The Town of Light – Análisis PC

Gritos. Oscuridad. ¿Estoy muerta? No, no lo estoy. Intento levantarme pero no puedo. Cierro los ojos…

Un rayo de luz me deslumbra. A mi izquierda, un parque infantil oxidado. Más adelante, una valla semiabierta me separa de un manicomio…

Así empieza The Town of Light, la ópera prima del estudio indie LKA.it. Un videojuego muy atmosférico que es además compatible con Oculus Rift, algo que se nota mucho en cómo están encarados los gráficos y la ambientación; todo parece diseñado para ser lo más inmersivo posible una vez dentro del casco de realidad virtual. Si lo consigue o no es algo que lamentablemente desconocemos, pues no hemos podido probarlo con el dispositivo señalado.

Volviendo a la obra en sí lo más particular del juego es que consigue hacer singular un planteamiento que se ha vuelto genérico en los últimos tiempos: la historia de terror en primera persona ambientada en un manicomio (o en su defecto cualquier otro espacio interior) con un protagonista desarmado. Oustlast, Amnesia, SOMA, Alien Isolation… debéis de pensar que The Town of Light es un clon de esos juegos de éxito.

Pues no. Esta es una experiencia distinta… en parte, porque no deja de ser cierto que determinadas partes recuerdan a otros juegos de terror, sobre todo en el diseño de los escenarios. Aunque quizás sea un error colocarlo en esa categoría, pues tiene muy poco de sustos y mucho más de thriller psicológico En cualquier caso, esta es una historia mucho más centrada en la protagonista, enfocada totalmente en la oscura trama que la rodea, en la locura y en la paranoia que conlleva saberse loco. ¿Cómo distinguir entre realidad y ficción si tu propio cerebro, la materia que compone tu conciencia, te traiciona? Si a eso le añades la pérdida de memoria que sufre te encuentras con que, casi sin darte cuenta, la angustia, impotencia y vulnerabilidad te van carcomiendo con cada paso que te adentras en esta aventura.

La base de la narrativa de The Town of Light es responder a las preguntas que plantea una situación así, como suele pasar en las historias cimentadas en un personaje que lo ha olvidado todo. A base de pequeños flashbacks y notas que encuentras por el escenario empiezan a reconstruirse los recuerdos. Nada que no hayamos visto antes, aunque eso no quita que ambos recursos están bien aprovechados y aportan interés a la historia.

El otro método de unión de fragmentos del puzle que compone son los propios diálogos de la mujer que controlas. Conversaciones inquietantes que dan una atmósfera de locura potenciada por el hecho de que estás en un manicomio. Con estos datos presentes, es inevitable preguntarse, ¿con quién habla? ¿Consigo misma, contigo rompiendo la cuarta pared o está tan sumida en sus delirios que cree estar acompañada?

Ahora bien, lo cierto es que esta no es una experiencia para todos los públicos. Y no nos referimos a la alta edad recomendada que pueda tener como consecuencia de tocar temas adultos, sino a su estilo, la forma en que funciona y se desarrolla. Al principio del análisis mencionábamos que se trata de un videojuego indie. Pues bien, lo remarcamos: es un juego indie, muy indie. No es desde luego un triple A, con todo lo bueno y malo que conlleva. Y por ello no esperen encontrar acción trepidante. O acción a secas. The Town of Light te ofrece recorrer su atmosférico escenario de forma pausada y calmosa, saboreando cada instante de demente agonía que Renée, la protagonista, te ofrece a ti, el sádico espectador de su infortunio. Más que de divertirse, de lo que trata, en definitiva, es de vivirlo. Y eso es algo que ni es lo que todo el mundo espera obtener de un videojuego ni tampoco es todo el mundo capaz de disfrutarlo. Así que si eres de ese grupo que prioriza el entretenimiento más directo recuerda antes de atreverte a probarlo que para The Town of Light eres persona non grata.

En conclusión, se trata de un juego notable y curioso, pero no lo suficiente como para hablar de una gran obra sobresaliente, con unos gráficos que seguramente ganen enteros con el Oculus Rift y una historia que, si bien es interesante, puede no resultar de tu agrado si no eres una persona paciente y buscas algo más de acción.