¿Os gustaría emular a Jack Sparrow desde vuestro sofá? Nosotros ya lo hemos hecho y os lo contamos en nuestro análisis de King of Seas.
Surcar los mares a bordo de un navío del uno al otro confín y viviendo cientos de aventuras siempre ha sido el sueño de mucha gente. Bueno, al menos cuando somos niños. Por suerte, podemos hacer eso mismo sin peligro alguno desde nuestra propia casa, como os vamos a mostrar en el análisis de King of Seas.
Las historias de piratas rara vez pasan de moda y cuando lo hacen, terminan volviendo con energías renovadas. Eso mismo han debido de pensar los chicos de 3DClouds y Team 17, por lo que nos han brindado la oportunidad de echarnos al mar ya sea para saquear, comerciar o combatir con otros barcos.
[divider]Del uno al otro confín[/divider]
La verdad es que no nos hace falta mucho más para izar velas y surcar el océano. De hecho el argumento del juego es bastante normalito, sirviendo de excusa para ponernos manos a la obra.
En el título, podemos escoger entre Marylou o Luky, dos hermanos hijos del rey y herederos al trono. A los mandos de uno de ellos, terminamos siendo falsamente acusados del asesinato de nuestro padre, y atacados por la Marina Real. Tras hundir nuestro barco, somos dados por muertos y finalmente salvados por un grupo de piratas.
Resulta que el jefe de estos fue amigo y compañero de nuestro progenitor, por lo que se ofrece a ayudarnos a limpiar nuestro nombre. Así pues, nos ofrecen un modesto navío y nos invitan a navegar como su capitán para descubrir la verdad, mientras nos convertimos en un auténtico pirata.
Ya veis que tampoco han reinventado la rueda con el argumento, aunque por el camino se nos desvelará alguna que otra sorpresa. De esta manera, tendremos una historia principal acompañada de las típicas misiones secundarias.
[divider]Pirata multitarea[/divider]
Quizá lo malo es que estas últimas se repiten hasta la saciedad, y son casi todas de recadero, junto a algunas que nos piden eliminar objetivos concretos. Por suerte no tenemos la obligación de hacerlas, puesto que podemos conseguir dinero o experiencia de otras maneras.
Una de ellas será el comercio por ejemplo. En cada puerto, tendremos un mercado en el que vender y comprar los materiales que hayamos ido recolectando en nuestros viajes. Además, los precios serán distintos, por lo que con el tiempo sabremos en cual adquirir un tipo de producto más barato y en cual venderlo a mayor precio.
Otra opción será la de conquistar otros puertos destruyendo el fuerte que los protege. Esto además, nos permitirá mejorar dichos asentamientos para que nos proporcionen más oro y personal, o potenciar su defensa de modo que no nos los quiten de nuevo.
Por supuesto también podremos dedicarnos a atacar a otros navíos y así robarles su cargamento. Estas batallas navales son probablemente lo más divertido del juego. Lo que por otra parte me recuerda que no os hemos hablado del manejo del navío.
[divider]Izando velas[/divider]
Aquí sus desarrolladores han tratado de que sea menos arcade que si fuese un juego de naves. Por ello, tendremos que tener en cuenta diversos factores al echarnos al mar. Uno de ellos será el viento, que en función de hacia donde sople, nos otorgará mayor o menor velocidad.
A eso hemos de sumarle la opción de izar uno, dos o tres conjuntos de velas, lo que también influirá en nuestra rapidez o la capacidad de viraje de nuestro buque. Al principio nos costará acostumbrarnos a estas mecánicas, pero con el tiempo le pillaremos el tranquillo.
De esta manera, nos sentiremos un poco más los capitanes de un auténtico navío mientras exploramos todas las islas del enorme mapa. Por cierto, este se genera de manera procedural al inicio de cada nueva aventura, otorgándole algo más de rejugabilidad al título.
