Parece que Team Ace ha recuperado el sabor añejo de la franquicia. Descubre si es afín a tu paladar con nuestro análisis de Ace Combat 7 para PS4.
Ayyyy que placer es ver a pleno rendimiento a nuestra querida Team Ace. Con su último trabajo, no es que conservarsen una buena reputación pero, tras leer el análisis de Ace Combat 7 para PS4 que os traemos, entenderéis de que forma se han redimido los culpables.
Haber transmutado su marca a la corriente del mercado occidental nos dejó un gran título como Assault Horizon, pero se sacrificó mucho de su esencia, además de dejarse por el camino, muchas de las mecánicas que enfatizaban la simulación tan características de la saga. No obstante, cualquiera tiene derecho a reformularse y el equipo ha regresado con una visión más tradicional y agradecida de sus avioncillos.
Cielos desconocidos – El guión más allá de la cabina.
Desde Ace Combat Zero, uno de los títulos más aclamados de su época en PlayStation 2, el esfuerzo del equipo por ofrecer guiones de un trasfondo encomiable se volvió una tradición. La sexta parte, exclusiva de Xbox 360, tuvo un bajón importante en este aspecto, intentando hacerse fuerte en otros apartados como el arcade, sin llegar a pasar de ser un filete a medio hacer.
¿Qué ocurre con la séptima entrega? Pues mirad, culpables, cuando un afamado director japonés como Sunao Katabuchi coge las riendas, las cosas solo pueden tirar hacia arriba. El guión es sencillamente, sublime.
Usando la técnica narrativa de la perspectiva múltiple de una forma no pareja, Katabuchi nos hace empatizar con el micro-universo de Skies Unknown. Desde los ojos de Trigger, participaremos de forma activa a los mandos de los aviones en las diferentes misiones que desengranan el modo campaña. Mientras que a los ojos de Avril, nos haremos eco de la situación política y económica de las 2 naciones que andan en guerra: Eurasia y Oceanía (Erusea y Osea en la nueva traducción, respectivamente).
Se recupera la distribución geográfica y política de las primeras entregas, prescindiendo de usar un contexto real como hacía Assault Horizon. Esto dio manga ancha a Yuta Hamanaka, director del proyecto, para crear un enfoque del conflicto más moderno.
Por ende, nuevos elementos narrativos entran en escena y que son protagonistas de refrescar el universo de Ace Combat: Los drones y el espacio. Los primeros, cobrarán la forma del nuevo tipo de enemigos a abatir y plantearán cuestiones sobre la eficiencia de los pilotos veteranos frente a máquinas de precisiones quirúrgicas. Lo segundo, simboliza el poder y al libertad del ser humano en tiempos de paz, donde el progreso toma más fuerza para alcanzar límites antes insondables.
La historia se dispensa de varias fomas para el jugador. La más bestia pasa por las cinemáticas, orquestadas por Hibiki Yozhizaki, que en secuencias CGI nos desarrollarán a los personajes clave de ambos bandos además de contextualizar lo que está pasando. Por otra parte, tendremos sendos «briefings» antes y después de cada misión que nos pondrán al día de la política que rodea al conflicto, además de precisarnos más información sobre nuestros objetivos.
Por último, tenemos las charlas aéreas. Inspirándose en el Codec de Metal Gear, nuestros comañeros de vuelo así como nuestros superiores, nos contactarán en la cabina mostrándose un portrait de los mismos, materializándose como una señal visual y acústica vía satelite (es decir, con las clásicas bandas verdes que tan emblemáticas son en Metal Gear). Mediante este sistema, comprenderemos más de sus personalidades, motivaciones y, sobre todo, su estado emocional en el aire, sabiendo en todo momento si están en peligro y debemos correr en su ayuda.
En tintes generales, la historia de Ace Combat 7 es una odisea de redención y sueños a cumplir, que se tuerce en una vorágine bélica súper bien resuelta.
Jefe de escuadrón – A cortar los cielos, se ha dicho.
¿Qué podemos decir a nivel visual de este juegovídeo? Básicamente, que es una maldita maravilla.
La versión que tenemos, como bien reza en el título del análisis, es la de PlayStation 4. Por ende, contar con las limitaciones técnicas de una máquina del 2013 es un punto interesante a tener en cuenta.
Con el predominio de los tonos grises y azules, el título quiere dejarnos claro los temas de su historia por la retina: La guerra (gris) y la motivación por los sueños por cumplir (azul).
