeando sobre un típico Floppy Disk. No será durante mucho tiempo, pero son momentos que le otorgan mayor variedad al título.
Nostalgia ochentera
Como ya hemos comentado, su apartado técnico es un viaje al pasado. El diseño del Reino Digital y de sus habitantes es muy original, a la vez que recuerda en algunos aspectos al clásico de culto, Tron. Principalmente en su estética y el abuso de las luces de neón.
El conjunto hace que visualmente estemos ante un título con mucha personalidad y que es difícil de olvidar.
Y si con su aspecto nos quiere llevar de vuelta a los ochenta, el apartado musical termina de conseguirlo. La música contiene temas llenos de ritmo, algunos muy épicos y otros mucho más atmosféricos. Una maravilla de banda sonora que hará las delicias de muchos viejunos.
Narita Boy estará disponible mañana mismo para PS4, Xbox One, Nintendo Switch y PC a través de Steam. Os recordamos también que los usuarios de Xbox Game Pass, podrán disfrutarlo en la aplicación desde el día de lanzamiento.
Allons-y!