No soy una persona de mirar al pasado, pero viendo Xbox One y el rumbo que ha tomado Microsoft con ella, no tengo más remedio que hacerlo. Xbox 360 fue una «señora consola»: tuvo fallos o aspectos negativos, sí, como los famosas luces rojas o el online de pago (no es que sea malo, pero no gustó al público). Pero destacó en una cosa fundamental a la hora de escoger un sistema de juegos: sus exclusivos tenían alta calidad.
Xbox 360 vio nacer auténticas joyas, como la saga Gears of War, hoy en día considerada de culto para muchos fans, o Mass Effect, un juego de rol queridísimo que se ha ido ampliando con el paso de los años. Pero también es la madre de Lost Odissey, Dead Rising o Forza Horizon. Y continuó con míticas sagas con las entregas de Fable II o Halo 3, y sus siguientes. Auténticos juegazos que requerían tener dicha consola y no era posible jugarlos en otra. ¿Qué ha sucedido con el tiempo?
Elegir entre una consola u otra tiene muchos puntos clave. Potencia gráfica, rendimiento, fidelidad etc. Pero al final lo que vende, lo que determina la compra de una consola u otra, son sus exclusivos. La potencia no, porque para eso tenemos el PC. Las third parties acaban resultando indiferentes según el sistema en el que se jueguen. Son los juegos únicos los que determinarán la decisión de compra de usuario: en qué quiere utilizar su dinero para disfrutar. Y en eso Xbox One está muy verde ahora (y no lo digo porque sea su color corporativo).
La prueba de ello está en Nintendo. Wii U estuvo un paso atrás en cuanto a potencia gráfica respecto a sus rivales (Playstation 4 y Xbox One), pero la calidad de sus exclusivos está fuera de lugar: Mario Kart 8, Xenoblade Chronicles o Splatoon así lo avalan. Y eso que no hubo ningún Zelda en dicha consola (Breath of the Wild está más enfocado a Switch). No fue la mejor en prestaciones, pero la gente la compró por dichos juegos.
Pero estamos aquí para hablar de Xbox One, y la verdad es que su todavía breve historia ya comenzó mal con un disparo en el pie a la hora de lanzar la consola. Por si no os acordáis, se debió a que iba a requerir Kinect obligatorio, al igual que conexión a Internet, y esto elevaba el precio sobre su competidora principal en 100 euracos. Pero el devenir de los acontecimientos hizo que hubiese muchos cambios en la cúpula de la sección de videojuegos de Microsoft y poco a poco fueron dejando la estrategia de Kinect muy atrás.
Ahora nos encontramos con una consola en el mercado bastante potente (si lo es más o menos que PlayStation 4 no es lo que queremos discutir), con un Kinect fuera de escena, un catálogo que ha aumentado gracias a la retrocompatibilidad y un online que es prácticamente la envidia de todas las compañías de consolas. Además, su apuesta por el «todo en uno» de juegos, televisión e internet no está del todo mal. En serio.
Sin embargo, y pese a todo esto, hay algo que falla en Xbox One. Y es que si estás decidido a pillarte ahora mismo una nueva consola ¿realmente piensas en la de Microsoft como posibilidad? Especifico porque no quiero parecer hater. No es que no sea buena la consola pero ¿es este un buen momento para comprar esta consola?
Pues si me lo permitís, creo que por desgracia, no. Es un mal momento para comprar una Xbox One.
Su catálogo de juegos exclusivos se sostenta en pocos pilares: Gears of War 4, Forza Horizon 3, Ori and the Blind Forest… Pero, ¡ah! Tiene trampa: no son exclusivos porque se pueden jugar también en Windows 10. Sí, de acuerdo, también es un sistema de Microsoft, pero no es lo mismo.
Pero sigamos con los «exclusivos». Este año a Xbox One llegan el esperado Cuphead, Crackdown 3 (aunque no digan mucho de él), Halo Wars 2 (que acaba de aterrizar), Sea of Thieves y State of Decay 2. De primeras, todos ellos se pueden jugar también en PC, por lo que la etiqueta de exclusivos es más que relativa. Y de segundas, siendo respetuoso, pero a la vez realista, son juegos interesantes pero, si somos sinceros, no tienen la talla de un Uncharted 4 o un The Legend of Zelda.
Para más inri con este tema, Microsoft ha decidido cancelar dos juegos que prometían aumentar el caché de su consola; y no lo decimos porque «ahora que se han cancelado son tendencia» o por cinismo, sino porque realmente eran juegos llamados a la importancia. Fable Legends iba a ser la nueva entrega de una icónica saga que tiene ADN puro de Xbox; y Scalebound era un producto de Platinum Games que prometía mucho. ¡Dragones y transformaciones! No se puede pedir más.
Pero este no es el único motivo para plantear el hecho de que no sea un buen momento para comprarse una Xbox One. Hay otro, y quizás si cabe, de mucho más peso. Y su nombre es Scorpio.
Microsoft anunció ya el año pasado, durante el E3, que estaba trabajando en una nueva versión de Xbox con muchísima más potencia. Hablaban de teraflops, de 4K, y de mil floripondios varios. Sin embargo, a día de hoy no nos queda demasiado claro si esta es una consola de nueva generación o es una versión mejorada de Xbox One.
Los desarrolladores la tachan prácticamente de consola de nueva generación y la separan bastante del movimiento de Sony con la discutible PlayStation 4 Pro. Afirman que su potencia es algo nunca visto en consolas y que va a sorprender a todos. Por su parte, el tito Phil no ha sido más transparente y solo nos ha dicho que le gusta mucho cómo van las cosas y que, sí, en efecto, saldrá este año.
Sea una consola mejorada de Xbox One o sea una consola de nueva generación, Project Scorpio hace que el hecho de comprarse una Xbox One hoy día se algo, cuanto menos, bastante discutible y solamente justificable si eres fans de los pocos exclusivos que tienen que llegar en lo que queda de año.
Sin embargo, si este es tu motivo, te recuerdo que Scorpio será compatible con todo lo que salga en Xbox One y, en teoría, viceversa… por lo que igual sí que compensa esperar un poco.
Además, echándole un vistazo al mercado actual, las cosas se le ponen aún más chungas a la actual sobremesa de Microsoft. Sony tiene a PlayStation 4 como gran ganadora y dominante de la generación, y sus exclusivos llegan en forma de diversos géneros. Y por su parte, Nintendo lanza en apenas unos días su nueva consola, Nintendo Switch, con un Zelda por bandera y un Mario en Navidades que puede que nos deje con la boca abierta a todos, por no mencionar los que hay por el camino.
En resumen, culpables. Que no tiene grandes exclusivos de la talla del Breath of the Wild o Horizon Zero Dawn, que la sombre de Project Scorpio es muy alargada y que, encima, hay nuevas consolas en el mercado que llaman más la atención que la descuidada Xbox One.
Todo muy chungo para los de Microsoft. Sin embargo, seamos optimistas. Soy realista a la hora de decir que, al menos por mi parte, no encuentro mucho sentido a comprar hoy por hoy, una Xbox One, sin embargo y dependiendo de lo que nos cuenten de ese misterioso Project Scorpio, la cosa puede dar un giro de 180º.
¿Será capaz de responder a esa idea Sony con algo nuevo? Habrá que esperar para verlo, culpables.
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