Es interesante hablar de la tonalidad porque estos dos colores se asocian mucho a los estados emocionales de la cultura japonesa, de una forma similar a los temas dispuestos en el anterior párrafo. Si los comparamos con Assault Horizon, una entrega pensada claramente para el público occidental, vemos que predominan los tonos marrones y amarillos, colores asociados a la madurez y la seriedad. Estos tonos, es típico vislumbrarlos en obras como Spec Ops: The Line y otros juegos, que gustan tocar temas controvertidos como el de la guerra.
Pero lo que es entrar ya en materia técnica, el juego es una pasada. Concéntrandose sin pestañear en mostrar siempre 60 cuadros por segundo, el modelaje de los aviones es de infartito. Los brillos de la chapa, la finura que desprenden sus acabados… Más nos quita el hipo una vez los vemos en movimiento, con animaciones tan mecanizadas como un avión permite serlo, pero sin renunciar a la fluidez de la que hace gala un caza de batalla.
Ver como un F14 retrae sus alas para alcanzar más velocidad o que un FW-76 abra su escotilla trasera para enfriar los motores en movimiento, son ejemplos que enfatizan el gusto por el detalle del equipo.
Tampoco se queda atrás los efectos especiales. Misiles, radares, efectos climáticos como las nubes, viento o truenos, todo goza de un acabado excelso, nunca visto antes en la serie. Aunque el premio se lo lleva las explosiones, impresionantes, aunque prescindamos de la cámara cinemática que tanto le gustaba abusar a Assault Horizon.
También hace los deberes en cuanto a mostrar el terreno. En este campo, los AC siempre pecaban en ofertar paisajes algo desolados en lo gráfico, notándose claramente su importancia secundaria en las batallas. Aquí gozan de un detalle suficiente y una calidad de texturas notable como para que sintamos que estamos ante un suelo de verdad y no ante una textura mal estirada.
No podemos negarlo, esta es la entrega más puntera en lo visual. Es un hecho cuando vemos que las técnicas cinematográficas empleadas en Assault Horizon para maquillar sus defectos aquí, hacen gala por su ausencia. No hace falta enmascarar nada, todo se ve precioso y fluido.
La guerra Belkan – El regreso del Rey de la batuta.
Aunque estemos ante una saga de nicho, hay un elemento que hace conocida a Ace Combat entre un amplio espectro de jugadores: Su banda sonora.
Keiki Kobayashi se le considera uno de los grandes gurús de las bandas sonoras dentro del terreno nipón, y no es para menos. Temas como Agnus Dei – Megalith, de Ace Combat 4, están al día entre los tops de las mejores canciones de los videojuegos por su exquisitez al combinar macro-orquestas con cantantes de ópera.
Como ya es rutina en este análisis, tengo que volver a mencionar a Assault Horizon, pues fue también el que creo un paréntesis en este apartado. Dejando a Keiki como supervisor, las composiciones estuvieron a cargo de Rio Hamamoto, quien fue capaz de insuflar todavía más épica y testosterona a un juego que lo demandaba en cantidades industriales.
La de AC7 no es tan eléctrica, ni de cerca, pero sí que recupera ese toque exquisito que tan bien sabe inculcar Keiki en sus composiciones.
Si tuviese que escoger un adjetivo para la banda sonora de este título, sería la inteligencia. La capacidad de Keiki me sigue asombrando para escoger los mejores tonos, instrumentos y acordes según el estado emocional de cada cinemática, momento aéreo o situación, de manera que empatizar con lo que estamos viendo, sea casi obligatorio.
Dejando ya un lado el repertorio sonoro, con las voces, el juego también hace unos deberes de sobresaliente. Podemos escoger doblaje inglés y japonés, siendo el primero la elección de un servidor. Buenas interpretaciones y buenos actores (como Robin Atkin Downes) en sus filas. Poca o ninguna pega podemos ponerle aquí.
También podemos decir lo mismo con los efectos de sonido. En los menús, rememoran a Battlefield 3 mientras que ya en las disputas aéreas, recoge lo bueno de las entregas de PlayStation 2, regrabando y reconstruyendo las pistas para que estén a la altura de la presente generación.
Trueno y Acero – La simulación vuelve a ser quien manda.
Decimos adiós a los scripts, quick times y los envoltorios bonitos recubriendo mecánicas excesivamente sencillas. Esto vuelve a ser lo que era, reformulando bases pero sin obviar la sangre que corre por sus venas.
