Animal Crossing traslada la fórmula de móviles y 3DS a Nintendo Switch con bastante acierto. Os traemos el análisis de Animal Crossing: Happy Home Paradise.
No se puede negar que Nintendo ha hecho muchas pruebas en estos últimos años. Algunas le han salido bien y otras… no tan bien (wiiuejem). Sin embargo, muchas de ellas han conseguido tener algo (una chispita, un detalle, una idea…) que ha funcionado bastante bien. Y al final, ha dado sus frutos.
Este Animal Crossing: Happy Home Paradise es una de ellas, ya que recoge lo mejor de los juegos de móviles de la saga y el «spin off» de 3DS, y los adapta a Nintendo Switch y a Animal Crossing: New Horizons de una manera muy acertada.
El añadido (de pago) nos permite romper un poco la dinámica de nuestra isla y ponernos a adecuar otra con nuevas funcionalidades y elementos. Y si le echamos las horas suficientes, al final lo podremos también trasladar a nuestra casa y a nuestros vecinos.
Todo ello sin deshacerse de lo que tenemos que hacer y sin horarios fijos. Lo cual hace que, ya que estamos, nuestras vidas sean un poco más desgraciadas. ¿Por qué no tenemos un trabajo así nosotros?
Pero bueno, que nos desviamos del tema. Vamos con el análisis de este DLC llamado Animal Crossing: Happy Home Paradise.
Bienvenido a tu nuevo trabajo
Se supone que Animal Crossing va de vivir la vida que no podremos tener nosotros nunca. Esa en la que no hacemos ni el huevo y nos pagan por cortar florecitas o recoger maderas del suelo. Sí, el sueño de todo vago en potencia, como un servidor.
Sin embargo, en esta actualización se nos propone ponernos a trabajar. ¡A trabajar! En nuestra isla idílica. La premisa inicial no atrae demasiado, seamos sinceros. Pero bueno, estamos en Animal Crossing y algo bueno tendra que tener. Por lo tanto, cogemos nuestro avioncito de marras y nos plantamos en el nuevo complejo turístico (ecofriendly, por supuesto) listos para saber de qué va la cosa y en qué nuevo lío nos ha metido Tom Nook.
Ya os aviso que el resultado no defrauda en absoluto. En la línea del cachondeo oculto de Nintendo y en hacernos sentir desgraciados y timados a partes iguales, el nuevo trabajo de nuestro aldeano consiste en decorar casas para gente rica y, a cambio de ello, nos pagan en una moneda que solo se puede usar en el complejo turístico.
Vamos, como si te pones a trabajar en Port Aventura y te pagan con vales para gastar en el propio parque. Todo un timo un precioso trabajo bucólico. Eso sí, al menos podemos ir a trabajar cuando queramos y no estaremos sujetos a horarios. Porque sí, queridos culpables, la gente de este mundo es tan particular que a las 3:00 de la madrugada les parece bien ponerse a decorar y comprarse casas. Y todos sabemos que las decisiones que se toman más allá de las 2:00 AM siempre son malas. Pero bueno.
Decorar y redecorar
Una vez hemos aceptado las condiciones del trabajo este de marras, nos toca ponernos manos a la obra. Y la verdad es que, lejos de ser algo soberanamente aburrido, engancha.
Iremos pasando de animal en animal intentando cumplir sus deseos más luminosos (porque ninguno te pide una casa sadomasoquista) y decorando, sin límite de precio ni de objetos, una casa tras otra. Y eso incluye las parcelas, el clima y la hora del día.
Sí que es cierto que nos pondrán unos requisitos, como en el caso de la Academia de Artes Decorativas del juego de móviles. Pero en este caso nosotros no tendremos que fabricar ni llevar nada. El complejo turístico nos lo proporciona. Una maravilla, oiga usted. Y pocas veces se quejan Yo solo he logrado que me digan que no si no pongo alguno de los muebles válidos. Nunca más.
