Los Atelier han ido evolucionando enormemente desde sus inicios. De juegos con un estilo más RPG con alquimistas, pasamos a una estética moe donde la dulzura hace que nos suba el azúcar hasta límites insospechados. Y en ese punto tan diferenciador se han ido desarrollando la mayoría de sus títulos, trayéndonos títulos con una gran cantidad de fans a sus espaldas. Y como nos gusta abrir (o cerrar) más la saga a futuros alquimistas, allá va nuestro análisis de Atelier Ryza Ever Darkness & the Secret Hideout.
¿Qué es un alquimista? A día de hoy, si nos hicieran esta pregunta, íbamos a saber responderla de una forma u otra. La culturilla popular de la mitología medieval, series y demás ayudan a demás. Pero ahora imaginad que estáis en un pequeño pueblo con pocas comunicaciones, y que la sociedad no está tan avanzada como actualmente. Pues no tendréis ni idea de qué es. Y eso es lo que le ocurre a nuestra protagonista, Ryza.
Sí amigos, por primera vez, nuestro personaje principal no tiene como fijación principal la alquimia. Como hemos dicho, ella no tiene ni repajolera idea de lo que es. ¿Qué le mueve entonces? Pues las ganas de aventura junto a sus dos compañeros. Se siente «atrapada» en su pequeño pueblecito, y le encantaría vivir aventuras. En ese punto, es cuando, por una cosa u otra, la alquimia llega a su vida de manos de dos nuevos residentes del pueblo. Y así es como se forjan las leyendas.
Bueno, no, puede que no tanto, dado que la historia, como es costumbre, es bastante ligerita, aunque toca temas que nos sorprendió ver en un primer momento. Cosas como el buylling, la madurez, el maltrato y demás son tocados aquí, aunque, como hemos dicho, debido al estilo «alegre» del juego, casi que se resuelve todo muy al estilo anime. Pero está bien que se ofrezcan diferentes puntos de vista.
Y es que el juego, pese a versar sobre la alquimia, y tenerla presente, no se siente como el eje central de la misma. En Atelier Lulua, por ejemplo, éramos la hija de una alquimista, y nuestra meta era mejorar en ello para ser como nuestra madre. Aquí podría decirse que es un hándicap, un añadido para llegar a otras metas. Por usar un símil idiota, sería el acceder a los aparatos de Doraemon, sólo que estos requieren conocimiento y esfuerzo por parte de la persona que los necesita.
En ese sentido, se siente que la trama tiene una evolución respecto a anteriores títulos. Y, por supuesto, hace que le cojas cariño a los personajes. Como persona que suscribe estas líneas, tengo que reconocer que en un primer momento el personaje de Ryza no era santo de mi devoción. Demasiado vive la vida, demasiado estereotipo. Y, pese a que con el avance de la historia aún se le notan algunos tropos, es agradable ver la evolución de la misma, donde puedo reconocer que he pasado a tenerle cariño.
En lo que se refiere a jugabilidad, podemos decir que tenemos un aspecto más clásico y otro más innovador. El primero se trata, evidentemente, del elemento de la recolección y obtención de materiales para la alquimia. Sí, si esperábais que esto se hiciera más simple, apañados vais. Es algo que ha acompañado a la saga desde tiempos inmemoriales, y si se cambiara, ¿quién podría decir que estamos en un Atelier? Nosotros os lo decimos: nadie.
Pese a ello, sentimos que esta recolección, junto a todos los elementos relacionados con la alquimia, se han simplificado bastante. El encontrar los objetos en el mapeado ya no es tan complicado, y en las recetas parece casi que te lleven de la mano. Cosa que por una parte se agradece, pues no tienes que comerte la cabeza más de la cuenta intentando descifrar cómo hacer una bomba especial o una poción determinada. Y es que los caminos de la alquimia están totalmente visibles una vez tengas la receta básica que puede dividirse en esos objetos. Por ello, te bastará con encontrar el material adecuado que se te indique ahí. Simple, rápido, y para toda la familia.
En cuanto al elemento innovador, no hablamos de otra cosa más que del combate. Puede que para los asiduos a los JRPG no lo sea, pero si sois fans de la saga sí que os supondrá una novedad. Aquí nos encontramos con batallas por turnos, pero en tiempo activo. Y cuando decimos tiempo activo, es tiempo activo para todo, incluso cuando estés eligiendo la acción a realizar, por lo que más vale tener las ideas claras.
No podemos negarlo, este estilo nos ha encantado, a pesar de que nos ha puesto las cosas difíciles en más de una ocasión, y es que había enemigos que pegaban realmente fuerte. La vertiente estratégica que propone aumenta aún más al poder elegir si nuestros compañeros deben guardar sus puntos de acción para realizar magias o simplemente lanzar ataques básicos. Esto se consigue con un simple comando, pero creednos, sabe darnos un enfoque totalmente novedoso.
Para profundizar un poco más, y dejaros las cosas claras, os diremos que estos puntos de acción van rellenándose conforme ataquemos a los enemigos. Podremos ir usándolos para hacer, como hemos dicho, habilidades y hechizos a nuestro gusto gracias a ellos o, si lo preferimos, acumularlos hasta un máximo y gastarlos todos de golpe para mejorar nuestra cadencia de ataques básicos y similares. Sumad a esto también los ataques conjuntos que podremos realizar, que en esta ocasión se darán cuando hagamos caso a las indicaciones de nuestros compañeros, como usar un objeto o magia.
Si hay algo que nos gusta de los Atelier, es su estilo y diseño. Para qué nos vamos a engañar, esos tonos pastel que inundan todo nos reconfortan. En este caso no va a ser una expcepción, claro está. Esos tonos lo inundan todo, dándole al juego el estilo que tanto caracteriza a la saga. Esto se aplica, por supuesto, tanto al diseño de entornos como personajes.
El modelado y acabado de estos, por su parte, nota bastante el desarrollo íntegro en PlayStation 4. Las cosas parecen mejor formadas, cuentan con más detalle y más mimo. Pese a lo cuál, aún se nota que no estamos ante un juego triple A, en especial por problemas de popping, con las físicas de la ropa o a la hora de coordinar las bocas con las voces de los personajes.
Respecto a esto último, y entrando de lleno en el tema del sonido, el doblaje sólo lo tendremos disponible en japonés. Y pese al problema anteriormente nombrado, la calidad de los actores de voz no se pone en duda en ningún momento. Los temas musicales, por su parte, se tornan bastante repetitiva en ciertos puntos, pese a lo cuál encanjan bastante con la temática del juego, si bien no consideraríamos ninguna de ellas especialmente reveladora.
Con esta entrega, podemos decir sin miedo a equivocarnos, que Atelier ha dado paso hacia delante en cuanto a calidad en varios aspectos. Algunos de los más enamorados de la expresividad e innovación de la alquimia pueden verse contrariados, pero en cómputo global estamos ante algo que mejora.
Sigue, pese a todo, sin atreverse a ir más allá, dejando claro que pretende dejar su enfoque al público que le dio fama. A pesar de lo cuál, es una gran aventura para comenzar a dar tus primeros pasos en la franquicia.
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