Partiendo de dos modos totalmente diferentes: Básico y Experto, se nos cambiará la forma en la que controlaremos los avioncillos. Con la básica, el movimiento será más arcade, recordando al control de los aviones visto en sand-box como GTA o Just Cause, mientras que con la experta, se recupera el esquema clásico de Ace Combat 6 y anteriores.
Hay que reconocer que ambos modos dejan en nuestras manos un control súper-preciso y fino. Aunque el experto nos las haga pasar más canutas, por tener que controlar los vaivenes del avión y girar apostando las naves, no significa que el esquema básico sea una opción demasiado sencilla como para nublar la experiencia. Ambos modos son igual de buenos para disfrutar del vuelo, recomendando el básico si es la primera vez que juegas un AC en condiciones.
Ya en el aire, tenemos que tener en cuenta aspectos como la munición, la salud de nuestro vehículo y las notificaciones del sistema. Hay una amalgama enorme de detallitos que hay que controlar antes de ser un AS en las «dog fights», como las corrientes de aire, la niebla gélida, las frenadas, contra-puntos… Pero la curva de dificultad acompaña bien y poco a poco, iremos aprendiendo y haciéndolo todo de forma instintiva.
Su forma de plantear la jugabilidad, tan de simulador pero a la vez sin irse tanto por las ramas, hace de la experiencia una sensación muy satisfactoria que te impulsa a aprender y mejorar sin descanso. Porque todo lo que tenemos que hacer, es tácito, no tenemos un botón en pantalla que nos lo indique (a diferencia de Assault Horizon) y será nuestro bagaje de experiencia como jugadores, el que nos indique cuando tenemos que virar para dar esquinazo a un misil o cuando realizar un contra-punto para quedarnos en la cola de nuestro acosador.
Aun así, algunas mecánicas que facilitan el tránsito, como las bengalas anti-calor, siguen existiendo en Ace Combat 7. Tampoco faltan las áreas de daño de las bombas o un radar de 3 fases, que nos permite ver incluso los proyectiles enemigos y sus rutas.
Lo bueno, es que aunque dominemos al completo el comportamiento de un avión, este cambiará cuando cojamos otro (a no ser que sea de la misma familia). Cada nave tiene sus propias estadísticas que se traducirán en más aguante de los disparos, mejor respuesta a la hora de virar, alcanzar velocidades altas más rápido e incluso la capacidad de portar armas secundarias diferentes.
Los aviones podremos personalizarlos. Desde equipar diferentes piezas que mejoren sus estadísticas, el aspecto de la carrocería, pasando a escoger entre un arsenal variopinto de misiles.
Decir que estamos ante la entrega más pulida en control no sería descabellado. Derribar enemigos aéreos es uno de los placeres más culpables que uno ha podido probar en esta generación con Ace Combat 7.
Fuego y Liberación – Experiencia competitiva y realidad virtual.
La otra vertiente que ofrece Ace Combat 7 además de la campaña es el multijugador. Aquí, echaremos batallas multitudinarias aéreas para ver quien es el mejor piloto.
Podemos escoger entre partidas todos vs todos o por equipos, siempre con el mismo objetivo que no es otro que acumular el mayor número de puntos. La mejor forma de conseguirlo es cazando a aquellos jugadores que acumulen más bajas, puesto que el programa los señalizará como una presa recomendable. Derribándolos, conseguiremos una salvajada de puntos.
El progreso de la campaña y multijugador se comparten, permitiendo disponer de los BP (la moneda del juego) para ambos modos y así comprar nuevos aviones con los que sembrar el terror entre el resto de jugadores. Podremos personalizarlos más allá que en la campaña, añadiendo emblemas, nuestro rango de jugador escrito en la chapa e incluso el total de bajas de la partida.
En cuanto a la modalidad de realidad virtual, el juego nos restringe a la cabina, permitiéndonos disfrutar de la experiencia pudiendo alcanzar la vista allá donde el cuello nos deje. Es cierto que mejora mucho la inmersión, a pesar de la falta pulido a la hora de realizar los giros con las gafas, pero el control sigue igual de fino que jugando de la manera tradicional, gracias a que prescinde de los PS Move y obliga a tirar mano del mando.
Electro-esfera – Hora de descorchar el champán.
Team Ace lo ha conseguido. Ha vuelto a recuperar el rumbo, la frescura y la tradición propia de la marca Ace Combat, brindándonos un más que sobresaliente Ace Combat 7. Con un guión de ‘infartito’, una banda sonora para el recuerdo y una jugabilidad más pulida que un diamante, este juegovídeo abre la veda de titulazos para este 2019.