El Tribunal Supremo de Australia ha rechazado el recurso de la multa a Valve que le pusieron en 2014, por lo que tendrá que pagar 3 millones de dólares australianos por su política de devoluciones.
Así están las cosas. Australia le puso una multa a Valve hace cuatro años. Y tras una batalla legal bastante larga, el Tribunal Supremo de Australia la ha cortazo de raíz. Ha rechazado el recurso de Valve a esa condena, por lo que los de Gabe Newell tendrán que soltar 3 millones de dólares australianos (1,87 millones de euros).
En el año 2014, la Comisión Australiana de los Consumidores y la Competencia comenzó a batallar contra Valve en los tribunales. ¿La razón? Que sus políticas no se ajustaban a la Ley Australiana de Consumidores. Entonces, Valve no había puesto en marcha su programa de devoluciones. Por tanto, los australianos no podían devolver juegos ni estos gozaban de garantía.
El caso llegó hasta el Tribunal Federal en 2016, que falló a favor de la Comisión, por lo que le impusieron a Valve una multa de 3 millones de dólares australianos. A finales de 2017, Valve presentó un recurso contra esa sentencia ante el Pleno del Tribunal Federal. Este falló, de nuevo, a favor de la Comisión. E incluso estableció jurisprudencia, ya que argumentó que todos los bienes (incluso los digitales) tenían que estar sometidos a las garantías de los consumidores.
Valve volvió a presentar otro recurso, esta vez ante el Tribunal Supremo de Australia. No obstante, esta instancia lo ha rechazado. Para la Comisión, esta decisión judicial certifica que «las compañías establecidas en el extranjero que vendan a consumidores australianos» deben somerterse a las leyes del país. «Si los consumidores compran un producto online defectuoso, tiene derecho a reparación, sustitución o devolución del dinero», ha subrayado la máxima responsable de la Comisión, Sarah Court.