En 1998 Squaresoft nos traía una mezcla química perfecta entre Rpg y Survival Horror, una química de muerte…
Esta semana os llevo de nuevo a la PlayStation original en nuestro Bitback. Durante esta semana me he puesto a los mandos de la primera consola de Sony para rejugar un clásico de Squaresoft que, increíblemente, no es Final Fantasy. Se trata de Parasite Eve.
Realmente, en este Bitback, os traigo un dos en uno, ya que os hablaré de las dos entregas de Parasite Eve que vieron la luz en PSX. A continuación, tendréis un análisis de ambos con sabor a comparativa, para así poder evaluar su evolución.
Parasite Eve llegó a nuestras consolas en 1998, y solo un año después lo hizo su segunda entrega, aunque en Europa tuvimos que esperar hasta el año 2000. De la mano de la, entonces admirable, Squaresoft, recibíamos un título innovador y muy original.
Parasite Eve mezclaba un survival horror de firma propia con elementos clásicos de los RPG, como el sistema de combate o de mejora de nuestro personaje. Incluso el estilo de los menús recordaba muchísimo a Final Fantasy. Fue como mezclar un Final Fantasy con un Resident Evil, en mi opinión.
En ambas entregas estaríamos en la piel de Aya Brea, una joven agente de policía de Nueva York. En el primer juego se nos presentaba una amenaza biológica que comenzaba a invadir la ciudad. Se trataba de una especie de mutación celular, causada por unas mitocondrias especialmente evolucionadas. A mí nunca me advirtieron sobre esto en las clases de biología…
Un elenco de enemigos de lo más variado
Las criaturas afectadas mutaban en bestias de lo más extrañas. Los enemigos del juego son de lo más variado, desde ratas a tope de anabolizantes hasta dinosaurios traídos de vuelta a la vida. Sí, dinosaurios, habéis leído bien. Las dichosas mitocondrias hacen de las suyas hasta con las bestias del jurásico y nos dejan unos diseños de enemigos increíbles.
Durante toda la aventura estaríamos persiguiendo a Eve, la causante de todo el embrollo. Tras conocerla nada más empezar el juego nos encontraríamos con ella en numerosas ocasiones, y en la mayoría de ellas nos haría la vida imposible.
El juego nos llevaría por una serie de escenarios muy diferentes entre sí, todos dentro de la ciudad de Nueva York. La variedad de escenarios es uno de los puntos fuertes del juego, evitando así caer en la monotonía. Nos enfrentaríamos a los estragos de las mitocondrias en un hospital, en plena Chinatown, e incluso en un portaviones militar, entre otros.
Guión e historia brillantes
Nuestra protagonista, sin saber por qué, no se veía afectada por la infección, y no solo eso, sino que además adquiría extraños poderes para hacer frente a Eve y su ejército de aberraciones. A medida que avanzamos en la historia se nos irían desvelando los motivos de todo, a través de un guion exquisito y muy bien planteado.
La historia de Parasite Eve es su mayor fortaleza, sin ninguna duda. Es original y sorprendente de principio a fin. Los giros argumentales y las revelaciones más sorprendentes están presentes en todo momento, y son los principales recursos con los que el juego nos mantienene enganchados al mando durante horas.
Al mismo tiempo que investigamos sobre Eve y el problema de las mitocondrias, se nos irá desvelando la historia sobre el pasado de nuestra protagonista, así como el porqué de su resistencia a la mutación. El tramo final del juego se vuelve especialmente intenso, tanto a nivel jugable como narrativo, pero tranquilos, no voy a soltaros aquí el spoiler, me limitaré a decir que merece la pena llegar al final para conocer el desenlace de la historia.
Jugabilidad rompedora
Si nos ponemos en situación y nos trasladamos a la época en la que fue lanzado este juego, podemos apreciar que se trata de un título muy, pero que muy complejo. Parasite Eve está lleno de pequeños detalles que enriquecen la experiencia de juego.
