One Piece: Burning Blood – Análisis PlayStation 4

Bandai-Namco nos trae One Piece: Burning Blood, el último título en ver la luz del universo creado por Eiichiro Oda. Burning Blood toma distancia de los juegos lanzados en los últimos años con la licencia de One Piece, ya no estamos frente a un ‘musou’ con toques de aventura y rol, sino ante un juego de lucha clásico de uno contra uno.

Los piratas del sombrero de paja se embarcan en un título para las consolas de la actual generación -y PS Vita- que hará las delicias de los fans pero que, por desgracia, resultará muy rudimentario y básico para aquellos que busquen algo de complejidad en él. Sin paños calientes: Burning Blood es un juego para amantes de One Piece, no para amantes de la lucha. Veamos por qué.

[divider]La clave del juego[/divider]

Lo primero a lo que podemos hacer referencia es al apartado gráfico. Compuesto por el apartado técnico y el artístico vemos que el título de lucha funciona correctamente por ambas partes. Luce realmente bien, a decir verdad. El modelado de los 42 personajes que podemos seleccionar es prácticamente perfecto, su recreación es exacta a la vista en manga y anime y la representación de sus golpes más característicos está reflejada de manera excelente. Los ataques especiales son directamente un calco de lo visto en la serie en la actualidad, lo cual encantará a sus seguidores. Lamentablemente no todo son buenas noticias.


Los escenarios en los que se desarrollan estas batallas no gozan del mismo trato dado a los personajes y, a decir verdad, muestran un nivel general muy bajo, relegándolos a un papel más que secundario y resultando en ‘rings’ tematizados meramente anecdóticos. Algunos de ellos son destruibles, distintos elementos del mismo se rompen en el intercambio de golpes, generando escombros que, acto seguido, desaparecen. Esta clase de cosas son comunes en el género o en los propios videojuegos en general, pero no por ello debe uno dejar de señalar lo cutre que puede llegar a resultar.

[divider]Sistema de combate[/divider]

Echemos un ojo ahora al apartado jugable. En un título de lucha debería ser su principal baza aunque, como decía al principio del análisis, en Burning Blood el peso del valor del título recae sobre la licencia que lo inspira, sus personajes y el amor de los fans hacia ellos.

El sistema de combate del que hace gala se me ha antojado algo tosco y, por momentos, anticuado y molesto. Por poner algunos ejemplos:

La guardia sólo nos libra del primer golpe que recibimos, si al atacar nuestro rival no estamos cubriéndonos, preparáos, nos vamos a comer el combo entero. Vale, puede que digáis que esto pasa en cualquier juego de lucha, porque en eso consisten los combos y técnicamente es cierto, pero con Burning Blood no es la misma sensación ni de lejos. Con tan solo pulsar un botón y que nosotros no nos cubramos cuando tocaba, el rival nos va a colar un combo completo. Estos combos no son ampliables ni se pueden continuar -como sí pasa habitualmente en el género- con otros golpes.

Esto supone un problema, ya que el título no cuenta con demasiadas animaciones -entre golpe y golpe en otro juego daría tiempo de sobra a fintar o cubrirnos de nuevo- y un único combo por personaje, por tanto, anticiparse al ataque es mera cuestión de suerte. Un personaje más rápido que el nuestro siempre golpeará antes en un intercambio de golpes. Con el mismo botón con el que nos cubrimos podemos realizar fintas al mover el stick en alguna dirección. Estas fintas se ejecutan de forma un tanto confusa en ocasiones y no responden como deberían en un título -y un género- en el que cubrirse y fintar es esencial.

Por otro lado tenemos los ataques especiales de cada personaje y lo llamativo de estos -recreados perfectamente, insisto- es que no consumen ninguna clase de barra de energía, podemos dedicarnos a lanzar un ataque especial tras otro sin ninguna clase de control con tal de destrozar al rival, y es que alguno de ellos es realmente devastador y muestra un desequilibrio de fuerzas palpable.

Pese a todo pronóstico y a lo que sugiere la licencia de la que bebe, One Piece: Burning Blood no es un juego de lucha ágil o dinámico. Cuando un rival nos lanza a tomar por cu-una distancia lejana -y al revés-, la aproximación de nuevo hacia el enemigo es lenta y por momentos ridícula, si el rival además decide huir de nosotros, más pronto que tarde nos encontramos ante una situación que roza el absurdo.
Por otro lado, según el personaje que estemos utilizando tendremos un tipo de habilidad única según su tipo de fruta del diablo o forma de luchar que sí consume una barra de energía con su uso. Si, por poner un ejemplo, estamos utilizando a Ace, su habilidad logia hará que los golpes enemigos nos traspasen sin hacernos daño, salvo que nos golpeen con haki.

Se trata de un juego de lucha pensado para jugarse uno contra uno, aunque podemos formar equipos de tres luchadores e intercambiarlos en mitad del combate, lo cual añade cierto dinamismo pero no consigue salvar un ritmo de juego que se muestra muy pausado en ocasiones. En esencia, el sistema de combate de One Piece: Burning Blood ni es orgánico ni es dinámico.

[divider]Modos de juego[/divider]

Tras lo que a mi me ha parecido una mediocre jugabilidad pasemos a los distintos modos de juego que ostenta el juego de Bandai Namco.
Lo primero que nos encontramos es el decepcionante modo historia que, en lo que a mi juicio es una mala decisión, está compuesta tan sólo por la batalla de Marineford y el rescate a Ace.

