Metal Gear Solid V: The Phantom Pain por fin está entre nosotros. Los últimos meses de espera han sido bastante desconcertantes debido a la “trifulca” interna que hubo en Konami con su creador, Hideo Kojima, que ha sido despedido (o a saber que ha pasado exactamente) de la compañía. Los fans nos temíamos que eso afectaría a la recta final del desarrollo del título, como ya pasó en casos parecidos y muy conocidos como Final Fantasy XII. Sin embargo, os puedo asegurar que eso no ha ocurrido con Metal Gear Solid V, y nos encontramos ante no solo la mejor entrega de la saga (analizando objetivamente) sino que además es el clarísimo GOTY del año 2015. Brillante en casi todos sus apartados, el simulador de infiltración más completo que existe hasta la fecha nos pondrá de nuevo en la piel de un Big Boss que lo ha perdido todo, y su sed de venganza lo llevará a rearmarse de nuevo y enfrentarse a los que un día lo creyeron muerto.
El final de todo un mito
Desde que Konami decidiera recuperar su saga Metal Gear (2 entregas originales en MSX y MSX 2) con Metal Gear Solid en PSX, cada lanzamiento de un nuevo título de la franquicia es todo un acontecimiento. Y es que la calidad de este juegazo lanzado en 1998 marcó a toda una generación de jugadores que aún recuerdan su BSO y frases de su sobresaliente doblaje al español, que tenía tanta calidad que aún hoy no ha sido superado (si acaso, igualado). Entrega tras entrega la obra de Kojima repetía éxitos y alabanzas tanto de crítica especializada como de jugones, en especial Metal Gear Solid 3: Snake Eater para PS2, que nos ponía por primera vez en la piel de Big Boss.
Metal Gear Solid V: The Phantom Pain sigue la historia de Big Boss después de los acontencimientos de Metal Gear Solid: Peace Walker y de su propio prólogo Metal Gear Solid V: Ground Zeroes (Konami tuvo la ramplona y rastrera idea de sacar a la venta un prólogo que en realidad era una demo encubierta del juego, aquí lo que importa es la pasta). Sin destriparos la historia, solo os contaré que tras el final de Ground Zeroes, pasan 9 largos años en los que a lo largo del prólogo nos iremos enterando de que ha pasado en todo ese tiempo, y Snake y Miller volverán a unirse para reunir un nuevo ejército llamado Diamond Dogs, con el objetivo principal de vengarse de Cipher. Así es como empieza el que parece ser que será el último título de la saga creado por Hideo Kojima, lo que ha creado bastante expectación en el mundillo y subido el HYPE como el pan. Sea como sea el futuro que le depare a Metal Gear, os aseguro que el final del título que nos ocupa cierra por completo el arco argumental creado por el amigo Hideo, por lo que podemos hablar sin miedo a equivocarnos del último juego de la franquicia tal y como la conocemos en la actualidad.
Mother Base y el mundo abierto
Al hablaros de “reunir un ejército”, seguramente habréis pensado en Portable Ops y Peace Walker, y no andáis para nada desencaminados. Phantom Pain no solo vuelve a ofrecernos la posibilidad de reclutar soldados y recolectar todo tipo de materiales y objetos para nuestra nueva base, sino que expande sus posibilidades todavía más, convirtiéndonos en líderes de nuestro propio ejército mercenario. Los materiales y objetos los transportaremos nosotros mismos, mientras que a los soldados, animales e incluso vehículos los haremos llegar a la base gracias al sistema Fulton, una especie de globo aerostático que se encarga de llevar a nuestras presas a la base. Al principio solo podrá con pequeñas cargas, pero mejorándolo podrá cargar hasta con vehículos. Hablando de mejorar, esa será otra de las grandes funciones de nuestros reclutas ingenieros. Tendremos que repartir a nuestro personal entre las diferentes áreas de trabajo de Mother Base según las habilidades que tengan. Una de las más importantes será I+D, donde crearán nuevo arsenal y mejorarán el ya existente. La cantidad de armas y objetos es impresionante y estaremos continuamente probando cosas nuevas en nuestros largos paseos por los bellos paisajes del juego.
Para reclutar y recolectar como locos, tendremos a nuestra disposición por primera vez en la saga todo un mundo abierto que explorar de cabo a rabo, ya sea en misiones secundarias o en las principales de la historia. No penséis en ningún momento que Phantom Pain se ha unido a la moda de los juegos en mundo abierto, ni mucho menos. Es tal el curro que tiene detrás (se nota, creedme) que os olvidaréis por completo de todo lo que hayáis visto hasta ahora en este tipo de jugabilidad tan expandida hoy día. La misiones , como ya pasaba en las entregas de PSP, las podremos afrontar con compañeros que elegiremos nosotros de nuestro pelotón, formado por soldados que ya hayamos reclutado. Por supuesto esto será cuando hayamos avanzado “algo” en el juego, ya que al principio estamos más solos que la una, y me atrevería a decir incluso que por esto el juego es más difícil al principio, ya que la curva de dificultad no es que aumente demasiado conforme avanza la historia, así que afrontar las primeras misiones solos nos costará un poco más de la cuenta.
Entre nuestros compañeros de batallas, hay que destacar tres que serán imprescindibles. Por un lado tenemos al caballo (D-Horse) imprescindible para movernos por el interminable desierto de Afganistán. Otro compañero animal será D-Dog, y para acabar tenemos a la polémica Quiet (UUUFF QUE PECHOTES!) que será la francotiradora oficial de los Diamond Dogs. Tanto el personaje en sí como la historia detrás de ella serán una de las claves de este Metal Gear Solid V.
