Mortal Kombat X es un juego que, igual que sus predecesores más inmediatos, nos está dejando con un sabor agridulce, porque es bueno pero también tiene cosillas que chirrían, que no terminan de encajar del todo. Todo lo contrario a lo que ocurrió en lo orígenes de la saga, que gracias al primer Mortal Kombat se convirtió en toda una referencia en este particular y sanguinolento subgénero de los juegos de lucha.
Corría el año 92, un año en el que disfrutamos de la Olimpiadas de Barcelona y de la Expo de Sevilla, en el que ibas al cine sin sentirte vilmente atracado por los precios de las entradas… venga, ya apago el modo abuelo cebolleta, porque ese año fue también en el que el concepto de los juegos de lucha fue redefinido gracias a las cabezas pensantes de Ed Boon y John Tobias.
Si fuera a lo fácil centraría todo este texto en que la revolución de este juego vino de la mano de la exageradísima violencia (así se llegó a catalogar por parte de los más críticos al sector de los videojuegos) de la que hacía gala, pero es que Mortal Kombat era mucho más que sangre y violencia. Igualmente he de ser sincero y reconocer que el juego mostraba unos niveles de violencia bastante elevados para la media a la que podíamos estar acostumbrados, o al menos en este caso estamos hablando de violencia explícita.
Esto supuso que en su salto a las conversiones domésticas notásemos como la censura había metido mano descaradamente. Mientras que en las consolas de Nintendo se obvió totalmente el uso de la sangre, en las de SEGA pasó algo parecido con la diferencia de poder usar un código que permitía desbloquear la sangre y los fatalities.
¡Ay, los fatalities! Esos ya icónicos ataques finales que lo mismo ensartaban a nuestro enemigo contra unos afilados pinchos como si fuese un faquir aficionado, que lo desmembrara lenta y dolorosamente. Como ya he dicho antes, sí, en Mortal Kombat había mucha violencia. Estos ataques especiales siempre venían acompañados de cuantiosos salpicotes de sangre, lo uno sin lo otro no tenía ningún sentido, y precisamente este tándem de fatalities y sangre le valió ganarse las críticas de los sectores más conservadores de la sociedad. Que si jugar a este juego te convertía en un sádico, que si despertaría tu instinto asesino, que si había que prohibirlo… nada que no oigamos con demasiada frecuencia.
Pero lo más curioso del juego (al menos para mí) es sin duda su aspecto gráfico. Contrastando con la estética general a la que estábamos acostumbrados, para el diseño de este juego se optó por la técnica del stop-motion, mediante la que pudimos disfrutar de unos gráficos foto-realistas dentro de las posibilidades que permitía la tecnología de la época.
Tan elaborado llegó a ser el trabajo en este aspecto que los personajes fueron “interpretados” por actores reales cuya imagen terminó siendo la que ilustraría incluso la pantalla de selección de personaje. Tened en cuenta que para hacer las capturas de stop-motion cada uno de los actores estaba perfectamente caracterizado según el aspecto del personaje que representaba.
Después de estos primeros pasos la franquicia encontró la gallina de los huevos de oro y se dedicó a sobreexplotarla todo lo que pudo y un poco más. Las secuelas empezaron a llegar una detrás de otra manteniendo y mejorando bastante la fórmula del éxito. De hecho me vais a permitir a afirmar que con Mortal Kombar Trilogy se logró encontrar la perfección en la saga. Esta suerte de “recopilatorio” incluía todos los personajes y modos de juego aparecidos hasta entonces, además de añadir unas más que suculentas novedades que ayudaron a darle una esencia propia al juego a pesar de que en realidad era el sucesor de Ultimate Mortal Kombat 3 (versión mejorada de la tercera entrega), otro de los grandes títulos de la saga.
Pero como se suele decir, todo lo que sube tiene que bajar, y vaya si bajó. A pesar de que MK Trilogy mantenía el mismo planteamiento jugable y gráfico que sus predecesores fue lanzado en Nintendo 64, PlayStation y Sega Saturn. El éxito de este título hizo que no se tardase mucho en plantear la publicación de una nueva entrega para esa nueva generación de consolas (excepto Saturn) que aprovechase la tecnología de ese momento, es decir, los gráficos poligonales. Bajo esta premisa se nos presentó un esperpento juego llamado Mortal Kombat 4, el cual me atrevo a afirmar que a día de hoy sigue siendo el peor de todos los MK publicados hasta el momento.
Desde ese momento cada nueva entrega de Mortal Kombat parecía estar hecha a desgana, sin ningún tipo de cuidado, aunque parece que poco a poco la saga va volviendo a lo que fue en sus orígenes, ¿o no? ¿Pensáis que Mortal Kombat X es un juego que merece la pena?
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