[divider]Un pirata algo diabólico[/divider]
En la práctica, nos encontramos ante un RPG de acción de perspectiva aérea estilo diablo. La novedad aquí resulta ser que nuestro personaje principal es el barco en sí. No esperéis pues saltar de la nave para explorar islas o pelear contra esqueletos, como sí sucede en el divertidísimo Sea of Thieves.
Pero aunque esto pueda resultar extraño de primeras, enseguida nos acostumbramos. Al fin y al cabo nuestros barcos (podemos tener hasta cinco distintos), pueden ser mejorados al igual que hacemos en otros títulos de rol. Por ello, al completar misiones o destruir buques enemigos, conseguiremos gran variedad de equipamiento de distintas rarezas.
Este puede ir desde diferentes tipos de cañones o balas, nuevos tipos de velas, mejores armazones para el barco, e incluso distintas tripulaciones. Todos estos elementos, cuentan con sus propias estadísticas que mejoran la vida, el daño, o la velocidad de recarga, entre otras cosas.
Eso sí, hay que tener en cuenta varios factores a la hora de utilizar unos u otros objetos. Y es que como es habitual en este tipo de juegos, un objeto puede mejorarnos algo, pero no disponer de otra característica que nos interese. Obviamente ahí ya dependerá de cada uno el cómo personalizar el barco.
[divider]Escogiendo nuestro camino[/divider]
Del mismo modo, al conseguir experiencia subiremos de nivel, lo que conlleva obtener un punto que podremos utilizar en un completo árbol de habilidades con tres ramas distintas.
De esta manera tendremos la opción de mejorar la velocidad de la nave o su maniobrabilidad, conseguir mayor cantidad de oro, mejorar la armadura, o hacer más daño, entre otras cosas.
También hay que tener en cuenta los distintos tipos de salud del buque, en este caso hablamos de las velas, el casco y la tripulación. Esto es importante tanto a la hora de atacar como de defenderse.
Por ejemplo, si nos quedamos sin velamen, nuestro navío irá más lento, mientras que si el número de nuestros grumetes disminuye, tardaremos más tiempo en recargar los cañones. Y por supuesto, el armazón es literalmente la vida de la nave. Si llega a cero se acabó.
Esto, a la hora de atacar a otros barcos nos permite también escoger el tipo de daño que queremos infligir. Para ello, podremos cambiar en cualquier momento entre los tres tipos de balas disponibles. Aunque en la práctica, normalmente lo más rápido es atacar directamente el casco del rival.
[divider]El poder de un pirata[/divider]
Menos mal que también disponemos de habilidades especiales o magias. Podremos utilizarlas en cualquier momento, aunque tras su uso tienen un tiempo de refresco. Con ellas podemos decantar la balanza muy a nuestro favor si las utilizamos sabiamente.
Tenemos bastante variedad en este apartado pudiendo lanzar barriles explosivos, volvernos incorpóreos para no recibir daño, crear un señuelo para que distraiga a los rivales, o incluso invocar a un kraken, por ejemplo. Se podrán llevar hasta cuatro distintas equipadas.
[divider]Gráficos y sonido[/divider]
En cuanto a su apartado técnico, se nota a la legua que nos encontramos ante un título independiente con las limitaciones que ello conlleva. Pero sí es cierto que a primera vista, tiene un aspecto resultón y graciosete que entra por lo ojos. Tampoco es que la obra pretenda ser un referente gráfico. Al menos es totalmente estable en su frame rate.
En cuanto a la parte auditiva, el sonido del océano, de las velas o de los cañonazos está muy logrado, siendo de lo más inmersivo. Además, aunque la mayor parte del tiempo no escuchamos melodía alguna, en momentos específicos como los combates las que se oyen son bastante épicas. Más de una se nos quedará grabada en el cerebro.
[divider]Conclusiones[/divider]
Si venís buscando un Sea of Thieves ya podéis daros la vuelta. Por el contrario, si tenéis ganas de un RPG un tanto atípico, esta propuesta independiente puede ser interesante pese a lo pelín repetitiva que llega a ser.
Allons-y!