Para empezar, contamos un sistema de mejora y personalización de armas muy completo. El arsenal disponible, que ya es extenso por sí mismo, tiene un amplio abanico de posibilidades al poder mejorar con distintas piezas cada arma. También podemos hacer lo mismo con las armaduras, a las que podemos mejorar su capacidad defensiva o añadirle inmunidades contra los distintos tipos de ataques enemigos.
Además de las armas de fuego contamos con un sistema de hechizos o habilidades especiales para ayudarnos en combate. Desde habilidades curativas hasta potentes ataques de energía.
El sistema de combate de PE es una mezcla de combate a tiempo real y combate por turnos. Tanto nosotros como los enemigos nos movemos libremente por el escenario de combate, pero los ataques están controlados por un sistema de acciones y una barra de preparación para cada acción que ejecutemos.
Una segunda parte aún mejor
En Parasite Eve 2 volvemos a encarnar a Aya Brea, tres años después de lo sucedido en la primera entrega. Esta vez volverá a enfrentarse a la amenaza de las mitocondrias, pero con algunas diferencias. Se trata de un nuevo tipo de criaturas creadas artificialmente.
Al igual que su predecesor, Parasite Eve 2, nos llevará por escenarios de lo más variados. La evolución gráfica es más que notable, tanto en el diseño de los escenarios como en los personajes y animaciones. Gracias a estos cambios podremos disfrutar mucho más de los escenarios.
La historia comienza con el incidente de la torre Akrópolis, en Los Ángeles, donde vuelven a aparecer las criaturas engendradas por la mutación celular que provoca la mitocondria. El edificio está situado por los S.W.A.T y nosotros, cómo no, somos los encargados de avanzar para lidiar con el problema. La secuencia de video en la que nos encontramos con la primera criatura es, desde mi punto de vista, una verdadera joyita. Ahora puede parecernos algo cutrilla, pero en su momento ponía los pelos de punta, y podía sacarle una arcada a los más sensibles de estómago.
El sistema de juego es muy similar al de la primera entrega, pero la principal diferencia la encontramos en el sistema de combate. PE2 apuesta por un combate más dinámico y fluido, ya no estamos limitados por una barra de puntos de acción que determina cuando podemos atacar o lanzar un hechizo, y, además, la movilidad de nuestra protagonista y de los enemigos es mucho mayor.
El sistema de personalización del equipo y de la mejora de nuestro personaje también experimenta un cambio positivo. Disponemos de una mayor variedad de armas y, sobre todo, podremos lanzar muchos más hechizos.
Los diseños de los enemigos dan un enorme salto cualitativo. A lo largo del juego nos enfrentaremos a criaturas muy diferentes entre sí, con diseños originales y muy bien conseguidos. Nos enfrentaremos a caballos mutados, a humanoides deformes e incluso a enormes gólems.
En Parasite Eve 2 brillan sobremanera los diseños de los jefazos finales. Nos enfrentaremos a varios enemigos de dimensiones colosales, con diseños de lo más bizarros y originales. Personalmente destacaría la especie de ogro-ciborg al que nos enfrentamos en el motel del desierto. Una mole de unos cinco metros de altura, armada con un cañón que sale de su boca y con toneladas de mala leche.
Al igual que la primera entrega, la historia de PE2, es interesante de principio a fin. No es, para nada, predecible, y de vez en cuando nos sorprende con unos giros argumentales que me atrevo a considerar como verdaderas joyas de guion.
En cuanto a la dificultad, ambos juegos tienen un nivel de complicación ascendente, como todo buen RPG. Los puntos más críticos y que pueden hacernos perder la paciencia son los combates contra algunos jefes. Especialmente en PE2 dónde nos enfrentamos a enemigos que nos llevan al límite de nuestras posibilidades.
En general, Squaresoft consiguió una evolución increíble, y más si tenemos en cuenta que solo un año separa las dos entregas del juego. Parasite Eve creo un subgénero propio e inigualable, combinando a la perfección el rol, el horror y algunos elementos de acción.
No os traería al Bitback ningún juego que no fuera digno de ser recordado, por algo será que se merecen un huequito en la sección, pero aun así me veo en la obligación de decir que Parasite Eve es un juego que merece ser jugado al menos una vez en la vida.
Con esto me despido hasta dentro de dos semanas, culpables.