The Descendant es una aventura gráfica desarrollada por Gaming Corps y lanzada en marzo de 2016, pero no ha sido hasta el mes de diciembre que hemos podido disfrutar de su quinto y último episodio.
The Descendant es otro juego episódico, sí, y si me leéis de vez en cuando ya sabréis más o menos qué opino de este modelo de venta. Pero no sólo eso, sino que además, esta aventura de Gaming Corps recuerda tanto a otros juegos de cierta compañía que tiene muy complicado llamar la atención. Son nueve meses de espera desde su lanzamiento al mercado hasta poder conocer el final.
Por mi parte, aunque jugué en su momento al primer y segundo capítulo, decidí esperar hasta ahora para empezar de nuevo y poder valorar la experiencia al completo.
Pero bueno, como no soy un jugador asiduo del género, dentro de lo que cabe es fácil sorprenderme o parecerme fresco. La verdad es que una vez superado el «trauma» de jugar por entregas, The Descendant es un título más que interesante. El mundo ha llegado a su final por culpa del abuso que la humanidad ha hecho de los recursos y la situación es insostenible. Esto desemboca en tensiones internacionales y en una gran guerra nuclear que arrasa la superficie del planeta.
En previsión de estos acontecimientos, 4 000 de las mejores personas del planeta han sido puestas a salvo de la destrucción y criogenizadas en varias decenas de refugios subterráneos.
Lo que podría ser el principio de cualquier Fallout, da pie a una aventura gráfica con bastantes intrigas y sorpresas. A nosotros nos toca encarnar a dos personajes clave en la historia, Mia y Donnie, encargados del mantenimiento de su refugio y del bienestar de Los Descendientes de la humanidad.
La peculiaridad de The Descendant es que jugaremos con Mia en el ARK-01 justo después de la caída de las bombas, mientras que Donnie llegará a ese mismo refugio varios centenares de años más tarde. Una vez que el resto de los refugios han vuelto a la «vida» y no se sabe nada del primero.
Iremos descubriendo qué pasó y por qué a medida que vayamos avanzando en ambas líneas temporales, por lo que serán igual de importantes los pasos que demos con cualquiera de los dos protagonistas. Y también las decisiones que tomemos y como se relacionen cada uno de ellos con sus compañeros, Silas en el pasado y el senador Randolph en el «presente».
Todos tienen un papel en esta historia y algo que decir en el futuro de la humanidad. Es una lástima que la parte final dé la sensación de ser un poco atropellada. Como cuando escribes una pancarta y al final no te caben las letras del mismo tamaño y las metes como puedes.
Pero a pesar de eso, la historia y el lore es lo mejor que nos ofrece The Descendant. Su apartado técnico, aunque no sea deficiente, deja bastante claro que no estamos ante el trabajo de un estudio con demasiados recursos. Teniendo esto en cuenta podemos pensar que el resultado es más que aceptable, pero aún así, hay cosas que no me acaban de convencer. Por ejemplo, las habitaciones del Ark-01 están llenas de cosas, de objetos, incluso de luces y sombras, de chispas, cosas que se mueven, y aún así parecen un dibujo hecho con poco talento. Plano y sin demasiada gracia.
A lo mejor es que nos obligamos demasiado a cuantificar los atributos que podemos comparar entre un juego y otro y dejamos a un lado lo más importante, ¿necesita este título mejores gráficos o ya nos transmite lo necesario con lo que tiene? En el caso de The Descendant, es más que suficiente para poder entender y seguir la historia, que es lo principal. No hace falta más detalle, ni mejores texturas, ni siquiera animaciones hechas con la última tecnología de captura de movimiento.
Todo lo contrario me pasa con la jugabilidad, con el control del juego. Por defecto o por costumbre, todos empezaremos a jugar con el ratón. Es una aventura gráfica y es lo normal, pero también se puede jugar con un mando y el resultado no es del todo malo. El problema viene con las malditas cámaras y la manía que tienen algunos desarrolladores de buscar planos cinematográficos o algo por el estilo. Eso significa que tienes que luchar contra un enemigo que no está en el juego, sino fuera de él. Te pasas por alto cosas importantes, te centras en cosas que nada tienen que ver, repites una y otra vez el mismo camino. Y te cansa porque no es cómodo.
Y no lo es ni con el mando, ni con el ratón. Pero aún así, no es lo peor, lo que realmente me rompe la inmersión es ese pedazo de aviso en pantalla que para la próxima acción debo apretar la E como un poseso. Un maldito QTE en medio de un momento de tensión. Y no disimulado, no. Parpadeando en una zona bien visible de la pantalla. Para abrir una puerta o forzar una cerradura, da igual, es totalmente innecesario. Point & Click. Ha funcionado siempre y no hace falta cambiarlo. Pero bueno, es otro síntoma más de qué juegos les han servido de inspiración a la hora de desarrollar The Descendant.
Como todo, no es que te rompa la experiencia o se merezca una montaña de comentarios negativos, pero empaña el resultado final de un juego que podría ser mejor. Y si realmente me ha gustado, además de por su historia y a pesar de su control y sus gráficos, es por el sonido. Lo he dejado un poco para el final para terminar con algo positivo. Las voces y las actuaciones son muy buenas, en mi opinión. Tenemos el problema habitual de no estar dobladas al castellano, pero al menos si tenemos menús y subtítulos en nuestra lengua (algo que otros no han hecho recientemente). La música y los sonidos de ambiente, aunque poco protagonistas, también cumplen a la perfección y consiguen una atmósfera muy adecuada.
Así que, resumiendo un poco las ideas, The Descendant está bien tal como está, porque el concepto global ayuda sin fallos a contarnos su historia. Pero, como es lógico dado su origen, también tiene cosas a mejorar. Unos escenarios más vivos, un control un poco más preciso y menos «creativo», un final menos atropellado que siguiera el ritmo de los primeros episodios y ganaría muchos puntos. ¿Nos tenemos que quedar con la puntuación final? No. Es un título que se puede disfrutar perfectamente, sobre todo si te gustan las aventuras gráficas. Y más ahora, que ya se puede jugar del tirón, sin esperas entre episodios. Eso sí, lo de los QTE, no lo perdonaré nunca. Lo de jugar a obedecer no va conmigo.