¿Os habéis parado alguna vez a pensar en todos los tipos de personaje de videojuegos que existen? Mejor aún, ¿os habéis parado a pensar qué demonios es “un personaje”? La Real Academia de la Lengua Española, en su infinita (y estúpida y falsa) búsqueda por autodenominarse madre creadora de todo lo que escupimos por nuestra boca, no nos pone fácil el resolver este dilema.
Según esta institución, un personaje es, dentro del contexto de una obra de cualquier calibre, lo siguiente:
“Cada uno de los seres reales o imaginarios que figuran en una obra literaria, teatral o cinematográfica.”
Fácil, sencillo y para toda la familia. Y a la vez ambiguo, errático y poco convincente para los que nos interesa lo más mínimo las obras con personajes, ya sean películas, series, libros o videojuegos. Como casi todo lo que se propone hacer la Academia.
Cualquiera que esté algo puesto en la narrativa y metido en algún mundillo de ficción sabe que esto no es tan simple. Sabe diferenciar entre un personaje “plano” y un personaje “redondo”. También se diferencian a varios de los diferentes “personajes tipo”. También sabemos que lo correcto no es llamar «personaje» a una persona real para este contexto, pues no tiene el mismo significado. O al menos esto es así por un consenso que nadie recuerda haber firmado nunca, tal como la Academia trata de hacer creer con toda palabra que surge en la noble lengua de Cervantes. Pero no es esto de lo que os vengo a hablar en estas veintitrés horas y cincuenta y seis minutos que la Academia ha insistido en llamar “hoy”.
El quid de la cuestión reside varias líneas atrás, ¿qué es realmente un personaje? ¿De verdad queremos ser tan simples y conformistas como para aceptar una definición vaga y ambigua de una institución cuya definición de “arte” es “Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”?
Lo siento, pero yo no quiero conformarme.
A mi modo de ver un personaje cumple una serie de características muy marcadas. De hecho, a mi modo de ver, encasillar a todo el abanico de representaciones características de un videojuego con el concepto de “personaje” roza lo degradante. No todos los “personajes” de un videojuego son personajes para mí.
Os propongo un ejemplo como una excusa para que veáis que estoy mínimamente cuerdo y no junto palabras sin sentido. O lo intento al menos. Y además os propondré un ejemplo con el que creo que se verá bastante claro. Pensad en un tipo atractivo (según lo que nuestra cultura y sociedad así como la Academia consideran atractivo), de pelo blanco, inteligente, grandilocuente, amable, con gran habilidad en el arte de la esgrima con espadas de plata o hierro y dotes mágicas inculcadas a través de pruebas que han hecho que abandone su lado humano y ahora se le llame “brujo”.
El carnicero de Blaviken, más conocido como Geralt de Rivia, protagonista de la saga The Witcher y de la saga literaria de Andrzej Sapkowski, será nuestro primer ejemplo.
¿Habéis visto todos los rasgos que he dicho sobre él? Pues todo esto está representado en los libros. Eso junto a otra serie de cosas que me dejo por el camino con el fin de no hacer estas líneas más densas y cargantes de lo necesario. Seductor, indeciso a ratos, no se fía de los magos, no confía en un destino por el que se ve atropellado… Digamos que esto es muy subjetivo y entra en juego la valoración de cada persona, pero para mí es lo que se dice un personaje redondo (en resumen que está bien construido, es complejo y más creíble dentro del contexto de la obra) y qué demonios, un buen personaje que mola mucho.
Pese a que a priori parece un cliché (el mejor combatiendo, con talento, guapo, inteligente, amable, el gran héroe) descubres a cada página que en realidad es un personaje cargado de matices, muy de diferentes grises y no tan blanco o negro como puede parecer. Se pone chulo ante una bestia con poderes mágicos capaz de controlar un castillo y al capítulo siguiente está en la casa del alcalde intentando regatearle unas monedas antes de caer secuestrado a manos de unos elfos por proteger a su amigo.
