Splatoon llega con la propuesta de renovar el género shooter. Y lo consigue, por lo menos a la manera de Nintendo. El nuevo exclusvio de Wii U apuesta por algo diferente, donde la que manda es la tinta y lo que de verdad importa es pintar el escenario, no acabar con el rival.
A través de esta simple dinámica de pintar todo lo que podamos y más, nos sumergimos de lleno en Splatoon. Hasta la fecha nos encontramos con 2 modos de juego online, 6 escenarios y 3 modos de juego offline. Vamos a separar todo para que os enteréis bien, culpables.
El primero de ellos es el modo campaña, diseñado para un jugador. Nos meteremos en la piel del Agente 3 y nuestro objetivo será rescatar al Gran Siluro que desapareció misteriosamente de Cromópolis. Bajo las ordenes del Capitán Jibión nos adentraremos en el Distrito Pulpo para pelear contra el ejercito Octariano y recuperar el siluro. Este modo sirve como tutorial para familiarizaros con las mecánicas del juego, pero es mucho más que eso. A medida que avancemos se complicarán un poco las cosas, aunque es cierto que cuando se empieza a poner el asunto interesante se acaba, ya que la campaña no destaca por su duración.
Aún así, os lo pasaréis muy bien jugándola y seguro que os entran ganas de repetir. Los niveles os recordarán inevitablemente a Super Mario Galaxy, con pequeñas zonas con diferentes objetivos, cada una con sus enemigos característicos y con sus diferentes mejoras. Los enemigos no es que sean muy variados, pero cada uno tiene su forma de actuar y atacar y en alguna ocasión nos pondrán las cosas complicadillas. El mapa del distrito pulpo se divide por zonas, y la fase final de cada zona es un combate contra un jefe, todos con el sello de Ninti, por supuesto. En este modo no se usan monedas, sino caviar rojo, que encontraremos a lo largo de todas las fases para mejorar nuestro equipo y desbloquear nuevos objetos.
El segundo modo es la arena de batalla, en donde tendrán lugar combates 1vs1. Uno de los jugadores usa el gamepad y el otro alguna de las opciones que se le facilitan. El objetivo es explotar más globos que el rival, pero ojo, que no es solo estar atentos a los globos, ya que hay una serie de potenciadores para poder usarlos a nuestro favor y eliminar momentáneamente a nuestro enemigo, haciéndole perder globos. Los últimos 30 segundos valen doble así que es el momento de mayor tensión, ¿ir a por los globos o a por el rival? Pensad bien vuestra estrategia, culpables.
El tercer modo offline de Splatoon está relacionado con los tres amiibo del juego. Si no tenéis ninguno no podréis jugar (así de cruel es la vida). En este modo nuestro amiibo cobra vida en su cajita, y nos propondrá diferentes retos, cada uno con su recompensa exclusiva. Eso sí, para acceder a los retos primeros deberéis superar unas fases específicas en el modo campaña, ya que serán esas mismas fases en las que tendrán lugar los desafíos, pero con reglas diferentes, claro.
Este es el gran atractivo de Splatoon, y no es para menos, ya que derrocha diversión a raudales. Tenemos dos modos, combates amistosos y combates competitivos.
En los combates amistosos, empezaremos en el nivel 1, y a medida que vayamos jugando subiremos de nivel, da igual que ganemos o perdamos. Empezamos con el equipamiento básico y nos sumergimos de lleno en una guerra territorial donde nuestro objetivo es cubrir el escenario con más tinta que el rival. Esto es muy importante, ya que las partidas duran 3 minutos, por lo que cosas como esperar a un rival o quedarse a defender una zona no suelen ser siempre una buena idea, sobre todo si os tiráis un minuto sin hacer nada y no pintáis.
No se trata de acabar con el rival, aunque eso ayuda mucho, se trata de hacer el máximo de puntos para ayudar a nuestro equipo y para aumentar de nivel y conseguir dinero, ya que, por ejemplo, si conseguimos 700 puntos en una partida, conseguiremos 700 puntos de experiencia y 700 monedas. Además si nuestro equipo resulta ganador obtendremos una bonificación extra de 300 puntos, cosa que no está nada mal. Los puntos se consiguen pintando, y podremos saber cuántos llevamos en todo momento porque nos sale un contador en la pantalla.
Los combates competitivos tienen una dinámica totalmente diferente. Se trata de pintar una sola zona (o dos dependiendo del mapa) y mantenerla de nuestro color hasta que el contador de nuestro equipo baje de 0 a 100. Ojo con esto que no son 100 segundos, el contador baja bastante más rápido y como nos despistemos un poco perderemos la partida sin darnos cuenta. Eso sí, al reconquistar la zona del rival, este sufrirá una penalización de tiempo, al igual que la sufriremos nosotros si nos la reconquistan. Da igual que pintéis el resto del escenario hasta la última esquina, si vuestro rival controla la zona a pintar perderéis. Aquí la cosa va por rangos, desde el C- hasta el A+, y en las partidas nos emparejarán siempre con gente de nuestro rango (así que si sois malos no os preocupéis que podréis jugar siempre con nosotros).
