Con el anuncio del Xbox Game Pass, las teorías sobre cómo será Project Scorpio se han hecho aún más retorcidas.
Todo lo que rodea actualmente a Project Scorpio es más misterioso que la fórmula de la Coca-Cola. Tenemos la publicidad que hace Microsoft diciendo que será la consola más potente hasta la fecha, algo lógico si es la última en salir al mercado. Pero sobre datos en firme, números y cosas 100tifikas no hay nada. Es un vacío. Solo humo.
Sin embargo, desde que anunciaron Xbox One, Microsoft ha tomado una serie de decisiones que, en conjunto, parecen ir preparando el terreno sobre lo que podría ser su nueva consola. Y el Xbox Game Pass ha sido el colofón de todas ellas.
Quizá no sea posible adivinar la potencia de la consola, porque las posibilidades son muchas y perfectamente podrían cambiar en el último momento antes de mandarla a fábrica. Pero creo que si es posible intentar adivinar el concepto de consola que maneja Microsoft si miramos a su historia reciente.
Una idea que ya estaba en los comienzos
Cuando se presentó Xbox One, aparte de lo multimedia, la televisión, los deportes y demás cosas que gustan al cuarentón medio estadounidense, lo que acaparó toda la atención fue la conexión permanente. Las críticas eran comprensibles, pero creo que se pasó por alto una característica que iba unida a ese always online. Podías compartir juegos con varias personas. Vamos que, en lugar de pagar precio completo por un juego, los usuarios de Xbox One es posible que hubieran podido pagar menos al compartir la compra entre varios. Un anzuelo, quizá, para fomentar la compra digital e intentar parecerse un poco más a Steam.
La apuesta inicial por ese ecosistema de Xbox no funcionó. Ya sabéis qué pasó a continuación. Microsoft fulminó a Don Mattrick, puso en su lugar a Phil Spencer y desde entonces el tito Phil ha estado con una estrategia agresiva para intentar recuperar todo lo que se perdió en las primeras semanas de vida de One. Se cargó Kinect, la conexión permanente y parece que ha podido enderezar el rumbo.
Con la consola establecida, mi opinión es que Microsoft está intentando volver a su idea de intentar convertir el ecosistema Xbox en una suerte de copia de Steam, con Windows 10 por bandera. Desde hace un par de años cada vez hay menos y menos exclusivos absolutos de Xbox One. Ahora casi siempre salen tanto para la consola de Microsoft como para Windows 10.
La integración entre Xbox y Windows 10 ha llegado hasta el punto de que en algunos títulos es posible jugar conjuntamente o incluso comprarlo en una plataforma y que esté disponible en la otra. Si hasta Spencer dijo hace no mucho que habían logrado que Xbox fuera compatible con cualquier otro sistema, ya fuera PC o PlayStation Network.
Todo en uno
Además de esto, la intención de Microsoft con todos sus productos es la unificación. Un mismo sistema operativo para móviles, ordenadores de sobremesa y portátiles. Lo único que falta en esa ecuación es, precisamente, Xbox. Llevar los juegos de Xbox a Windows 10 sin duda ayuda, pero el paso definitivo va llegar con Project Scorpio.
Mis ondas Guilty vibran mucho con esa idea. ¿Una especie de Steam Machine pero con Windows 10 y con todo lo que es Microsoft detrás? Parece una apuesta sólida que te cagas. ¿Y si son valientes de verdad y directamente se cargan el formato físico y apuestan solo por lo digital? Romper con el continuismo en sus máquinas es algo que necesitan mucho tanto Microsoft como Sony.
Aunque igual me esté equivocando y Scorpio no sea más que una PlayStation 4 Pro que llega un poco más tarde. Porque sea lo que sea Project Scorpio va a salir a la venta en 2017. Y más le vale a Microsoft que se haya pensado bien qué quieren vender. Como no lo tengan claro, como pasó con Xbox One, puede que esta vez no pueda recuperarse del golpe tan fácilmente.