Este fin de semana fue el momento perfecto para probar lo que se nos viene en el horizonte gracias a la Madrid Games Week, donde Nintendo llevó a una de sus novedades más sonadas: Splatoon, el enemigo que la gran N le presenta a los shooters llenos de sangre, vísceras y sin HAMOR de la competencia.
Splatoon se trata de una de las nuevas licencias que se ha sacado de la manga Nintendo para impedir que su consola Wii U se quede desierta de juegos. En este título no nos encontraremos una historia épica protagonizada por un niño de verde con un hada o un fontanero adicto a las setas, sino que la compañía japonesa ha decidido centrar el juego en el multijugador. De esta manera, veremos cómo dos equipos compuestos por cuatro jugadores se enfrentarán con el objetivo de manchar de pintura el escenario del color de su equipo, siendo la formación ganadora la que manche más parte del nivel de su color. Puede sonar sencillo y simple, pero veréis en las próximas líneas cómo se complica la cosa.
El juego fue sin duda el más llamativo de todos los que trajo Nintendo a la Madrid Games Week, y no precisamente por su contenido, sino por la exclusividad de que quiso dar la compañía, haciendo que solamentese pudiera probar de 10 a 12 cada uno de los cuatro días, así que tocaba madrugar y tener suerte en la cola para poder probar el título.
Mediante la demo que pudimos ver durante el E3 nos pusimos manos a la hora para probar un par de partidas junto a otras 7 personas, por lo que el pique presencial estuvo garantizado. Una de las características más llamativas de Splatoon es la duración de sus partidas, las cuales duraban menos de 5 minutos. A pesar de ello, daba tiempo de sobra a verse las caras unas cuantas veces con nuestros contrincantes e impedir que nos robaran territorio a base de llenarles de tinta la cara.
Durante el anuncio del juego se hizo bastante hincapié en los beneficios de las zonas pintadas de nuestro color, algo que efectivamente se nota mucho a la hora de jugar. De esta manera, en nuestro color podremos convertirnos en calamar para recargar munición, además de poder movernos por paredes, atravesar verjas o esquivar enemigos, entre otras funciones, por lo que una clave importante a la hora de jugar era saber manejar bien el entorno pintado a nuestro favor.
Por parte de los controles no eran para nada difíciles, bastando solamente un pequeño tutorial para familiarizarse con ellos, y es que a parte de saltar y el arma principal también teníamos granadas y el cambio a calamar, por lo que no quedaban casi botones sin funciones. Por desgracia, la cámara quedaba en ocasiones un poco corta, ya que podíamos usarla tanto con el stick derecho como con el giroscopio del mando de Wii U, resultando esta segunda opción en ocasiones un poco corta a la hora de hacer movimiento largos. A parte de ello, el mando también nos servía para mirar el mapa, donde veíamos dónde estaban nuestros aliados y la cantidad de pintura esparcida por todas partes.
Por último, gráficamente el juego presenta un aspecto muy colorido y animado, que le pega sin duda con la idea del juego de llenar todo de pintura. No es para nada el mejor juego visualmente hablando de Wii U, pero su colorido entra por los ojos. A parte, el título no presentó en ningún momento alguna caída en lo que se refiere a los frames, así que más a su favor.
En conclusión, la primera impresión que nos causó el juego fue bastante buena, teniendo las papeletas de ser el el juego perfecto para quedar con 3 amigos y comer unas pizzas mientras disfrutáis de una tarde de vicio. Esperemos que el título no se quede solamente en eso y se pueda disfrutar igual en sesiones largas y con desconocidos, pero para saberlo fijo aun queda esperar a su lanzamiento.