Año 1896. Mi Dreamcast dejaba de funcionar por arte de magia. La japuta se reiniciaba una y otra vez debido a un fallo en el lector. Me pasé varios años sin poder jugar a los últimos videojuegos que salían, hasta que un amigo se compró una PlayStation 2 y pude ver en una demo un vídeo de algo llamado Devil May Cry. Me enamoré inmediatamente de aquel albino saltando, disparando y dando espadazos a todo bicho viviente.
Fue casi inmediato el decirlo en casa y tener la PlayStation 2 con el Devil May Cry. Sin tarjeta de memoria. Pero daba igual ya que lo volvía a empezar y me encantaba. Era y es para mi el videojuego perfecto del que nunca me canso. Un videojuego que perfectamente todos los años me lo puedo pasar tres, cuatro o cinco mil veces durante un año. Le hablé a un amigo de las bondades de lo último de Hideki Kamiya y Shinji Mikami, e inmediatamente me dijo: «Me lo podrías dejar y yo te dejo uno también muy chulo». Y así es como pude jugar a Onimusha.
No me gustó NADA. Jugué unas horas y el primer Onimusha me pareció horrible. Me molaba la idea de manejar un samurai, pero el control me parecía nefasto haciéndose muy difícil esquivar. Encima habían dos cosas que me ponía de los nervios. Por una parte el manejo del personaje y otra las malditas cámaras. Para ir hacia delante siempre hay que pulsar hacia delante. Da igual en que posición se encuentre la cámara. Era algo que no entendía. Vale que los primeros Resident Evil tenían este tipo de control, pero en un juego como Onimusha y viniendo de jugar al Devil May Cry pues no lo entendía. Encima las cámaras fijas de Onimusha Warlords eran mucho más burras que las de Devil May Cry. Esto hacía (y lo sigue haciendo) que algunos jefes finales te acorralasen en una esquina, te pusieras nervioso por ver que el personaje no responde como es debido y sufrir una muerte. No pude y a los pocos día devolví el Onimusha.
No fue hasta que se anunció por primera vez Nioh, cuando debido a las continuas comparaciones, volvieron las ganas de jugar a cualquier Onimusha. Sabía que era difícil encontrarlo y me pasé mucho tiempo rebuscando en la cesta de segunda mano del GAME. Incluso el dependiente me llegó a decir: «Hace como 8 años que no veo un Onimusha para PS2». Por suerte, el mismo día que se lanzó Final Fantasy XV encontré uno.
Como ya he dicho Onimusha de primeras no me gustó, pero estaba dispuesto a pasármelo sí o sí. Es lo que he hecho estos días y madre mía que burro fui en el pasado.
GRAFICAZORLS
Hay que situarse en los años que salió Onimusha. No había un juego parecido. Aunque se le tachaba de Survival Horror en un principio, en Onimusha poco susto hay. Sí que igual algún enemigo te da un susto saliendo de golpe, pero Onimusha está lejos de un Resident Evil. Este videojuego al igual que Devil May Cry está más enfocado a la acción. Los gráficos de Onimusha: Warlords están más que bien. Igual más dientes de sierra de lo normal, pero en PlayStation 2 era bastante frecuente el ver mucho diente de sierra.
Lo malo de Onimusha es su versión PAL. Con razón en Europa hemos sido siempre unos PALetos, y la versión de Onimusha: Warlords se alejaba bastante de la japonesa. De primeras teníamos un juego a 30 frames por segundo. Algo que no se puede explicar y que después en Devil May Cry sufrimos lo mismo. Otra cosa eran las molestas bandas negras del juego. En serio… ¿por qué? No fue hasta que salió en Xbox cuando pudimos disfrutar de Onimusha en todo su esplendor y con algún añadido.
JUGABILIDAD
Onimusha: Warlords es un videojuego corto. La primera partida nos durará menos de cuatro horas, y las siguientes parecerán un speed run bajando el tiempo de juego hasta en menos de tres horas. Pero debido a su duración, es un juego muy rejugable con algunos secretos y nuevas dificultades. El único problema que tiene es la forma de jugarse como ya he comentado antes. De seguro que al principio os pondrá de los nervios que el personaje solo vaya adelante pulsando el pad hacía arriba. Da igual la cámara en que posición se situe.
Después vale que Onimusha Warlords sea un buen videojuego, pero los años le pesan y se nota que es lentillo. Y no sé si será por haberme pasado tropecientos Hack & Slash antes, pero lo veo muy fácil. Pocas veces me han matado y encima han sido los jefes finales del juego.
MÚSICA, VOCES y SUBTÍTULOS
Aquí vienen las hostias ya que Onimusha Warlords no está en castellano. Encima que llegó una versión lenta y con bandas negras, el juego solo contaba con tres idiomas. «Pero un juego no es peor por que no venga en castella…» ¡NANAI! Imagínate jugar a un juego de rol con tropecientos diálogos y que llegue en Turcochipriota. ¿A qué jode? Pues lo mismo con Onimusha Warlords.
Tiene pocos diálogos, y se entiende algo aunque no tengamos un nivel de inglés alto, pero es delito no traerlo al castellano con los pocas escenas que tiene. Encima mi cabreo no viene por los diálogos, si no por la posibilidad de descifrar unos cofres. A medida que vamos jugando al Onimusha nos encontraremos multitud de libros. Algunos tienen palabras escritas en un idioma raro (no se si es japonés) y debajo está la traducción. Cuando nos topemos con un cofre con un secreto «buapo», el juego nos hará una pregunta y tendremos que responder con ese idioma raro. ¡Pero claro! Antes tendremos que traducir las letras. Una puta mierda que se complica de mala manera por no estar en castellano.
Las voces están más que bien pese a que hay puntos en que la sincronización labial brilla por su ausencia. Y creo que un juego ambientado en el Japón Feudal donde Nobunaga hacía de las suyas lo mejor sería escuchar las voces en japonés, pero no hay ninguna opción disponible.
La música es más que aceptable con momentos muy «melodías tradicionales japonesas». Otras no lo son tanto, pero en conjunto lo que suena en Onimusha Warlords es más que aceptable.
CONCLUSIÓN
Onimusha es un juego al que hay que jugar, y seguidamente Onimusha 2, 3 y 4 a poder ser. Si podéis jugar a la versión de Xbox del primer juego mejor aun (también podéis jugar a la versión japonesa de Onimusha vía emulador).
Es un juego que ha envejecido, que igual sus controles os ponen de los nervios, pero es todo un clásico de PlayStation 2 y de seguro que os gustará con todas sus ñardaditas varias. A mi en un principio no me gustó y después con los años me he dado cuenta de lo burro que fui y de lo buen videojuego que es. Ahora a ver si con un poco de suerte encuentro las otras tres entregas que salieron en la maravillosa PlayStation 2.
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