En todos los análisis, críticas y primeras impresiones que escribo me imagino esa típica escena de dibujos animados donde un personaje tiene en su hombro derecho a un ángel y en su hombro izquierdo un diablo, cada uno mostrándose más inquisitivo que el otro dictaminando al dubitativo personaje qué es lo que debe hacer. Esta vez que me toca hablar de Metris Soccer, en desarrollo por Metris Code, no va a cambiar.
Con esto quiero decir que, sea cual sea el juego, tiendo a ir a buscar lo positivo. No sé si mi inocente actitud optimista tiene algo que ver, pero el caso es que siempre acabo concluyendo con puntos positivos: me acaba pesando más lo bueno que lo malo. Digamos que tiendo a escuchar más al ángel posado sobre mi hombro derecho. Pero esta vez el diablo lo ha tirado del hombro y me está pegando gritos con un megáfono al oído.
Metris Soccer es la perfecta definición del early access: un producto inacabado y que sabe dios cómo va a acabar. ¿Qué es como juego? Una frase muy pretenciosa. ¿Qué pretende ser? Un juego de fútbol arcade que trata de recordar a FIFA Street. Lo primero: no soy ni mucho menos fan de FIFA Street. Lo segundo: este juego no le llega a la suela del zapato a FIFA Street.
Y disculpad, porque vuelvo a pecar de pretencioso al llamarlo “juego”. Dejémoslo en “producto”, “demo” o algo similar, porque esto dista muchísimo de ser un “juego”. Como margen de confianza el estudio Metris Code tiene un año entero por delante para mejorar y reparar el juego. Así que tampoco me gustaría ser más duro de lo necesario… pero es que el diablo me está gritando.
Os voy a contar mi experiencia. Pongo el juego. Lo primero que veo es un mensaje que dice que pruebe primero el tutorial. Perfecto, voy a ello. Enseñan cómo moverse, cómo hacer un pase y cómo chutar… o lo intentan. En cuanto me acerco a la portería el juego crashea. Pienso que es mala suerte, así que reinicio el juego y hago lo mismo otra vez. Vuelve a crashear en el mismo punto. Repito, con idéntico resultado. Pienso que el tutorial quizá no es tan importante y voy a probar otra cosa, tratando de, injusta e inútilmente, restarle importancia.
Así que entonces voy a Mi Equipo, lo que viene siendo el menú en el que elegir cómo quieres hacer tus personajes, que nombre ponerle, qué ropa usará… es decir todas esas cosas que quedan muy bonitas y no sirven para nada. Al menos hay una variedad “mínima” si te interesa lo más algo este aspecto. Porque claro, es muy determinante que en vez de una camisa blanca de tirantes levemente manchada lleve una sudadera negra a estrenar, porque eso nos pondríamos todos los que queremos jugar a fútbol en la calle. Por lo demás puedes personalizar regates (que se hacen con un solo botón y puedes tener 4 por personaje) y las características, supuestamente.
Bien, visto eso e incapaz de jugar el tutorial, decidí entonces jugar un partido rápido. Es decir, uno de los dos modos de juego que ofrece el juego a estas alturas. El otro es un torneo en el que te piden hacer x regates, goles o lo que sea… en partidos rápidos. Yo de verdad que lo intento, pero el diablo cada vez me grita más y más alto, hasta un punto en el que su oratoria se vuelve el canto de mis neuronas y me retumba en la cabeza.
Pero dejemos esto de lado… ¿qué hay de la jugabilidad? Pues amigo mío, si pensabas que es aquí donde el ángel volvía a su hombro derecho escalando a duras penas como si de Shadow of the Colossus se tratase y para hacer callar al diablo.. digamos que te quedas a medias. Sí que ha escalado, sí, pero hasta el hombro izquierdo para ayudar al diablo a pegar gritos: este juego es un desastre.
El balón va, paradójicamente, a su bola. No hay ninguna física realmente lógica en él. Además los jugadores se traspasan entre ellos, se teletransportan… no hay tampoco fluidez de movimiento. Parece por momentos un juego por turnos en el que esperas a que el rival haga algo para evitarlo. ¿El rival va hacia portería? Aprieta círculo como un loco cerca de él, le quitarás el balón. ¿Se te acerca un rival? Haz un regate cualquiera pulsando un botón, te librarás de él. Después vuelve a pulsar círculo, que ya has metido un gol. Eso por no querer nombrar lo mal que responden los controles, los fallos en la inteligencia artificial (si avanzas con tu portero los otros jugadores se van corriendo a las esquinas, lo cual resulta bastante gracioso de ver), bugs visuales y de sonido… Lo que se dice todo un espectáculo completo.
La mala jugabilidad, el control errático y en definitiva el poco sentido del juego es algo que viene del propio FIFA Street (a los que nunca he considerado siquiera juegos decentes). Pero con FIFA Street entendía el porqué de todo lo que había. Entendía que trataba de reflejar el fútbol callejero, que trataba de evocar el inicio de algunos de las grandes estrellas que hoy en día vemos por la tele marcando goles. Entendía que no se jugaba por contrato, por trabajo, o porque lo decía la competición: se jugaba porque se quería. El fondo de todo era la pasión por el fútbol, el querer bajar con tus amigos a la calle a echar unas pachangas y ver quién hace el regate más imposible, quién hace la mejor jugada, y quién mete más goles. Todo giraba con respecto a ese eje, a esa esencia. Esa mágica esencia que a todo forofo del fútbol se nos ha clavado alguna vez: esa pasión y ese sentimiento escondido en un juego de pegar patadas a un balón.
Y en Metris Soccer hay unos power ups por ahí tirados que llenan la pantalla de colores y hace que tu siguiente regate suelte chispas de colores. Sí, muy callejero todo, muy «evocador» y «pasional». Quizá lo de ver en colores es una metáfora sobre la drogadicción que hay en las calles que no pillo, pero la verdad es que lo dudo.
Digamos que esto es como un filtro. Primero está esa esencia del fútbol callejero de buscar más la forma que el resultado con los amigos por simple amor al arte. Fifa Street trató de evocarlo, y para mí nunca lo consiguió del todo por su mediocre jugabilidad. Y este juego no trata de evocar esa sensación de fútbol callejero: trata de evocar a FIFA Street. Al filtro que ya había filtrado la esencia original. ¿Qué queda? Lo que da más el pego como un simulador de animaciones para los 15 regates que hay en el juego que como un juego en sí.
¿Sabéis qué? Al final tendré que sentirme mal y poner al ángel en su sitio y callar un poco al diablo. Pero si buscáis una experiencia similar a FIFA Street probablemente esta sea la que más se le parezca en un futuro a no muy largo plazo. Seamos positivos, aún les queda un año de desarrollo entero en el que pueden pulirlo todo y tratar de aspirar a algo. Pero una cosa está clara: a día de hoy este juego es irrecomendable a no ser que busquéis una venganza contra uno de los niños con los que jugabas en la calle y nunca te pasaba el balón. Y no será recomendable (y casi diría que jugable) hasta un buen número de actualizaciones con mucho contenido, muchas mejoras y muchas soluciones.
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