Sí amigos, recuerdo aquellas charlas infinitas en los recreos del instituto alucinando con los screens de las revistas donde descubríamos a Yitan, a Vivi, a Squall… Alucinábamos con los gráficos y con el mundo de fantasía que nos estaba esperando. ¿Por qué? Muy sencillo, Final Fantasy era sinónimo de calidad, de grandeza y de sobresalientes en masa en todos los medios. Lamentablemente con los años la historia ha cambiado, Square – Enix ha descubierto que cualquier cosa que lleve FF en el nombre vende, y vende mucho. Desde entonces no han hecho más que lanzar y lanzar experimentos de dudosa calidad con el sello de la fantasía.
Estos juegos estarán vendiendo mucho, pero tanto fue el cántaro a la fuente que… Eso sin contar con qué Final Fantasy XIII y también XIV son entregas con el honor de representar los mayores tropezones en calidad de la saga. Toda esta tomadura de pelo ha sido un caldero de agua sobre la llama del hype que veníamos avivando como podíamos desde los tiempos de la primera PlayStation. Algunos más freaks incluso desde mucho antes.
¿Cuál es el resultado de tensar tanto la cuerda? Desde GuiltyBit estamos día a día encima de la actualidad y, sinceramente, el lanzamiento de Final Fantasy XIII – 2 ha pasado muy desapercibido. Es más, ha sido completa y merecidamente eclipsado por el tráiler de Resident Evil 6, las noticias sobre Wii U, e incluso la campaña publicitaria de Soul Calibur V.
Final Fantasy es a los videojuegos lo que Star Wars al cine, una marca que vende por sí sola. En cambio, estas últimas entregas, estos últimos spin offs, representan un duro golpe a la imagen de la marca. Su valor se está escurriendo como agua entre nuestras manos. Final Fantasy es una franquicia que necesita un juego que nos haga volver a enamorarnos de ella y os aseguro que no me gustaría estar en el pellejo del responsable de esa difícil misión.
PD: ¿Final Fantasy XIII-2? No gracias, pasemos página de una vez.