Es normal que el verano en las grandes ciudades sea la oportunidad de oro para ir a decenas de eventos, algo que en sitios como en Gijón suena imposible. Ante esa situación llegó Metrópoli con la intención de abrir el verano por todo lo alto. ¿Cómo ha sido esta primera edición de este evento tan ambicioso? En las siguientes líneas os lo contamos.
Como bien he mencionado antes, quitando las ciudades más importantes de España el resto no solemos ver muchas ferias de manga, videojuegos o cómics al año, por lo que el anuncio de Metrópoli supuso una gran alegría en este campo. Además, el evento prometía contentar a todo el público buscando variedad con días temáticos dedicados a la cocina, a Star Wars, a la mujer o a Dragon Ball, entre otros. Si a ello le sumamos 3 días de ComicCon, exposiciones constantes y conciertos pues la cosa pintaba ya muy bien antes de asistir al evento.
Una de las grandes bazas de Metrópoli fue su precio: euro y medio la entrada diaria o 12 euros el pase para los diez días que duró, incluyendo conciertos en él, por lo que los días que no hizo sol en el norte (casi todos) se convirtieron en visita obligada donde pasar la tarde.
Metrópoli se pudo clasificar por dos parte: los eventos fijos y los que no, teniendo los primeros sus propios pabellones para ellos solos. Quitando los dos dedicados a zonas infantiles quedaba la cosa en 4 zonas de visita fija: videojuegos, exposiciones, tienda y láser-tag, además de una gran cantidad de bares.
La zona de videojuegos fue sin duda la que más concentración de gente diaria tenía. Dividido en dos pisos, se podía encontrar en el primero una serie de simuladores aéreos y de conducción, con sus cabinas que respondían al movimiento del juego. Pintaban muy bien, y en cambio la cola era prácticamente inexistente, algo que me llamó la atención, pero en cuanto vi que el precio de cada partida era cinco euracos se me esfumaron todas las incógnitas.
Ya en el segundo piso la cosa cambiaba y se podía ver una gran concentración de gente. Por una parte la planta tenía un gran número de juegos deportivos, donde los de velocidad tenían sus volantes, y todos ellos gratuitos. Por otro lado estaban el resto de juegos, con cosas como Killer Instict, Tekken o Super Smash Bros. Brawl, entre otros. Entre ambas partes estaba como intermediaria la zona retro, donde se podían contemplar consolas de antaño como la familia SEGA o Game Boys de todos los tamaños y colores. También destacaban un par de recreativas con emuladores de grandes como Metal Slug, por lo que al ir con amigos la parada para pegarse un buen pique era obligatoria.
Por último, estaba la gran joya de la corona del pabellón, la cual era la causante de una cola considerable a todas horas: el Oculus Rift. Las esperadas gafas de Realidad Virtual estuvieron para ser probadas por el público mediante una demo no jugable de una montaña rusa en la que eras el pobre incauto que montaba en ella. Salvo la resolución, que ya se sabe que aumentará, la impresión que causa Oculus Rift es realmente muy buena. Un servidor se esperaba un peor funcionamiento del giroscopio del periférico y un 3D no tan logrado, pero sin duda los chicos de Oculus VR han logrado crear una inmersión que nadie se esperaría. Tal era la impresión que causaba que más de uno casi acaba por los suelos mientras probaba las gafas.
El otro gran protagonista fijo fue la zona de exposiciones, donde los frikis pudimos babear a gusto. Las paredes del recinto estaban decoradas por dibujos originales de autores de cómics de DC y Star Wars, habiendo tanto lápices como entintados y pintados, algo que resultaba digno de ver. A parte de ello, también estuvo presente Star Wars en forma de figuras, las cuales en una parte del suelo recreaban la llegada del Emperador a la Estrella de la Muerte. Junto a ellas se podían contemplar fotos de gran parte del reparto de las películas firmadas.
La siguiente exposición llamativa era la de Superman, estando unas vitrinas dedicadas al Hombre de Acero. La exposición era un popurri de todo lo relacionado con el personaje, habiendo gran cantidad de figuras, pósters, películas y demás rarezas, incluyendo una criptonita con su propia caja de cartón.
Por último quedaba la exposición de cine del canal SciFi, donde se pudieron contemplar una gran cantidad de objetos sacados de grandes hitos del cine, habiendo cosas como la máscara de Scream, un colmillo de Jurassic Park, la trampa de los Cazafantasmas o un busto de un Terminator sacado de la película Salvation. Gran parte de la colección estaba compuesta por réplicas, pero también había unos cuantos originales.
