En nada se estrena la segunda parte de un juego bastante intrigante que nos brindó Bethesda. Han pasado unos pocos años ya, pero seguro que todavía os preguntáis qué coño pasó en The Evil Within, la primera entrega.
¡Boom! Y se convirtió en chocapic. Esto es lo que le ocurre a mi cabeza cada vez que intento atar cabos y sacar conclusiones de este juego. Sin embargo tenemos algunas cosas claras.
Por ejemplo sabemos que todo ocurrió en Krimson City, así como que todo el mal empieza en la mansión de los Victoriano. La típica familia rica que se busca la ruina tras un abuso de poder.
Concretamente, consiguen que el pueblo se cruce contra ellos cuando se apropian de todas las tierras. Como siempre, acaban pagando justos por pecadores. El pueblo empieza un incendio y con éste un granero donde se encuentran Laura y Rubén, nuestro futuro antagonista.
Por desgracia Laura muere y a Rubén le encierran en el sótano para ocultar el mal estado en que ha quedado tras el incendio. Y, ¿qué se puede esperar de un hijo si lo encierras en pleno trauma? Pues que termine cargándose a los padres y desamparado.
Si algo positivo queda de los lazos de riqueza de su familia son los donativos anuales al Hospital Mental Beacon. Allí el Dr. Marcelo Jiménez descubre que Rubén es una mente prodigiosa y que además se interesa desde pequeño por la ciencia. Punto positivo para Rubén, quien se afilia con el doctor a cambio de recursos para poder llevar a cabo sus investigaciones.
No todo puede ser bueno en esta vida. En este caso realizan experimentos sobre pacientes de Beacon. Total, como ya están rotos, peor no se pueden quedar, ¿no? Siempre con el propósito de conseguir conectar mentes entre sí para compartir desde recuerdos hasta emociones.
En este punto de la trama aparece Mobius, una organización que no queda claro en ningún momento de dónde sale. Algo que espero, quiero y deseo que en The Evil Within 2 desenreden.
La aparición de Mobius provoca que los lazos entre el Dr. Jimenez y Rubén peligren. El médico le traiciona publicando sus investigaciones y Rubén retira sus ayudas monetarias. Sin embargo terminan haciendo un trato con el chico y vuelven a trabajar juntos para crear STEM. Sí culpables, la famosa maquinita con brazos donde hallaremos al señor Sebastián Castellanos tumbado. Para los poco avispados, el cacharro es un prototipo para conectar mentes.
Aquí llega la chicha limonera del asunto. Tras la traición, Rubén no se fía un pelo y finalmente bloquea el STEM para que sólo sea accesible con su cerebro conectado. ¿Y qué hace Mobius? Pues te secuestro, te disecciono el cerebro y reactivo la máquina. Fácil, sencillo y para toda la familia.
En este punto de la historia Rubén desaparece y se crea a Ruvik. Un fantasma que aparece ante todo aquél que conectan a STEM. Cosa que provoca que los pacientes mueran o salgan enloquecidos de allí. Un éxito total.
Todo esto lo descubrimos a través del juego, entre malos ratos, muriendo y sufriendo pequeños sustos. Nos pasamos The Evil Within atando cabos y pensando qué leches hago yo aquí. Hacia el final podemos descubrir que nosotros somos, en parte, otro ensayo más.
Un intento de erradicar la mente de Ruvik del STEM mediante un agente y dos policías. Es decir, Sebastián (nosotros), Joseph Oda y Juli Kidman. Sí, culpables, estamos conectados a la máquina y formamos parte del juego de Ruvik.
El muy mamoncete nos hace revivir recuerdos de las personas que han pasado por la máquina en este tiempo. Pesadillas en las que él mismo puede actuar a su gusto y antojo.
Como decía, es hacia el final donde nos podemos dar cuenta de todo lo que ocurre, e incluso vernos a nosotros mismos conectados al STEM.
Sin embargo, el punto clave de esta historia es Leslie. Un chaval que aparece junto al Dr. Jimenez, un paciente un tanto desquiciado al que deberemos salvar el pellejo más de una vez. Y, lo más importante, alguien de quien Juli, nuestra compañera, desconfía plenamente. Tanto es así que incluso intenta matarle aunque Ruvik lo impide. ¿Qué os hace pensar eso?
Nuestras investigaciones y repaso a The Evil Within nos han llevado a pensar en su final. Cuando terminamos con Ruvik, volvemos a la realidad y salimos a la calle, podemos ver a Leslie desaparecer entre la gente.
Yo estoy segura de que Ruvik ha conseguido lo que quiere y por fin hace realidad su sueño. Conseguir un cuerpo nuevo para su mente par poder ver de nuevo a su hermana. Si, culpables, creo que la mente de Ruvik se quiebra en la última batalla. Y por consiguiente, se traslada al cuerpo de Leslie, quien va a buscar a Laura al cementerio.
Sea como sea todo son conjeturas. De verdad espero que resuelvan estos misterios en The Evil Within 2. Me faltan uñas para aguantar la espera hasta el 13 de octubre y eso que falta bien poco.
Tengo un mal presentimiento en vistas de que Stefano Valentini, el nuevo villano de esta segunda entrega no liga mucho con la primera. Aún así todavía quedan esperanzas y quizás podremos saber exactamente qué coño pasó en The Evil Within.
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