Focus Home y Cyanide Studios vuelven con una de sus apuestas independientes. Esta vez nos encontramos con Styx: Master of Shadows, una nueva IP pero con un personaje bien conocido para todos aquellos que le dieron una oportunidad a Of Orcs And Men. Un título que desde esta web ya os recomendamos en su momento y que irremediablemente tenemos que volver a nombrar. Echando la vista atrás y releyendo su análisis me encuentro con que prácticamente podría haber copiado el texto, adaptarlo a este título, y ya tendría prácticamente hecho la review. Y es que parece que a algunas compañías les cuesta aprender más de los errores que a otras, ya sea por falta de medios, de comodidad, o porque simplemente quieren ofrecer un simple juego sin muchos alardes.
Creo que he sido de los pocos a los que este título le llamó desde un principio. Me pasó lo mismo con Mars: War Logs y Bound By Flame. Pero en esta ocasión he tenido la suerte de encontrarme por fin con uno de los productos engendrados en la desarrolladora francesa. Una cosa hay que reconocerles, y es que en Cyanide parecen querer probar todos los palos, aunque tengan siempre todo el termino RPG de alguna forma u otra. Ahora le ha tocado el turno al género de la infiltración y el sigilo. Un producto exclusivo para la nueva generación (no lo veréis ni en Xbox 360 ni en PS3) pero que en sus apartados ofrece todo lo contrario. Pero conozcamos un poco más a este pequeño goblin.
Hay que reconocerle una cosa. Y es que pese a ser un juego en el que la historia podría haber sido mejor, esta realmente acaba afectando muy poco a la hora de decidir si echar unas partidas o no. Básicamente seremos un malvado duende que quiere robar el corazón del árbol del mundo, situado en la fortaleza de Akenash. Se trata de un lugar simbólico de la alianza entre humanos y elfos, que colaboran de manera interesada para poder conseguir el preciado Ámbar que se produce en el corazón del árbol, y que será nuestro objetivo desde un principio. Poco más hay que contar y que realmente sea de relevancia para el análisis, y como podéis ver, tampoco es que haya que tener demasiado en cuenta para darle una oportunidad. La chicha del juego sin duda está en su jugabilidad.
Siento deciros que no tengo demasiadas buenas noticias en este caso. Si bien la parte de sigilo funciona bien, será simple fachada. Podemos perdonarle muchas de sus carencias por tratarse de un juego independiente, que sólo nos llega en formato descargable y a precio reducido, por lo que compararlos con otros grandes títulos se encuentra fuera de lugar. Pero cuando estamos ante un quiero y no puedo (o no sé hacerlo mejor) da un poco de rabia que buenas ideas se queden en el aire y no lleguen a lo más profundo del género en el que se asientan. No encontraréis en Styx ninguna habilidad o peripecia que no hayamos visto en otros títulos. Caminar por las sombras sin ser vistos, asesinatos sigilosos, invisibilidad temporal, cuchillos para asesinar desde la distancia, etc. Seguramente todas estas cosas os sonarán de cualquier otro título anterior que haya visto la luz.
Por suerte, el pequeño goblin cuenta con sus propias armas y habilidades. Además de nuestra inseparable daga, tendremos la posibilidad de recoger arena para lanzar a las antorchas (las cuales también podremos apagar nosotros mismos si estamos lo suficientemente cerca) o bebernos nuestro querido ámbar, lo que nos otorgará una típica barra de magia que nos permitirá utilizar nuestros poderes. Un punto que podría haber resultado muy interesante se queda pocas simples opciones. Estas son; invocar a un súbdito, hacernos invisibles o utilizar nuestra vista de águila (que aquí tiene otro nombre pero así ya me entendéis todos). No hay que olvidar que estas se pueden ir mejorando a través de los puntos de habilidad que obtenemos a raíz de ir avanzando y realizando misiones. Sin embargo no está lo suficientemente claro el cómo ni el cuando hacerlo.
Algo que mucha gente suele olvidar de analizar en este tipo de juegos y que yo creo que es muy importante es el diseño de niveles y escenarios. Hay que recordar que un juego de sigilo y con toques plataformeros debe tener muy presente este aspecto, incluso por encima del nivel gráfico, que si bien es valorable, no es más que un envoltorio de algo que debe de ser mucho más complejo que poner capas de texturas. Si de algo tenemos que hablar bien de Styx es en este apartado. Tendremos diferentes vías y caminos a elegir para superar las misiones, por lo que será nuestra elección decidir por donde creemos que es el mejor camino. Si después resulta que no era la mejor opción, problema de cada uno. Pero las posibilidades están ahí y es de muy agradecer que tanto los caminos como el propio entorno ayudan a ofrecer diferentes vías.
Y es que el entorno y los objetos que lo conforman son parte primordial de la experiencia de juego. Muchas de las cosas que nos podremos encontrar mientras avanzamos, como mesas, sillas, cubos de las fregonas (incluso cuencos de fruta) son interactivas y nos podrán ayudar o ser la molestia que haga que nos descubran. Es por esto que tendremos que tener mucho cuidado a donde y como vamos, no vayamos a tirar una escoba que estaba apoyada en alguna pared por la que nos deslizábamos y sea ese el motivo por el que volver a empezar la zona. Pero como digo, también habrá lugar para objetos que nos sirvan como escondrijo. Debido a nuestro pequeño tamaño, las mesas, los jarrones, las rejillas o los baúles podrán marcar la diferencia entre ser descubiertos o pasar desapercibidos. Por ello es muy importante estudiar la zona en la que nos encontramos para ver cual es la mejor estrategia con la que conseguir superar la zona. El hecho que ni siquiera tengamos un botón para atacar cuando comience una lucha es otra muestra de que aquí la acción directa no es buena idea, y siempre será mejor perder unos minutos esperando a que el soldado se vaya a tomar el aire o podamos sorprenderlo por atrás con asesinato sigiloso.
Después de estas bondades, no puedo terminar este análisis sin darle un tirón de orejas serio. La IA vuelve a quedarse en fuera de juego completamente, ya que prácticamente no existe. Todos los NPC tienen su caminos claramente prefijados, y sólo se pondrá a prueba nuestra paciencia esperando a que el enemigo se vaya por el camino que sabemos que recorrerá y pasar nosotros tan tranquilos (y si hace falta nos volvemos invisibles y santas pascuas). No queda aquí la cosa, puesto que algunos parece que se han dejado las gafas en casa antes de salir a patrullar y habrá momentos en los que nos moveremos delante de sus ojos y a ellos estarán tan tranquilos mientras un goblin con un cuchillo va andando tan tranquilo.
Styx es un juego que pese a no entusiasmarme, gracias a su jugabilidad de «ensayo-error» consigue enganchar y proporcionar al usuario el pensamiento de «voy a probar una vez más a ver si esta vez no me pillan». Ya de por sí esto le otorga darle el beneficio de la duda, ya que pese a todas las carencias que lastran la experiencia, esa habilidad de conseguir enganchar al jugar no es algo de lo que todos los juegos puedan presumir. De todas formas, es una pena que una apuesta tan valiente se le vuelva a quedar coja a Cyanide Studios. Como juego independiente que nos llegará sólo en formato descargable no podemos hacerle ningún asco, pero el regustillo que deja al usuario pensando que podría haber dado mucho de sí es una sensación que no debería de haber experimentado, y más sabiendo que existen un montón de juegos de sigilo en los que poder basarse para mejorar y ahondar en las mecánicas que estos tienen.
Gráficos: 70
Sonidos: 70
Jugabilidad: 70
Modos de juego: 60
TOTAL: 68
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