Watch This es una broma que se estira hasta el límite y no quiere acabar nunca. Watch This es a los videojuegos lo que un papel en el que está escrito “tonto el que lo lea” al humor. Watch This cree tener una premisa inteligente y juega con ella una y otra vez, sin llegar nunca a ser consciente de que es la chorrada más manida de la historia. Watch This es… vale, creo que ya está claro que tengo un par de problemillas con el juego.
Veamos ahora por qué, si os apetece y eso. Si tenéis otras cosas que hacer por mí bien, que ya con el primer párrafo está bastante claro por dónde van los tiros.
¿Has visto alguna vez Gran Hermano? ¿En serio? Bueno, que se le va a hacer. Pues si es así ya conoces gran parte de la premisa sobre la que se sostiene Watch This: un espectáculo televisivo en el que el protagonista es constantemente seguido por cámaras. Con la diferencia de que aquí lo que se mueren no son las neuronas de los espectadores, sino los pobres infelices que protagonizan este show. Y bueno, de paso también el alma de los desdichados que tienen que jugarlo.
[divider]En Madre Rusia laberintos tener más mala leche que Stalin[/divider]
La base del juego es más simple que un botijo y tan satisfactoria como darle patadas a una viga. Empiezas en uno de los dos puntos a elegir y a partir de ahí tienes que superar el laberíntico diseño del escenario y llegar a la salida sorteando todos los peligros. Estos últimos se resumen en dos tipos: pinchos y monstruos.
Así, desde el momento siguiente a que se te muestre la foto de tu familia (que se supone es tu aliciente para conseguir beneficios económicos con el programa) en la que se suele incluir personalidades como Trump o Jesucristo, deberás recorrer el camino correcto hacia tu supervivencia. La tuya como jugador, claro, ya que este planteamiento empieza más bien mal de diversión y acaba volviéndose tedioso hasta lo inaguantable.
El problema es este: ¿qué incentivo real hay para seguir adelante hasta llegar al final? Una parte importante de lo que debe conseguir un videojuego es ofrecer un motivo que te lleve a terminarlo. Algunas obras lo consiguen ofreciendo una historia sólida: un hilo conductor que crea un interés continuo en el jugador por saber qué pasará a continuación. Otras tiran más por la clásica característica principal de un videojuego: lo lúdico, la diversión basada simple y llanamente en unos sólidos controles. Podríamos añadir la forma en la que lo consigue el género de terror, que puede prescindir de una narrativa y jugabilidad brillantes a cambio de otorgar, a base de un buen uso de la tensión, los tiempos, atmósfera y planos de cámara, la tensión que empuja al jugador a aguantar el aliento y seguir sufriendo diversión.
¿Y de qué forma se nos ofrece el incentivo en Watch This? Pues en una totalmente brillante… por su ausencia. No hay ningún motivo más allá de la curiosidad inicial para explorar el laberinto que se te ofrece y una vez mueres por primera vez ya te estás preguntando si seguir intentándolo. Jugablemente tus posibilidades no van más allá de caminar, correr y saltar. La historia es inexistente. ¿Los escenarios? Carentes de cualquier tipo de tensión.
El juego no te ofrece otro aliciente más allá del de evitar la muerte y te deja claro desde el primer minuto que su objetivo es que te mueras. Lejos de ser un desafío, resulta casi más una burla de tus intentos por sobrevivir, ya que los pinchos escondidos y los enemigos que te matan con gran facilidad acaban con tus tres vidas en un instante. Y vuelta a empezar.
[divider]La broma que nunca acaba[/divider]
Una premisa que no puede olvidar ninguna obra si pretende ser de miedo es la de poner al jugador en una situación incómoda, que lo obligue a mantenerse en tensión y le cause temor de lo que viene. El susto, al final, es lo de menos, la guinda del pastel para coronar una experiencia terrorífica.
Por un lado hay que reconocerle a Watch This su capacidad para crear esa incomodidad: efectivamente, al jugarlo nada dan más ganas que cerrar y terminar con esa tortura. Todo aquello que dije debe cumplir un juego de terror se desvanece en esta ocasión porque ni hay nada que perder, ni el ambiente realza la sensación de inquietud, ni los enemigos intimidan de ninguna forma.
Entiendo lo que quisieron hacer sus creadores. Partían de una premisa divertida: un show en el que la diversión reside en las altas posibilidades de morir por parte del protagonista. Un laberinto con numerosas trampas y enemigos que sortear para llegar al final. A pesar de no ser lo más original del mundo, no suena tan mal.
Pero cuando un conjunto de buenas ideas falla en prácticamente todos los apartados de su ejecución, toda la capacidad que podría tener para entretener se desvanece. Y cuando un producto cuya principal función es el entretenimiento no entretiene, entonces no queda nada más que decir.
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