Death Stranding fue y sigue siendo una rareza digna de estudio. Por ello nos preguntamos hasta qué punto la coletilla de “director’s cut” es acertada, pues jamás Hideo Kojima dejó tanto su marca en un videojuego. De hecho, esta coletilla tampoco gustó al japonés, como ya expresó en Twitter. Fuera como fuese, hoy os traemos el análisis de Death Stranding Director’s Cut.
El estudio de Hideo Kojima debería estar inmerso en el desarrollo de otro videojuego, porque lo cierto es que el contenido añadido en esta versión de Death Strading se antoja algo… vago. En nuestro canal de YouTube podéis ver contenido de la versión original de Death Stranding, así como opiniones al respecto y alguna guía.
Como he dicho al principio, Death Stranding es una rareza aún a día de hoy. Han pasado casi dos años desde su lanzamiento y casi tanto tiempo desde mi última partida y, al volver a él, he vuelto a comprobar lo único y arriesgado que es este juego.
Podría extenderme hablando de sus mecánicas, de cómo el juego conecta con el jugador a través de su jugabilidad y de cómo Hideo Kojima explora un mundo que parecía más reservado a los juegos indies. Pero creo que lo más correcto es que si queréis conocer el juego al detalle, os paséis por el análisis que mi compañero Marcos Casal escribió en su día.
En cuanto a mis sensaciones con el juego, debo decir que desde que lo jugué en su día he pensado en él varias veces. Y lo he hecho porque tengo la certeza de que jamás jugaré algo similar. Es un juego que me dejó esa huella imborrable que sólo las grandes obras consiguen. Porque Death Stranding es una obra mucho más que un producto y, quizás, ese sea el principal problema de esta Director’s Cut, que busca ser producto para aquellos que no supieron apreciar la obra. Contentar a aquellos usuarios que se quejaban de un combate pobre o unas mecánicas poco divertidas. Y es una pena, porque los añadidos son del todo prescindibles y buscan añadir una serie de tropos jugables que, francamente, no necesitaba.
Y es que las principales novedades de este Director’s Cut, versan sobre todo en añadir una serie de tropos jugables que aportan más bien poco a la obra. Hablo de rampas locas para hacer el cabra con la moto, robots que nos siguen donde vayamos o un circuito de carreras que me parece la mayor ofensa que se le podía hacer a un videojuego donde la conducción es tan regulera. Pero vayamos por partes.
Death Stranding Director’s Cut nos añade una serie de juguetitos para facilitar un poco la vida al jugador. O al menos a medias, porque honestamente, no creo que empañen la experiencia demasiado. Estructuras como la catapulta o el puente quiral tienen una utilidad muy situacional, y personalmente no creo que les lleguemos a dar un uso muy grande.
Por ejemplo, la catapulta consume mucho recurso de la red quiral, y el lanzamiento que permite hacer de nuestra carga no va más allá de unos metros. Nos daremos cuenta de que es mucho más sencillo enganchar la sobrecarga que llevemos a un trineo e ir arrastrándolo, como en el juego original. El puente quiral… no le veo utilidad existiendo las escaleras, pues cubre aproximadamente la misma distancia y resulta igual de ancho.
Un añadido que me parece un culmen de la absurdez es el de las rampas lanzadoras. No aportan nada al juego, son extremadamente situacionales y, debido al mal control de los vehículos, difíciles de usar.
Otras novedades a destacar son el jetpack y el robot que nos acompaña. Respecto al primero, poco se puede decir. No podremos volar con él, simplemente podremos saltar al vacío y frenar la caída con él. En definitiva, tiene más función de paracaídas que de otra cosa y equiparlo supone usar casi toda la mochila, lo que al final será más contraproducente que útil.
El robot que nos sigue sí resulta útil y sí puede romper un poco la experiencia. Es como un trineo inteligente que nos sigue a todas partes con nuestra carga. Podemos incluso separarnos mucho de él que nos terminará encontrando y llegando a donde estemos. Podremos, incluso, montarnos en él para que Sam descanse. Eso sí, utilizarlo nos hará ganar menos puntos en nuestro reparto. De todos los añadidos, este puede que sea el que más rompe la experiencia.
Una moto con un soporte de carga adicional, un exoesqueleto que nos ayuda a mantener el equilibrio, o una batería extra mejorada son otros añadidos que están ahí, no molestan, facilitan un poco las cosas pero no rompen la experiencia de juego.
El punto negativo, absurdo y ridículo es la adición de un circuito de carreras. No me quiero extender mucho más en algo que me parece faltarle el respeto al mundo de Death Stranding, pero básicamente podremos construir un circuito de carreras en el que correr con los vehículos de siempre y alguno nuevo, con el fin de competir contra nuestro propio tiempo.