Pero hay un problema que seguro que los más listos ya habréis pillado: capítulos, páginas, saga de libros… Geralt de Rivia, el ideado por Andrzej Sapkowski en sus cuentos y novelas, no es un personaje de videojuegos. Pero es un gran personaje. Sin duda CD Projekt tenía entre manos un grandísimo reto para pasar el tremendo carisma de Geralt de Rivia a un juego donde te dejan además dar tu opinión… o eso parece.
(Geralt en su estado puro)
Y vaya si lo hicieron bien, lo bordaron, lo clavaron, lo hicieron perfecto. De cualquier manera que quieras decirlo y la Academia recoja, pues si no “no existe”.
En The Witcher 3 eres Geralt de Rivia. Encarnas a Geralt de Rivia. Pero ¿controlas a Geralt de Rivia? Está claro que en términos jugables (el meter espadazos y todo eso) sí. Pero pensad en cuanto llega una conversación con varias opciones y eliges la que tú, el jugador delante de la pantalla, quieres que Geralt de Rivia, el personaje de dentro de la pantalla, diga. ¿Realmente ha dicho lo que esperabas que dijera? ¿O ha dicho lo principal de la opción que has escogido y lo ha dicho a su manera, añadiendo su toque y su opinión? Ya depende de cómo juegue cada uno, pero en The Witcher todos controlaremos al mismo Geralt. Geralt es un grandísimo personaje en los libros y un grandísimo personaje adaptado a los videojuegos. No permite que el jugador sea más que él, te deja dar algo de ti, pero Geralt de Rivia siempre mandará sobre Geralt de Rivia.
Todo lo contrario que Link, de The Legend of Zelda. Al contrario que Geralt de Rivia, Link es un mal personaje. Link es un personaje de mierda. Y perdón por la escatología. La pregunta es… ¿acaso esto es malo?
No. En absoluto. Link es, como «personaje», un desperdicio. No aporta nada, no genera conflicto, no es gris, es completamente blanco. Es un cliché enorme: el héroe, el mejor en todo y la buena persona por excelencia. Un personaje de esos que vemos en una serie, o película y siempre sabemos cómo va a actuar y no tiene desarrollo porque ha sido ideal desde el principio: un personaje plano. Dentro de esta mediocridad, autocomplacencia y conformismo absurdo y resplandeciente que es Link se esconde algo que va más allá de la barrera lingüística del concepto de “personaje” que la Academia nos dicta.
La clave está en que Link no es un personaje. Link es un avatar (expresión que para este significado que uso la Academia no recoge). Y esa es su magia, y por eso dentro de su mediocridad Link es tan grande.
Shigeru Miyamoto dio a luz a la idea de The Legend of Zelda basándose en las sensaciones que le evocaron un momento en el que exploraba una pequeña cueva en una montaña. Y lo que transmite en su gran obra es precisamente ese sentimiento que le asaltó en ese pequeño agujero: la exploración, el descubrimiento, el escribir con tu puño y letra al lado de los fríos márgenes de la tabula rasa. Y, como hizo CD Projekt con Geralt, lo bordó, lo clavó, lo hizo perfecto. De cualquier manera que quieras decirlo y la Academia lo recoja, pues si no “no existe”.
Link no está ideado como un personaje, está ideado como un avatar. Como un reflejo del jugador, como su encarnación y como él mismo en el mundo de Hyrule. Es bueno, el mejor y el héroe no porque lo sea Link, sino porque tú eres el que lo maneja. Pretende ser tu ejemplo a seguir, el modelo de persona que deberías ser, por mucho que luego mates gallinas y asaltes casas en buscas de rupias. Es por eso que es tan “blanco, puro, inocente, bueno, y talentoso”. Link no “es” nada por sí mismo. Link no es más que una herramienta para hacer que tú “seas”. Link es tu conexión con Hyrule. O dime una cosa, ¿de verdad piensas que el nombre “Link” como base es inocente?
