Shokugeki no Soma 02 vuelve a un ritmo normal para mostrarnos los preparativos del banquete lunar. Y de paso, darnos un par de lecciones de cocina.
Las ideas no se acaban nunca a la hora de cocinar. Ya hemos visto carnes, arroces, comida italiana, francesa, japonesa, pescado… Ahora le toca el turno a la comida china. Pero no a la que hacen en los «lestaulantes» de por aquí con el menú a 5.95. No. Shokugeki no Soma 3×02 nos mete de lleno en el picante y sus variantes.
Eso sí, da gusto ver cómo la historia se va enlazando con todo lo que hemos visto. No quedan cabos sueltos y todos los personajes, principales, secundarios o demás, siguen apareciendo. Porque todos tienen algo que aportar. Todos.
Un poco de conocimiento
Si hay algo que siempre cuida mucho este anime (y más en el manga) es que da muy buenas ideas a la hora de hacer de comer. Primero nos explican el porqué de algunas cosas. En este caso, de qué está compuesto el picante chino. Al menos de forma general. Más tarde, nos enseñan a usarlo.
Ya os digo que esto se ve muy bien en el anime. Pero si os gusta la cocina, os recomiendo encarecidamente el manga. Entre los capítulos están las recetas que hacen los protagonistas, o algunos de ellos. Y además trucos de cocina. Lo repetiré mil veces. Macerar la carne en miel me ha hecho subir 10 puntos en el ranking de cocinero. Hasta podría competir en el programa este de «ven a cenar conmigo».
Pero, para guardarnos un poco de sorpresa hasta el final, lo que no nos han dicho aún es la idea que ha ideado Soma junto con Tadokoro para hacer sus bollitos chinos. Parece que ha ido por un camino completamente distinto al de su rival. Él peleará con el picante, haciendo sentir a la gente el «dolor» que tanto le gusta. Pero nuestra parejita busca otra cosa. Quizás combatir el dolor con las habilidades adorables de Tadokoro….
Buscando un estilo propio
Si hay algo que quedó claro en la temporada pasada es que aunque Soma sea un cocinero excelente, hay algo que le falta. Personalidad. Ha hecho infinidad de platos y ha ganado a mucha gente en sus estilos. Pero ¿cuál es el estilo del protagonista?
Aún no nos queda demasiado claro, la verdad. Y aunque el plato que presentó en las pasantías de la temporada 2 era un primer paso para encontrar ese estilo, todavía no se ha desarrollado.
Esta nueva prueba del Banquete Lunar nos muestra una vez más que ese estilo es indispensable. Al principio, Soma pensaba luchar contra los consejeros con sus propias armas. Comida china picante contra comida china picante. Pero, al igual que en otros combates culinarios, la cosa no es tan fácil.
Ni sabía tanto de carnes como Ikumi. Ni de pescados como Ryo. En esos casos, pese a participar en desventaja, consiguió idear algo para alzarse ganador… o al menos empatar. Pero ahora la cosa es más complicada.
Su reto es vender más que su rival… y con el puestecito que tiene no es que vaya a ser tarea fácil. Y menos aún teniendo esa desventaja en el concocimiento del picante.
Por ello, hay un momento en el que acepta que si otros compiten con su estilo, quizás él deba de competir con el suyo propio. O al menos, algo que le lleve a idear uno propio. ¿Será este plato algo que le dé personalidad a Soma o tendrá más de Tadokoro que de otra cosa?
Vender, vender y vender
El problema del Banquete Lunar es que si pierdes dinero, te expulsan. Hasta ahí nos queda claro. Evidentemente, los diez consejeros tienen un buen trabajo recorrido ya gracias a la fama. Pero el resto, no tanto.
Ahora bien, el duelo entre Kuga y Soma es distinto. Soma se ha propuesto vender más que su vecino en el festival. La pregunta es ¿cómo va a competir un puesto de comida ambulante contra un restaurante como el que ha montado el otro. A ver, que es una exageración, pero bueno, en esta academia ya roza todo lo absurdo. Así que mejor no nos metemos en el palacio chino que se ha montado Kuga en tres días…
Prácticamente solo hay una posibilidad para que Soma pueda ganar la competición. Que realmente venda más unidades de su plato que Kuga de su mabo. Y quizás la aparente sencillez del que hacen Soma y Tadokoro sea la clave. Menos elaboración, más posibilidad de hacer comida.
La otra opción es que consigan hacer ver a los comensales que si bien el plato de Kuga es picante, el suyo puede ser un buen complemento para contrarrestar ese dolor. Quién sabe lo que ideará.
Por el momento, sus bollitos están gustando. Y yo tengo ganas de saber cómo narices se hacen y cómo funciona ese horno.
Y es que, si bien como algunos me comentásteis, el primer episodio había sido todo un maratón con un ritmo muy rápido, este vuelve a la normalidad. Algo más pausado, tranquilo, pero enseñando muchas cartas. Esperemos que el tercero desvele un poco cómo acabará la cosa.