Microsoft soltó el megatón hace dos días: a partir de junio se venderán Xbox One sin Kinect por 399 euros. Ahora bien, ¿qué consecuencias va a traer esto más allá de las ventas? Los de Redmond parece que lo tienen claro, dejando caer que podría aumentar su rendimiento de cara al futuro.
En una entrevista con Polygon, Yusuf Mehdi, director de marketing y estrategia en Microsoft, ha comentado cómo afectaría la ausencia de Kinect a la arquitectura de la consola. El año pasado, cuando se presentó Xbox One, Ben Kilgore, otro de los jefazos de Micosoft, contó que en One existían procesadores especiales dedicados a Kinect. De esta forma, Kinect siempre está atento, agazapado cual león en la jungla, para recibir comandos de voz. No obstante, ahora que existirán consolas sin la cámara de marras, esto podría cambiar. «Estamos hablando con los distribuidores de juegos sobre hacer algo con ese espacio extra y anunciaremos algo al respecto pronto», ha dicho Mehdi.
Por otro lado, el directivo también ha recalcado de nuevo que Microsoft sigue comprometida con Kinect como un componente clave de su consola de nueva generación. Algo curioso, ya que eso choca frontalmente con el hecho de haberlo convertido en un mero periférico…
¿Qué os parecen las declaraciones de Microsoft, culpables? ¿Creéis que realmente podrá Xbox One aumentar su rendimiento sin Kinect o que es solo humo?
Fuente: Polygon