Crítica del manga de One Piece 921

La locura se apodera del manga de One Piece 921. Pero lo hace de una forma que rompe con todos los esquemas que el mismo Oda estaba planeando.

Si tan solo le queda un 20% al manga para terminar (y por mucho que eso signifique unos 200 capítulos de manga), las cosas se tienen que ir acelerando sí o sí. Pero lo curioso es que el mismo Oda se tira dos capítulos planeando algo para luego, en el manga de One Piece 921, tirarlo todo por la borda… o no.

¿Qué piensa hacer el mangaka con esta exhibición de poder? Empieza una nueva locura o la banda se va a volver a separar?

Rompiendo planes

Desde que Luffy y los suyos llegaron a Wano hemos vivido una serie de «aventuras» light que nos han presentado la situación. Podríamos decir que han sido pequeñas incursiones de exploración y de muestra del propio Wano.

Sin embargo, desde que se reunieron con Kinemon, la cosa se paró un poco para ponerle orden a todo. Planes, estrategias y, por supuesto, hype. Sin embargo, cuando leemos el manga de esta semana, las cosas se van rápidamente al carajo por lo que el mismo Oda ha hecho.

Lo gracioso de todo es que es algo que se debería de haber visto venir (algunos nos imaginábamos ya algo) desde el momento en el que el propio autor hizo hincapié en el secretismo que debían de guardar los Mugiwara al llegar a la isla.

Primero Luffy se encargó de alertar a Hawkins de que estaba allí. Este evitó llamar a Kaidou antes de liarla parda. Pero tras la pelea contra el sumo y la aparición de Law contra Hawkins ya era inevitable que el Yonkou no se enterase de todo esto.

Con la situación en este punto, y tras darnos un respiro intencionado para que nos olvidásemos un poco de cómo estaba todo realmente, Oda vuelve a dar un golpe de efecto con una doble presentación inesperada.

El doble efecto de Oda

El primero de los efectos es cuando vemos a Jack aparecer en la aldea a la que Luffy regaló la comida. Llegados a este punto, la sombra de Kaidou estaba bastante lejos de aparecer. Jack es un pirata al que le tenemos bastantes ganas y que ya ha demostrado lo cruel que puede ser.

Sin embargo, antes de que nos recuperásemos de su aparición, nos ha plantado delante a un samurái ladrón (que ni está ni deja de estar con Kaidou) con bastante más fuerza de la que aparenta.

 

Mientras duran estas dos o tres páginas de enfrentamiento, ya ni nos planteamos que Kaidou pueda estar por ahí en medio hasta que… se oscurece el cielo.

Viniendo de Whole Cake Island ya sabemos que el poder tan inmenso de un Yonkou es capaz de afectar al clima. Big Mom hacía que lloviese, tronase o estuviese despejado según su estado de ánimo. Y evidentemente, la presencia de Kaidou ahí no era placentera, sino más bien de cabreo.

Kaidou

Con este doble sobresalto en el capítulo del manga de esta semana, Oda nos deja con la boca abierta una vez más. Tenemos, mucho antes de lo previsto, al Yonkou en medio de todo y desplegando todo su poder.

Ahora, además, sabemos que su fruta es una Zoan de tipo dragón. Casi que podríamos decir que Kaidou es Shenlong (y el efecto de oscurecer el cielo cuando aparece recuerda también a Dragon Ball, aunque no es exclusivo de ese anime).

 

La cosa es que este dragón no es nada parecido al que vimos en Punk Hazard. Es muchísimo más grande y tiene el poder de un Yonkou multiplicado. Si Big Mom era fuerte, y punto, y Luffy no consiguió hacerle nada… ¿qué van a hacer con este que, además, tiene la «suerte» de su lado?

La situación se complica, y mucho. Pero dudo que haya algún enfrentamiento cara a cara contra él en estos momentos. Si Oda ha planteado el asalto durante el festival, seguramente será la última parte. Algo parecido a la fiesta del té de Big Mom y la boda.

Esto será el preparativo, la presentación del poder de Kaidou y sus piratas. Pero aún tendremos que encontrar a los samuráis que busca Kinemon y a todos los rebeldes. Y por supuesto tienen que llegar Big Mom (y creo que Shanks).

La pregunta ahora es ¿cuánto van a tardar en salir de las garras de Kaidou? Y sobre todo ¿a qué precio?