¿Buscas un mando moderno de Nintendo 64? Entra en Kickstarter y lanza todo tu dinero a Retro Fighters, el proyecto que piensa en tus extrañas necesidades.
Podría pensarse que sacar a estas alturas un mando moderno de Nintendo 64 es una tontería. Error. Teniendo en cuenta que la comunidad de jugadores de Super Smash Bros. sufre para encontrar un controlador que supla el buen manejo que ofrecía el de la vetusta sobremesa de Nintendo, se hace raro el que hayan tardado tanto en intentar encontrar una solución de calidad. Y aquí es donde entra en juego el mando Retro Fighters.
El proyecto, que podéis encontrar ahora mismo haciendo un buen dinerete en Kickstarter, promete ofrecer un mando de Nintendo 64 next-gen. ¿Y cómo se come eso? Pues fácil, ofreciendo un nuevo diseño y características que le hagan digno de nuestro dinero.
Aquí tenéis un vídeo en el que echar un vistazo al «mando moderno de Nintendo 64».
Mejorando el mando original de Nintendo 64
Los creadores del proyecto aseguran que han mejorado la ergonomía del mando original (algo nada difícil). Además han añadido un stick analógico que tiene bastante buena pinta, dos botones Z a modo de segundo gatillo, posee botón Turbo y se ha aumentado el tamaño de los botones C. Como veis, está muy orientado hacia el competitivo de Super Smash Bros, pero los amantes de lo retro también podrían sacarle un buen partido.
Algo que no han incluido es conexión USB, por lo que solo tiene la conexión del mando original. Esto no es ningún drama, pues en internet se pueden encontrar adaptadores a precios muy asequibles. No obstante, si el Retro Fighters se vende bien, hay una versión USB planeada.
De momento ya ha alcanzado su objetivo inicial y parece que no tendrá problemas en llegar a cubrir sus objetivos secundarios, que, básicamente, consisten en más colores.
Si te interesa, puedes hacerte con uno por solo 20 dólares. Lo malo es que el envío te costará lo mismo que el mando.
Para terminar, os recomiendo que leais el feedback que dejan los backers y los interesados en el mando. Es increíble lo exigentes que son y la cantidad de detalles, en principio nimios, que no dejan escapar.