Está claro que Geralt de Rivia y Link son extremos opuestos. Uno tiene carisma, está bien construido, es original, redondo y está cargado de matices que le hacen mejor, a mi ver. El otro no tiene nada, no está construido, es un cliché, plano y sin nada más que su gorro verde. Y ambos son grandísimos exponentes de este medio, cada uno a su manera. Ahora bien, ¿quiere decir esto que Link es peor que Geralt o viceversa? Yo creo que no. Y creo que sé el porqué.
El porqué de que Link sea un personaje de mierda pero por qué no es malo.
Resulta que esto es un “problema”(y bendito problema) de este medio exclusivamente, y no del cine o la literatura que, a diferencia de los videojuegos, son un medio artístico pasivo para el receptor. Y es porque todo reside en la esencia del juego. De qué quieren transmitirnos, qué quieren contarnos y a qué quieren que juguemos. De las premisas, de la historia y de la jugabilidad en sí misma. Por eso los “personajes” de Dark Souls u Oblivion están completamente vacíos. No son nada ni nadie. Eres tú, son una completa representación y tienes los mandos siempre: haces lo que tú quieras, y el “personaje” hace lo que tú quieras porque el personaje eres tú.
Nos presentan un mundo entero donde “nosotros somos los protagonistas” y hacemos lo que queremos. Eso es lo que quieren lograr. Y por eso proponen “personajes” que son llamados “protagonistas” porque la Academia dice que un “protagonista” es el “personaje” principal de una obra. Pero estos no son siquiera “personajes”: para mí son avatares puros. O lo que es decir, el enlace del tú como jugador y tú como persona para servir al propósito del mundo de sea cual sea el videojuego en el que te hayas adentrado.
Justo en el otro extremo está el mencionado Geralt de Rivia, Snake, Ellie, Dante, Lara y otros tantos y tantos y tantos. Ya sean mejores o peores, más redondos o planos, con más o menos matices, mejor o peor construidos. Pero sí, démosle un voto de confianza a la Academia y digámoslo bien alto: estos sí que son personajes. Ellos serán siempre iguales, y te dejan que los controles, que juegues al juego a través de ellos y su filtro. Te dejan vivir sus historias, pero no son las tuyas.
Por medio tenemos infinitos matices y diferencias. Quizá un ejemplo claro de este medio infinito entre extremos difuminados son Lee y Clementine, de The Walking Dead de Telltale. Tienen una personalidad bastante clara y son, para mí, excelentes personajes, pero actúan en la historia según lo que tú eliges, por lo que también son avatares… ¿Cómo los llamamos?
¿”Personajes” otra vez? ¿Por qué nos empeñamos en llamar a todos “personajes” si en realidad solo son un sector los que tienen “personalidad” como tal?
Quizá porque es lo más fácil. Con lo que nos conformamos en un debate multitudinario tras un café con los amigos. Eso en lo que no tenemos que pensar mucho para estar seguro de que vas a la seguro y no vas a meter la pata. Lo ambiguo. Lo conformista.
Pero ya lo he dicho antes: yo no quiero conformarme. Geralt no es en absoluto un mal personaje. Ni Snake, ni Dante, ni Lee, ni Clementine, ni Lara (bueno, Lara un poco sí, tampoco nos engañemos). Da igual si eres un “personaje” un “avatar” o sea como sea que quieras llamarlo, aunque no lo recoja la Academia. Lo importante es que esté acorde al juego, que proponga una historia, jugabilidad y todo un conjunto de calidad. Es por eso que considero a Link un personaje de mierda, vacío, plano, sin nada que aportar, blanco y un cliché. Pero Link no es un personaje para mí. Por eso no es malo que sea así y por eso es tan buen “perso…” lo que sea. Y creo que por eso merecen el respeto de ser llamados por lo que cada uno es, sin encasillarlos a todos en un mismo concepto ambiguo recogido por la Academia.
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