Análisis del Philips 275C5, un monitor multiuso muy asequible y con bastante buen rendimiento.
Los monitores son una parte indispensable de los ordenadores, independientemente del uso que queramos darle. Por eso, en GuiltyBit llevamos ya un par de monitores analizados, para que sepáis qué tenéis que comprar. Hoy le toca el turno al Philips 275C5.
Lo primero en lo que se repara al sacar el monitor de la caja es su acabado. Es una pantalla grande de por sí (27 pulgadas), pero como tiene un borde estrecho, parece mucho más grande de lo que es.
Ya en funcionamiento, te llena el campo visual y casi parece que no se puede abarcar toda la superficie de la pantalla al mismo tiempo. Pero eso es algo que se agradece. Trabajar con la pantalla partida, con varias aplicaciones abiertas y visibles al mismo tiempo; jugar o ver películas en una pantalla de ese tamaño es un placer.
Además, el monitor Philips 275C5 tiene un ángulo de visión muy grande, por lo que la comodidad para trabajar, jugar o disfrutar de contenido audiovisual es aún mayor.
En la calidad de la imagen es donde este monitor flaquea. A pesar de que tiene 27 pulgadas, solo alcanza una resolución de 1920 x 1080p con sus respectivos 60 herzios. Son números más que suficientes para el uso diario y para pantallas más pequeñas, pero no para un uso intensivo con videojuegos. Además, el tiempo de respuesta fluctúa entre los 5 y los 14 ms, por lo que esta pantalla para jugar a los títulos competitivos está totalmente descartada.
Lo salva que la pantalla es IPS y la calidad de los colores es una gozada. Además, con la tecnología Flicker-free, para evitar parpadeos y el SmartContrast, para unos negros más definidos, el monitor disimula sus carencias asemejándose a otros de una gama más alta.
Siguiendo con características de la pantalla, el monitor también cuenta con un menú bastante amplio para configurar la imagen a nuestro gusto. Hay muchas opciones y permite muchas configuraciones diferentes y eso, al mismo tiempo, es un acierto y un error.
Lleva mucho tiempo ajustar todas las opciones para quedarte con la configuración más óptima para el uso que le vas a dar a la pantalla. En otros monitores que he probado y tenido, casi siempre estaba la opción de cambiar entre configuraciones predeterminadas: para leer, para jugar, para ver películas. En este monitor había algunas opciones similares, pero no eran tan claras ni tan contundentes como establecer directamente un modo de imagen para cada uso.
Sin tener un conocimiento muy profundo de qué es lo más idóneo, al final acabas ajustando el brillo, el contraste y los colores por tanteo y en base a lo que menos te moleste a la vista. Eso sí, mientras tanto, andas perdido total.
Un detalle que dice mucho del público al que va dirigido este monitor lo vemos en su base. En lugar de servir simplemente como sujeción, Philips ha incluido un altavoz para no necesitar de nada más si decidimos conectar otro aparato diferente a un ordenador.
En mi caso, por ejemplo, he conectado la PlayStation 4 en muchas ocasiones y la calidad y la potencia que alcanzaba ese altavoz era similar, o incluso puede que superior; a mi televisor habitual. Quiere ser un monitor todoterreno, que valga tanto para conectar tu ordenador y relajarte con una película con tus propios altavoces; o conectar una consola y no andar liado cambiando cables para el sonido.
En el fondo, el Philips 275C5 cumple muchos requisitos para ser una buena pantalla para cualquier hogar. En varios aspectos se queda corta para según qué la queramos, pero es que tampoco es una pantalla tope de gama. El Philips 275C5 cuesta en torno a los 330 euros (al menos en Amazon y según redacto estas líneas), y una pantalla con más resolución y menor tiempo de respuesta fácilmente cuesta el doble o más.
Es una pantalla a caballo entre quién quiere algo más que una pantalla básica y quién está dispuesto a dejarse el sueldo del mes íntegro en una pantalla para jugar en un PC tan potente que emocionaría a Spielberg.