The Final Station son dos medios juegos en uno. Como ya os podéis imaginar eso es más malo que bueno, pero no significa que no se pueda disfrutar de este interesante título indie. La parte principal de esta aventura supone disparar a una serie de enemigos (¿zombies? ¿infectados?) mientras recorremos pueblos, ciudades o estaciones abandonadas. También visitaremos lugares poblados en los que comerciar o dejar sanos y salvos a los supervivientes rescatados durante el viaje. La gran novedad, o lo más original, es que también tendremos cosas que hacer durante los recorridos a bordo de nuestro tren.
Las partes de shoot’em up son realmente divertidas, con bastantes sorpresas y un mundo bien diseñado. Lleno de detalles y escaso de balas para los enemigos que aparecen. Aprender a derribarlos a golpes también es importante, porque aunque no hay una gran variedad, sí la suficiente para tener que ir con cuidado. Empezamos con una pistola, pero poco a poco podremos ampliar nuestro arsenal. No esperéis lanzacohetes ni nada parecido, pero sí un poco más de potencia de fuego.
Pero algo aún mejor que la jugabilidad de estas partes son los escenarios. Al principio pueden parecer muy sencillos, pero a medida que nos acercamos a nuestro objetivo, los paisajes son cada vez más impresionantes y la cantidad de detalles mucho mayor y mejor. Hay momentos en los que te quedas mirando al fondo de la pantalla y te sorprende lo que se puede llegar a hacer con el pixel art. Si a eso le sumamos una ambientación sonora maravillosa, tenemos una base espectacular para disfrutar de un juegazo de los que hacen época. Lástima que el resto no acabe de acompañar.
La trama principal es bastante genérica y la falta de una historia bien contada hace que no conecte con The Final Station. Sé que el protagonista tiene que hacer un recorrido a través del país y llegar a cierto lugar, pero en ningún momento tengo la sensación de querer hacerlo. Al final puedes hacerte una idea de las motivaciones, pero acaba todo de manera tan atropellada que tampoco te importa demasiado el haberlo conseguido o no. Menos mal que disparar a los zombies es entretenido y los diálogos con los personajes (o los textos que leemos por ahí) son bastante divertidos, porque las partes en las que vamos en el tren son más bien odiosas.
Entre estación y estación debemos preocuparnos de los supervivientes que hemos recogido, ya sea curándolos o dándoles de comer. Para ellos deberemos haber recogido comida o medicinas, algo que haremos por puro instinto de jugador, no porque nos inviten o enseñen a hacerlo. Por si cuidar de los NPC no fuera suficientemente palo, también debemos preocuparnos de que los distintos elementos del tren no se sobrecarguen y podamos llegar a la siguiente destinación sin sobresaltos. Como dijo un famoso sabio: «Me abuuuurrooooo.»
Tengo claro que juegos de este tipo, sobre todo si están hechos por pequeños estudios, necesitan buscar algo que los diferencie del resto. En este caso, a pesar de lo entretenidas que son las partes de acción, «la idea rompedora» le resta más puntos de los que le suma. No está mal que el tren tenga algún tipo de protagonismo, ya que es el concepto sobre el que se construye el juego y su universo, pero hubiera sido más acertado tomar un camino menos repetitivo. Que sí, que disparar a todo lo que se mueve en la pantalla tampoco es el súmum de la originalidad, pero al menos te lo pasas bien mientras lo haces.
Lo malo, y posiblemente sea lo peor, es que el juego acaba de manera brusca. Cuando ni siquiera te has puesto en situación, cuando estás esperando que por fin todo tenga sentido y puedas empezar a hacer lo que necesitas, cuando ves que quedan varios puntos en el mapa por visitar… ¡PAM! Los créditos. Así. Sin más. ¿Se quedaron sin ideas? No creo, iban bien hasta aquí. ¿Sin dinero? Dudo que llegados a este punto les fuera el capital de conseguir una hora más de juego con la que cerrar bien el proyecto. Y tampoco me cuadraría las prisas por publicar, que no estamos hablando de una gran distribuidora abusando de un pequeño estudio. Por eso quizás me molesta más que The Final Station acabe así. Porque a pesar de todo me estaba gustando. Y me he quedado sin, porque tampoco ofrece muchas opciones a rejugarlo.
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