La jugabilidad en estado puro
Si sois tan cazurros como yo, no haréis caso a las pequeñas ayudas que se nos ofrecen en las pantallas de carga, y os estaréis perdiendo muchas de las posibilidades que tiene el juego. En Metal Gear Solid V podemos hacer casi de todo: Agacharnos, reptar, hacernos el muerto, rodar en el suelo, tirarnos cuerpo a tierra, correr, trepar… Big Boss tiene mil y una posibilidades en el campo de batalla, destacando como siempre el imprescindible CQC, que bien manejado nos llevará a hacer virguerías que nos harán saltar de la silla de la emoción. Como ya es costumbre, podremos interrogar a nuestros enemigos, retenerlos a punta de pistola, noquearlos o ejecutarlos, siendo esto último algo que nos penalizará nuestro rango de héroe.
Aunque suene un poco faraónico, os garantizo que estamos ante el mejor simulador de sigilo hasta la fecha. Si Metal Gear Solid 4 (que por cierto ha envejecido bastante mal) ya era bastante puntero en este aspecto, la quinta entrega se lleva la palma. La noche y el día cambian en tiempo real, arma de doble filo ya que de día vemos mejor pero a nosotros también nos ven y viceversa. En esta ocasión no tendremos radar, por lo que tendremos que ir a golpe de prismáticos y de intuición continuamente, lo que cuando afrontemos misiones en solitario nos llevará a pasar bastantes minutos vigilando la zona que queremos atravesar. A esto hay que añadir que los patrones de movimiento de los soldados son infinitos, o eso me ha parecido a mí. Muy pocas veces un soldado enemigo repite itinerario, y cualquier ruido o despiste que llame la atención del mismo hará que cambie su trayectoria casi por completo, obligándonos a vigilar sus patrones de nuevo si no queremos ser vistos.
Pero como obra maestra que es, Phantom Pain no solo destaca en la vertiente sigilosa, sino que como juego de acción es también impresionante. Las partes del juego donde nos enfrentemos cara a cara con enemigos sin importar que nos vean son toda una gozada, y con la pedazo de jugabilidad con la que cuenta el título podremos hacer casi de todo sin despeinarnos. Yo mismo más de una vez he mandado a la porra el sigilo y me he puesto a pegar tiros como si no hubiera mañana, merece la pena y mucho.
Acabado técnico a la altura, pero no sobresaliente
A estas alturas por la red ya tenemos miles de reviews del juego donde se arrodillan ante él por su apartado técnico, pero yo, sinceramente, no acabo de ver ese “100%” en gráficos por ejemplo. Y es que por muy bueno que sea el título (que lo es), algún pero tenía que tener. El juego se mueve a unos inquebrantables 60Fps a 1080p de resolución en la versión que hemos usado para este análisis que ha sido la de PlayStation 4. El juego se mueve de miedo, y ya pueden aparecer en pantalla 80 soldados y 4 robots a la vez que mantiene el tipo sin ralentizarse lo más mínimo. Sin embargo, hay algo que a mí personalmente me pone de muy mala leche, y es que nos encontramos ante otro innecesario juego “transgeneracional” en pleno septiembre de 2015. En algunas texturas y ciertos modelados de personajes se nota claramente que no ha sido un juego desarrollado desde 0 y 100% para la actual generación, por no hablar del notable popping que sufre en algunos momentos, y eso para el bombazo del año a mí por lo menos no me parece nada correcto, por lo que en ese aspecto la han cagado con “sibaritas” como yo.
La música como siempre es MUY importante en la franquicia Metal Gear, y en esta quinta parte no iba a ser menos. A la típica música de fondo tanto para momentos tranquilos como para los de tensión, hay que añadir el tema cantado “Sins of the Father”, que nos pone la piel de gallina. Un buen añadido extra al juego ha sido el reparto de radios por el mapeado, que contienen cintas con grandes éxitos de los 80 que todos podremos reconocer, a modo de coleccionable. El doblaje al inglés está a la altura, incluida la nueva voz de Big Boss (Kiefer Sutherland, Jack Bauer para los amigos).
Si has jugado a toda la saga, he de decirte que ya puedes ir guardando las palomitas que te sobraron en Guns of the Patriots, porque aquí no las vas a usar. La duración y la cantidad de escenas de video se ha reducido drásticamente, y aunque las hay y muy buenas, son mucho más breves y van al grano, algo que yo agradezco enormemente. Se me olvidaba mencionaros que ahora Big Boss tiene complejo de Link, y apenas habla. Hay momentos en las escenas de video en que te quedas como diciendo “¿pero este tio no responde a lo que le dicen?” y no, no responde, solo habla lo necesario. Para colmo, el Codec ha sido eliminado en esta entrega, sustituyéndolo por unas cintas que nos van contando cosas de la historia.
Objetivamente, el mejor Metal Gear Solid
Metal Gear Solid V: The Phantom Pain es, objetivamente, el mejor Metal Gear Solid hasta la fecha. Es un juegazo impresionante que os tendrá como mínimo unas 40 intensas horas de vuestra vida disfrutando de una experiencia única, algo que solo es capaz de crear un genio como Hideo Kojima. Para los que han crecido jugando a los juegos de la franquicia, el título supone el cierre a una historia que nos tiene atrapados desde una buena parte de nuestra vida, y viviremos intensamente este “colofón final” que es todo un regalo de despedida.
Es tontería que os cuente nada más, debéis jugarlo vosotros mismos y valorar si estoy en lo cierto o no, pero os aseguro que Metal Gear Solid V no es solo el GOTY de este año 2015, será un GOTY histórico que cada uno llevaremos en nuestro corazón para siempre, como la mítica entrega de PSX.
En octubre, volveremos a las andadas con un análisis del modo online, que no estará disponible hasta dicho mes. Mientras, a disfrutar del modo en solitario.