El problema del online reside en dos cosillas. La primera y más importante es que no tiene chat de voz (Nintendo y la puta manía de no poner esta función) y algunas veces se agradecería mucho poder comunicarse con tu equipo. La otra es que no podemos jugar con amigos cómodamente, ya que tenemos que unirnos a una partida en la que ya estén y eso no nos garantiza que vayamos a ir en el mismo equipo. Si sois dos no pasa nada, pero esperar a que entren 6 colegas en una partida puede ser un poco rollo.
Otra de las pegas del online es el tema de las fases, y es que cada modo solo tiene 2 fases disponibles para jugar, que se van alternando cada 4 horas de manera aleatoria. Una clara manera de disimular un poco la escasez de escenarios.
Los equipos con los que saltaremos al modo online constan de arma principal, arma secundaria y arma especial. El arma principal será con la que pintemos la mayoría del tiempo, habiendo 3 tipos diferentes. Los rodillos, ideales para el cuerpo a cuerpo, las pistolas de media distancia y por último, las de larga distancia (por si os gusta hacer de francotiradores). Por supuesto hay diferentes armas en cada categoría, unas con más alcance, otras con más potencia, otras a las que les dura más la tinta…tendréis que ir probando hasta encontrar la que mejor se adapte a vosotros.
Las armas secundarias vienen por defecto con las armas principales y no se pueden cambiar. Pueden ser diversas bombas, detectores de rivales, balizas para realizar supersaltos… Y por último, las armas especiales. Estas solo las podemos usar cuando rellenemos un medidor de pintura, y también son muy variadas, desde un detector de enemigos para todo el equipo hasta un misil que soltará un tornado de tinta donde elijamos. Aprender a usar las 3 en el momento justo puede inclinar la balanza mucho a vuestro favor culpables. Y tranquilos, si os gusta mucho un arma pero la secundaria y la especial no, algunas tienen diferentes versiones de armas secundarias y especiales para que intentéis adaptaros mejor. Por ejemplo, el lanzatintas y el lanzatintas B son la mismas arma, pero con diferentes secundarias y especiales.
Pero no solo de armas viven los inklings, ya que el estilo también es muy importante. Para eso tenemos tres tiendas donde podremos comprar, camisetas, zapatos y accesorios para la parte superior. La ropa no solo es importante para ir de guapos por el juego, también nos proporcionarán diversos potenciadores para intentar compensar alguna de nuestras carencias en batallas y así convertirnos en los masters inklings del local.
En relación a la ropa y potenciadores, las tiendas no son el único sitio donde hacernos con ellas, ya que en la plaza del juego nos podremos encontrar a un montón de gente con la que hayamos combatido online, y si vemos alguna pieza de ropa con potenciadores que nos gusten, podremos encargárselo a un tipo chungo que encontraremos en un callejón. Este tío, además de tener un problema que se le nota en la cara, también nos conseguirá los encargos que le pidamos, pero no siempre con los potenciadores deseados y solo uno por día. También nos permite cambiar los potenciadores de nuestra propia ropa por otros aleatorios, para que veáis lo majo que es. Eso sí, llevad la cartera preparada porque sus precios son elevados (es lo que tiene traer cosas de contrabando).
Respecto al aspecto gráfico, el juego se ve muy bien, como viene pasando últimamente con los títulos de Nintendo, como Mario Kart 8. Aspectos muy cuidados pero esta vez quizás sin detalles tan profundos como a los que estábamos acostumbrados. Aun así el gran protagonista es el color de las tintas y las ropas, y eso sí que está bien rematado.
La banda sonora, para mí, es el punto más flojo del juego. No es que sea mala, ni mucho menos, cuenta con temas entretenidos y algunos muy pegadizos, pero no destacan en general, y por supuesto no pasarán a la historia. Ambientan muy bien las partidas y le dan mucho rollo, pero no va a más la cosa.
De momento, esto es todo lo que ofrece Splatoon, pero ya sabéis que irá recibiendo contenido poco a poco. Puede que después de un par de horas se os hagan repetitivas los dos fases en las que se pueden jugar, sobre todo si os toca la misma 5 veces seguidas (ya os aviso que pasa de verdad), pero esperemos que a medida que se añadan escenarios también pongan algunos más para disputar online. No da la sensación de estar incompleto, pero si es cierto que el cuerpo nos pide un poco más.
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