Pasando a la zona market nos encontramos con un montón de tiendas. Pero ojo, tiendas de todo tipo, por lo que aquí ya empezaba a notarse que Metrópoli quería centrarse en todo los públicos. Entre los negocios había bastante comida, ropa e incluso muebles, además de una tienda de merchandising y otra de cómics y libros, por lo que más frikis en este recinto nos sentimos algo decepcionados al pensar que encontraríamos más tiendas para nuestros gustos.
Por último estaba el recinto del Láser-Tag, donde se podía disfrutar de una partida pequeña de 20 minutos que hicieron que un servidor lo pasara como un niño pequeño pegando disparos a cascoporro. El problema aquí fue el mismo que azotó gran parte de Metrópoli: las colas. Estar más de una hora esperando no es algo que a uno le haga gracia la verdad…
Llega el momento de hablar de la segunda parte: los eventos temporales. Durante los diez días de Metrópoli se dejaron pasar por allí una gran cantidad de humoristas, como Dani Mateo, Julián López, Raul Cimas o el dúo La Parroquia, quienes ofrecieron shows cómicos, cuyos peores enemigos fueron la horrible calidad del sonido, lo que dejaba en algunos casos a medio público sin entender nada.
Siguiendo con los famosos nos encontramos la parte conciertos, cuyo mayor pega fue la cantidad de música indie que trajo. Destacando en el cartel estuvieron Loquillo, Raimundo Amador o La Mala Rodríguez, pero aun así el sabor que quedó no fue de variedad…
Por su parte, los canales de televisión aprovecharon Metrópoli para llevar los últimos capítulos de sus series más vistas, habiendo proyecciones de Juego de Tronos, Sobrenatural, Falling Skies y más. Ver en un salón de actos en una buena butaca series en HD es algo que presta bastante.
De momento todo suena bien, pero sin duda lo más esperado por un servidor era el fin de semana, ya que del viernes al domingo estuvo la ComicCon presente en el evento. De esta manera el número de tiendas de merchandising, cómics y demás se ampliaron considerablemente, junto a una réplica del Trono de Hierro para sentarse y sacar fotos como un poseso.
Además, la ComicCon también dio lugar a eventos más llamativos, como fueron charlas de dibujantes de Marvel, DC y Star Wars, a las que asistieron nombres de la talla de Salvador Larroca, Bob Hall o el cocreador de Lobezno, Herb Trimpe, donde además se regalaron cómics entre los concursantes.
Otros de los invitados a este evento fueron los dobladores españoles de Dragon Ball y Saint Seiya, quienes tuvieron su charla acerca del doblaje y firmas. Aprovechando la ocasión se proyectó la nueva película de Goku y sus amigos: Battle of Gods, a la cual había que pagar para asistir también… Y para cerrar el tema manga estuvieron las charlas de cosplayers, junto a los clásicos concursos.
Para completar la ComicCon estuvo el día de Star Wars, donde Flipy (sí, el de El Hormiguero) proyectó el episodio IV en formato Súper-8, a parte del episodio I sin las escenas donde aparecía Jar-Jar Binks. Completando el día estuvo un «desfile imperial» (fueron menos de 20 personas sin música ni nada caminando rápido) y un concierto homenaje a John Williams.
A parte de todo esto hubo muchísimas cosas más que si me pongo a explicar no acabamos hasta mañana, como un torneo presencial de League of Legends, zona de juegos de mesa, programas de radio en directo, talleres infantiles…
Todo esto escrito suena de lujo, pero mete esto en 3 días e intenta no perderte nada. Para alguien de gustos frikis fue el mayor fallo de Metrópoli, ya que pasar de días en los que no había nada que hacer apenas a tener 3 charlas que te gustan a la misma hora es algo que fastidia muchísimo.
Siguiendo con las pegas está la cantidad de gente los fines de semana, ya que estamos hablando de más de 6 kilómetros cuadrados de evento que durante el sábado eran una avalancha de personas, con sus considerables colas, claro.
La gran conclusión de Metrópoli es que fue un buen evento pero mal organizado. Si hubieran expandido la ComicCon más días habrían logrado tener todos los eventos mejor repartidos y los atrasos no habrían sido tan continuos. Quitando eso el evento promete y mucho, ya que si siendo la primera edición han logrado traer a nombres importantes del mundo de los cómics, además de algunos grupos musicales conocidos no quiero imaginar lo que podrán traer con algo más de renombre.
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