Sin embargo, lejos de ser algo «solamente» divertido para echar el rato, hay una cosa que es lo que más me ha gustado y que se recupera del título de 3DS: las instalaciones.
Conforme se vaya mudando gente a nuestro complejo turístico, nos irán pidiendo más y más servicios. Escuelas, tiendas, restaurantes, bibliotecas… de todo un poco. Y los encargados de darles nombre y apariencia seremos, cómo no, nosotros. Que la verdad, para qué sacarse un grado o una carrera en artes decorativas si podemos ir a este complejo y que nos den monedas de juguete por hacerlo al tuntún.
Lo interesante de decorar estos espacios comunes es que en cuanto estén abiertos al público veremos cómo los habitantes del complejo se acercarán a ellos y los usarán… como toca. De hecho, tendremos que nombrar a los encargados de cada uno de ellos.
Parece una tontería pero en nuestra isla, crear un pequeño restaurante a la luz de la luna solo sirve para que nosotros vayamos con amigos y lo usemos, porque nadie en ella va a hacer eso con nosotros. Sin embargo, en esta expansión sí que se usan como tal. Así que disfrutad y haced fotos… porque son la monda.
Póngamelo para llevar
Desde nuestro primer «sueldo» tendremos la posibilidad de comprar productos exclusivos del complejo turístico y llevarlo a nuestra isla. No se trata de los muebles que desbloqueemos conforme avanza, sino de unos random que hacen sus veces de Mini Nook, pero en este conglomerado de islas.
Por otro lado, visitar a los animalitos que se han instalado en las casas de las islas nos ayudará a estrechar lazos con ellos. Y esto nos permitirá acceder a sus casa de nuevo, a decorarlas e incluso a hacer que convivan con otros. La recompensa, además de la satisfacción de ver a un deportista metido en la casa de un pijo, es que nos irán regalando cositas exclusivas para llevarnos a nuestra casa.
Pero no es lo único que podremos coger. Con cada nuevo inquilino en las islas, tendremos nuevos elementos y artes decorativas. Luces, música ambiente, separaciones y, lo más interesante, la posibilidad de ampliar habitaciones o poner separaciones.
La verdad es que esto amplía, y mucho, las posibilidades decorativas personales. Eso sí, una vez volvamos a nuestro territorio, tendremos que currárnoslo todo nosotros. Crear los objetos (o usar los comprados) y sí que tendremos un límite impuesto por nuestras arcas.
Al final ir a trabajar va a ser lo más divertido de todo…
Conclusiones del análisis de Animal Crossing: Happy Home Paradise
Como veis, este DLC no trae una gran cantidad de cosas variadas por hacer. Siempre serán las mismas, pero lo que hace lo hace muy bien.
Podremos pasar horas y horas decorando, invitando a aldeanos y convenciendo a extraños… y no se acabará nunca. No hay un objetivo claro, como en el juego principal, donde teníamos que conseguir una calificación de 5 estrellas para que viniese Totakeke. Y quizás este sea el único fallo del juego.
No hay valoraciones, no hay reto y no hay un elemento que nos anime a buscar la combinación “perfecta”. Cuando decoremos las casas, simplemente tendremos que poner los tres muebles obligatorios y listo. A partir de ahí, siempre serán “maravillosas” para los nuevos inquilinos.
Dicho esto, si nos da la gana de hacer que la casa de uno de ellos sea un gimnasio… podremos. Y esto al final hace que te sientas un poco “meh”. Al fin y al cabo, tampoco puedes mostrar tus creaciones más allá de redes sociales, ya que no se puede visitar por parte de otros amigos, al igual que con Cayo Fauno.
Pero si te gusta decorar y quieres desbloquear estos elementos, es un DLC completo y muy cuidado. Además, si tienes las suscripción de Nintendo Switch Online + te sale gratis. Y lo que desbloquees te lo quedas para ti para siempre, aunque no sigas con tu suscripción.
Dicho esto, solo me queda deciros una cosa: ¡a decorar!