También se han añadido una serie de misiones al más puto estilo VR de Metal Gear Solid, donde podremos competir contra el tiempo de otros jugadores, así como de probar las armas que tengamos y las nuevas, como es el caso del cañón maser, una suerte de pistola eléctrica que aturde a los enemigos.
Voy a hacer una breve reflexión al respecto de este modo. En el Death Stranding original, cuando Sam recibía un arma nueva, se nos invitaba a probarla en combate. Esto generaba en el jugador unos niveles de estrés considerables, pues tener que enfrentarse a los EV de los que tanto tiempo llevabas huyendo, suponía romper el miedo y superarnos como jugadores dentro de un mundo hostil. Eso, con la zona de entrenamiento, se ha acabado. Y es una pena.
Nuevas capas de personalización, el contenido de PC de Half-Life y Cyberpunk, nuevas carreteras, repetir combates contra jefes, armas nuevas, combate mejorado… lo cierto es que de nuevo contenido no va corto. El problema, quizás, sea la poca utilidad o necesidad de este contenido. Para el jugador neófito son añadidos que se desbloquean poco a poco y cobra muchas más sentido que para el jugador que continúa su partida después del final. Eso sí, ver todo el contenido “pequeño” nuevo nos llevará algunas horas.
Por último, mencionar que ahora tendremos una serie de encargos clasificatorios que nos pondrán a competir con otros jugadores por la mejor puntuación. Y bueno, en un juego donde la soledad y ayudar a otras personas es la base principal de su existencia, estas cosas sobran. No molestan, pero tampoco aportan.
Quizás lo más atractivo para los jugadores veteranos sean las nuevas misiones de trama que se han añadido. El jugador que ya completó el juego recibirá un mensaje y podrá hacer las misiones seguidas, pues todas ellas se desarrollan en una misma zona en la primera región del mapa. No obstante, el jugador nuevo irá recibiendo estas misiones poco a poco.
Pues bien, lo cierto es que han resultado ser un poco decepcionantes. La historia que esconde no es demasiado relevante y la jugabilidad que ofrecen, tampoco. Hace gracia ver los guiños descarados a Metal Gear, pero más allá de eso, no aporta gran cosa salvo añadir un poco de historia al acervo del juego.
Por otro lado, el juego ha mejorado sus menús, siendo más intuitivos y claros. Ahora podremos eliminar iconos del mapa, ver qué estructuras están dañadas, así como una brújula mejorada. También se han añadido nuevos encargos que nos servirán para explorar una faceta del juego que parece que se olvidó en el original: el deshecho de cadáveres. Lo cierto es que toda excusa es buena para seguir perdiéndonos por los caminos.
Quiero señalar también que algunas de las estructuras que creamos habrán desaparecido (no todas). Esto es un dolor para los que teníamos una red de tirolinas perfectamente diseñada, pero también sirve de excusa para volver a echar horas arreglando el desaguisado. Si disfrutaste con el original, tendrás ganas de más.
En cuanto al apartado técnico, poco más que decir. El juego va a 60 fps en todas las opciones, por lo que las diferencias son mínimas. El uso de los gatillos está limitado a cuando Sam transporta una carga en exceso pesada, que nos costará mantener más el equilibro al pulsarlos. La vibración y el sonido de BB sí se han visto mejorados.
Death Stranding Director’s Cut es la mejor versión para jugar un juego que debería ser obligatorio para todo jugador. El jugador que venga a él de nuevas se encontrará una versión más accesible por sus menús mejorados, y más variedad a la hora de enfrentarse a nuevas a situaciones. Los añadidos no facilitan en exceso ni rompen la experiencia de hacer las entregas. En cambio, las tablas clasificatorias, las carreras o el modo entrenamiento hacen un flaco favor a un juego que va de otra cosa, que jamás buscó gamificar una experiencia personal e íntima.
Así pues, el jugador veterano encontrará una excusa perfecta para volver a un juego que probablemente le marcó un antes y un después en su vida como jugador. Eso sí, nada de lo nuevo que encuentre aquí será equiparable a lo que el juego base le dio. En otras palabras, si quieres volver, es el mejor momento de hacerlo, pero no te perderás nada si no lo haces.
Esta revisión de Death Stranding busca una gamificación innecesaria y tiene sabor a buscar réditos comerciales más que a expandir la obra original. No obstante, me es imposible no recomendar hasta el infinito un juego único y que hizo tantas cosas bien en su día. Así pues, es imposible no recomendar una versión que, pese a sus cosillas, mejora en todo al original y, aquello que lo empaña, es fácilmente evitable. Si no has jugado a Death Stranding, debes hacerlo.
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