Netflix sigue dispuesta a robarnos todo el tiempo posible con sus series. Tras firmar dos temporadas espectaculares de Narcos, con Wagner Moura haciendo un papelón interpretando a Pablo Escobar; Netflix lo ha vuelto a lograr con el siguiente arco. En estas primeras impresiones de la tercera temporada de Narcos os cuento qué tal les ha ido en los primeros episodios, a los que Netflix nos ha dado acceso.
Todos los miembros del cártel de Medellín de las dos anteriores entregas ya no están. Mientras fue avanzando la serie fueron cayendo uno a uno y todo acabó culminando con la caza de Pablo Escobar. Sin embargo, mientras todo eso pasaba en las dos primeras temporadas, los creadores supieron introducir con habilidad una segunda trama. Y ha seguido hasta hoy. El cártel de Cali que, finalmente, acabaron clavando el puñal a Escobar, son ahora los protagonistas. No solo vuelven Pacho Herrera y los hermanos Rodríguez, también se han introducido toda una serie de nuevos personajes.
El nuevo roster de narcotraficantes es una muestra de por dónde van a ir los tiros. Con Escobar, los personajes principales eran casi todos matones. Con mayor o menor profundidad o interés, pero matones al fin y al cabo. Desde el primer momento la serie plantea que el cártel de Cali no pretende cometer los mismos errores que Escobar. De hecho a sí mismos se llaman los «Caballeros de Cali».
En lugar de matones aquí tenemos otros personajes más interesantes: el hijo de Gilberto Rodríguez, abogado; a Javier Cámara interpretando al contable de los narcotraficantes; a Miguel Ángel Silvestre, que hace de blanqueador de dinero; y al jefe de seguridad de todo el cártel, un hombre que desde el primer episodio se quiere retirar de ese mundo y se niega en rotundo a usar y llevar armas.
Ese intento de no repetir la violencia indiscriminada que sacudió Medellín no es algo que solo se sustente por los personajes elegidos sino también en lo narrativo. Desde el primer episodio, la obsesión de Cali es retirarse del negocio como reyes, conservando todas sus posesiones y dinero. Y parece que desde la otra parte, que se supone que debería perseguirles, se apoya esto.
Es interesante como gran parte de la temporada apunta a desarrollar esta tensión. De un lado, algunos agentes de la DEA liderados por Peña, que creen que no se puede hablar de justicia si el ajusticiado establece los términos. Por otro lado, los que realmente manejan el cotarro, que apuestan por una solución pacífica aunque sea a costa de la legalidad. En este segundo grupo están desde el embajador de EEEUU en Colombia hasta Stechner, el agente de la CIA que tantos problemas causó por sus propios motivos en la temporada anterior.
No quiero destripar nada del argumento de la serie, pero esta tensión apunta a que va a ser mucho más interesante que todo lo que hemos visto hasta ahora. A mi, por lo menos, me parece más atractivo que el conflicto esté también dentro de cada bando y que esto no se convierta en una serie maniqueísta donde unos son muy buenos, otros muy malos y el argumento solo avanza cuando los unos van estrechando el círculo sobre los otros.
Por supuesto, con solamente unos pocos episodios es díficil saber qué pasará. Aunque viendo que han firmado no solo por una tercera sino también por una cuarta temporada, es fácil intuir qué ocurrirá. Todo apunta a que estas dos temporadas van a ser en exclusiva para el cártel de Cali y que, al igual que ahora, la siguiente se desarrollará en otro lugar. Y de hecho, en estos primeros episodios ya se empieza a vislumbrar algo.
Como digo, no quiero destripar nada, pero ya se ha empezado a introducir una trama secundaria que, perfectamente, podría tener continuación en una nueva duología de temporadas cuando, previsiblemente, el cártel de Cali acabe muerto.
Pero no nos adelantemos tanto, que esto son al fin y al cabo las primeras impresiones de la tercera temporada de Narcos. A muchos de mis conocidos no les interesa tanto esta nueva temporada, precisamente, porque no estaba Wagner Moura como Escobar. Y casi que me habían contagiado de ese ánimo a mi también. Pero tras ver los primeros cinco episodios se me han quitado las dudas. Esta nueva temporada conserva todo lo bueno que ya ha hecho Narcos, a pesar del cambio narrativo.
Por poner un ejemplo, es algo muy similar a lo que ha pasado con House of Cards, también de Netflix. El escenario puede cambiar (Congreso o Casa Blanca), pero la dirección y la forma de narrar se mantienen. Así apunta a ser esta nueva temporada de Narcos.
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