No, culpables, no hemos empezado a manipular el tiempo para volver a sacar el análisis de Quantum Break del baúl de los recuerdos, sino que hemos aprovechado el lanzamiento de su versión en Steam para darle un nuevo repaso y ver qué tal se desenvuelve lo último de Remedy Entertainment en la plataforma de Valve.
[divider]El tiempo es oro, y nunca mejor dicho[/divider]
En Quantum Break nos ponemos en la piel de Jack Joyce, un joven que acude ante la llamada de su amigo Paul Serene, el Zuckerberg de la historia, quien ha logrado con la ayuda del hermano de Jack descubrir unas partículas que componen el tiempo, los Chronon. A partir de ahí, logran crear una máquina del tiempo, pero una vez que la activan Paul y Jack las cosas salen mal y el tiempo acaba hecho añicos, de forma que cada dos por tres éste se congela cual streaming de vídeo. Eso sí, Jack también es afectado por el experimento, de forma que no solamente es inmune a los parones, sino que desarrolla poderes temporales, arrancando así una historia en la que nuestro protagonista deberá despejar las tantas incógnitas que rodean a todo esto y, ya de paso, impedir que el tiempo acabe destrozándolo todo.
A pesar de arrancar con una historia atractiva, la estructura del juego no podría resultar de lo más conocida y básica, y es que cada uno de los niveles está compuesto por sus momentos de plataformeo indicados a base de colores, paseos y tiroteos diferenciados, dando al juego un ritmo muy artificial. Por si esto fuera poco, los mapeados cuentan con una gran cantidad de documentos optativos, los cuales no aportan mucho a la historia y hacen que si te paras a leerlos todos acabes perdiendo hasta el ritmo debido a la longitud de éstos.
Centrándonos en la parte de shooters, nos encontramos con más viejos conocidos: 3 ranuras para 3 tipos de armas, coberturas automáticas y a disparar contra nuestros enemigos mientras vamos buscando el mejor escondite. Eso sí, contamos con 4 poderes temporales: visión de los enemigos y objetos del escenario, la posibilidad de parar el tiempo en zonas pequeñas, chutes de velocidad y un escudo capaz de para las balas enemigas. Gracias a estas habilidades el gunplay se vuelve bastante más agresivo, pero aun así dan la sensación de estar poco aprovechadas, y es que a parte de poder llenar de balas a un enemigo gracias a un parón del tiempo pocas más opciones nos dejan hacer nuestros poderes temporales.
[divider]¿Qué hace Meñique metiendo las narices aquí?[/divider]
Otra de las cosas que llaman la atención en Quantum Break son los finales de los actos, donde manejamos al malo de la historia y decidir entre dos acciones, las cuales cambian el transcurso de la trama y el juego. Esto podría sonar interesante, y más gracias a la posibilidad de ver las consecuencias de ambas decisiones antes de decantarnos por una, pero por desgracia éstas no llegan a afectar a largo plazo, notándose los cambios solamente en los capítulos de la serie y en algunos detalles. Además, al no conocer bien a nuestro nuevo personaje desde el principio no podemos sentir empatía por él, afectando eso a las decisiones que tomemos.
Respecto a los capítulos con actores reales éstos desprenden un aire a thriller de sábado por la tarde debido a su calidad de grabación y fotografía. Además, volvemos a encontrarnos al enemigo habitual de Quantum Break, y es que tener de golpe casi media hora de escenas con personajes secundarios corta el ritmo por lo sano una vez más, aunque por suerte podemos saltárnoslas sin perder mucha información por el camino.
Un tema que llama bastante la atención durante el juego son los subtítulos, y es que estos indican al principio quién la persona que está hablando, algo realmente molesto a la hora de leerlos, y más si tenemos en cuenta que en cuanto hay dos voces simultáneas podemos ver cómo la traducción de uno de ellos puede moverse un poco para dejar hueco al otro interlocutor. Para rematar el tema, los vídeos y grabaciones que encontramos a lo largo de la aventura no cuentan con éstos, por lo que como no dominéis vuestro listening estaréis vendidos.
En el apartado gráfico las cosas son bastante más positivas, ya que los personajes cuentan con unas animaciones y expresiones faciales de lujo, algo que hace que desprendan una sensación de vida muy elevada, aunque no lleguen a tener unos detalles gráficos muy elevados. Los niveles, por su parte, cuentan con buenos diseños, aunque pecan de pasilleros. A todo ello hay que sumarle los momentos «temporales», los cuales no dejan de ser espectaculares en la pantalla.
Requisitos del sistema
[cbtabs][cbtab title=»Mínimo»]
- SO: Windows 7 – 64 bit
- Procesador: Intel Core i5-4460, 2.70GHz or AMD FX-6300
- Memoria: 8 GB de RAM
- Gráficos: NVIDIA GeForce GTX 760 or AMD Radeon R7 260x
- DirectX: Versión 11
- Almacenamiento: 68 GB de espacio disponible
[/cbtab][cbtab title=»Recomendado»]
- SO: Windows 10 – 64 bit
- Procesador: Intel Core i5 4690, 3.9GHz or AMD equivalent
- Memoria: 16 GB de RAM
- Gráficos: NVIDIA GeForce GTX 970 or AMD Radeon R9 390
- DirectX: Versión 11
- Almacenamiento: 68 GB de espacio disponible
[/cbtab][/cbtabs]
Por último, queda recalcar las características específicas de la versión de Steam, de la cual no hay mucha queja, ya que logra reflejar bien los controles en el combo del ratón y el teclado, manteniendo obviamente la total compatibilidad con los mandos. Eso sí, Remedy se ha columpiado lo suyo con los requisitos del juego, y es que con una GTX 970 y 8GB de RAM el juego da sus tirones a calidad máxima, teniendo que recurrir a la media para que vaya fluido.
[divider]Conclusiones[/divider]
Puede que Quantum Break no haya acabado siendo el vendeconsolas que pintaba antes de su estreno y haya pasado sin pena ni gloria, pero eso no quita que sea un juego entretenido, donde a pesar de no reinventar la rueda puedes pasarlo en grande siempre que puedas perdonarle su falta de ritmo narrativo y jugable.