Se divide en cuatro partes extremadamente cortas y separadas según su protagonista. Tenemos a Luffy, Ace, Barbablanca y Akainu en cuatro campañas que se desarrollan en un sólo escenario, SÓLO UNO. Un combate tras otro en el mismo escenario, cosa que tiene sentido por el trasfondo en el que se desarrolla, pero que hace más evidente, si cabe, que dicho modo podría haber pasado por otras sagas en lugar de repetir personajes y escenarios de forma tan reiterativa. Y es que pronto nos damos cuenta de que la diferencia entre las cuatro historias se basa en el protagonista que controlamos, por lo demás repetimos situaciones, escenas y vídeos en las 4 vertientes del modo.

He finalizado las cuatro aventuras en unas 4 o 5 horas. Por momentos se me ha antojado un modo de juego pesado y repetitivo, sin alicientes para continuar salvo completar este análisis. Además, en según qué batallas la dificultad roza el absurdo extremo. Se trata de una dificultad cimentada sobre la injusticia jugable, no sobre una mayor exigencia en el control y la ejecución, que es como debería ser.

Me he encontrado combates en los que he ganado sin recibir un sólo golpe y otros en los que mis combos y ataques especiales restaban un 5% de la barra de vida del rival, mientras que éste de un par de golpes finiquitaba un 40% de la mía, con toda la frustración que ello conlleva. Mención especial para el último combate del modo historia, en el que he tenido que recurrir a las más bajas e indignantes artimañas para poder ganar, y eso no me gusta nada de nada. No se gana con esfuerzo y habilidad, sino repitiendo patrones que vulneren la IA…

En cuanto a los otros modos de juego, tenemos el llamado modo ‘Se Busca’ con batallas libres contra enemigos tematizados, basados en ciertos momentos de la historia. Estas batallas suponen un soplo de aire fresco respecto a un modo historia mucho más restrictivo y pesado. Todo funciona mucho mejor, hay variedad de escenarios, la dificultad es lógica y normal y el sabor que deja ya no es tan amargo. Por supuesto sigue cargando con las carencias del sistema de combate.

Tenemos un modo versus local y online que funciona bien con dos mandos y que presenta algún que otro problemilla en su modo en línea. Alguna que otra dificultad para encontrar partida, algo de lag por aquí y por allá… Es un modo que no termina de despegar como debería.

[divider]Decisión inexplicable de diseño[/divider]

Y por último tenemos la joya de la corona. El modo Batalla Bandera Pirata. En dicho modo elegimos una de las muchas facciones disponibles -piratas del Sombrero de Paja, de Barbanegra, Marina…- y luchamos por ella librando batallas en una competición mundial por situar nuestro bando en cabeza por encima de otros. Los combates que realizamos son contra la IA, otros jugadores o enemigos desequilibrados a más no poder, con la idea de crear auténticos retos para ganar puntos de facción. El problema de este modo este modo es la inclusión de una barra de energía. Dicha barra se gasta con el movimiento entre isla e isla y se recupera con el tiempo. Tiempo REAL, como si de un juego de móvil se tratase. Una decisión absurda e ilógica de raíz y que no tiene ninguna clase de sentido en su planteamiento. Un auténtico despropósito jugable es lo que es.

[divider]Sonido[/divider]

Para terminar me gustaría señalar que el apartado sonoro de Burning Blood cumple. El doblaje está realizado por los mismos actores del anime. La música, por otra parte, se muestra sin grandes alardes, es muy similar a la de la serie y logra su objetivo de acompañar, aunque no quedará grabada en nuestra memoria. Los efectos y golpes de los ataques son un reproducción muy fiel de lo visto en televisión.

[divider]Conclusión[/divider]

En conclusión: One Piece: Burning Blood es un videojuego muy escaso y limitado. Sin duda hará las delicias de los fans de Luffy, Zoro y compañía, pero los que busquen un título enfocado a la lucha pura y dura quedarán terriblemente decepcionados. Burning Blood tiene un nivel bastante mediocre como juego de lucha y ya en la pasada generación encontramos más de un Naruto y algún que otro Dragon Ball mucho más satisfactorios en ese sentido. Su principal atractivo es la fiel representación de los piratas y miembros de la Marina y sus ataques más famosos, su modelado es impecable. Se trata de un producto destinado a los seguidores de la licencia de Eiichiro Oda, por desgracia yo estoy analizando un videojuego, no merchadashing.

Gráficos
6
Sistema de Combate
3
Diversión
4
Historia y modos
3
Nota de lectores6 Votos
6
Excelente modelado de personajes
Reproducción fiel de los ataques vistos en el anime
Variedad de personajes a elegir
Producto estrella para fans de One Piece
Jugabilidad mediocre y tosca que lastra la diversión
El modo Historia deja muchísimo que desear
Batalla Bandera Pirata es un despropósito conceptual. Esto no es un F2P de móvil.
Si no te va One Piece hay decenas de opciones mejores
4
Héctor Miró

Mis padres cometieron el error de regalarme una Master System hace más de dos décadas. Todo ha ido a peor desde entonces. Soy fotógrafo, resido en Brinstar y sé de sobra que el pastel no era mentira. [COMPRO ORO]

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