Bienvenidos a Wano, culpables. One Piece 909 deja atrás el Reverie y comienza, oficialmente, la saga más esperada en mucho tiempo. ¡A por Kaidou!
Con el comienzo de la reunión de los reyes en Mary Geoise, Oda ha dado por terminada la mini saga del Reverie. O al menos por el momento. El manga de One Piece 909 nos vuelve a poner en escena a los miembros de la tripulación que tanto hemos echado de menos. Y, de paso, nos pone en situación.
Pero no es lo único que hay en este episodio. Todo, absolutamente todo, lo que el autor cuenta en sus páginas, tiene un motivo. Así que ver la historia de Marco y Shirohige también será algo a tener en cuent en el futuro.
Vamos a ver qué nos tiene preparado para esta saga. Porque superar la tensión y la complejidad de la de Whole Cake Island no va a ser moco de pavo.
Adiós a Mary Geoise
Como siempre suele ocurrir, Oda ha usado el final de una saga para comentarnos cositas de lo que va ocurriendo en el mundo. Lo que van haciendo los Mugiwara afecta a todo el mundo. Pero esta ecuación también sirve al revés.
Ya lo vimos cuando Kurohige derrotó a Ace y lo llevó ante la Marina, o cuando vimos los primeros pasos de DoFlamingo como Shichinikai.
Pero si hay algo que también vimos en su momento es que el capullín de la pradera lo deja todo a la mitad cuando no se trata de Luffy. Y así ha vuelto a ser.
Pese a tener cuatro frentes distintos en el Reverie o a tener una declaración de guerra pendiente. Y pese a la locura de lo que está a punto de suceder, como quien no quiere la cosa, nos cambiamos de saga.
¿Realmente no veremos más del reverie hasta queno acabe Wano? Pues es una posibilidad. Pero algo me dice que durante la saga de los samuráis tendremos más información de lo que ocurra en Mary Geoise.
Bienvenidos a Wano
Lo unico bueno que ha tenido el episodio de esta semana es que, por fin, hemos llegado a Wano. Después de estar hablando de este país desde hace años en el manga, ya hemos puesto un pie en su capital.
Recordad que desed que en Punk Hazard encontraron a aquel samurái a cachitos (Kinemon) y al dragón-niño que resultó ser mucho más que un mimado, ya habíamos oído hablar de Wano. En aquel momento se nos reveló el destino de Kinemon, aunque antes debían de pasar por la aldea de los Minsk. Y hasta hoy, trillones de capítulos después, por fin lo hemos logrado.
Como era de esperar, Wano es un país ambientado en el Japón más tradicional. Y teniendo en cuenta que es de donde es Oda, esto pinta a que va a tener mucho, pero que mucho trasfondo y lío.
Por ahora no sabemos muy bien cuáles son los preparativos ante la llegada de Kaidou. Pero sí que hemos tomado un descanso un poco simpático al ver cómo están actuando nuestros tripulantes en este lugar de incógnito. Hemos visto a muchos, pero hemos echado de menos a algunos… como Trafalgar.
Lo que está claro es que Luffy y los suyos aún no están en la isla. Y esto es extraño ya que pocas veces echamos un vistazo a lo que ocurre más allá del entorno del capítán. Es má que probable que acabemos volviendo al Sunny antes de que esto continue en Wano. Y nos encontremos al final con un país en el caos por culpa de los líos de Zoro.
Sea como sea, tocará esperar.
El legado de Shirohige
El otro punto curioso del manga de esta semana ha sido la historia del origen de Shirohige y de la aldea que construyó. Allí hemos encontrado, por fin, a Marco, que estaba desaparecido.
Parece que Nekomamushi ha ido a intentar reclutar al antiguo miembro de la tripulación del Yonkou. Pero no ha tenido mucho éxito, que digamos. Al menos por el momento. Sin embargo ¿para qué nos ha mostrado esta imagen? ¿Qué ha querido enseñarnos con esto? ¿Qué importancia van a tener este pueblo o la aparición del hijo de Shirohige de nuevo en escena?
Posiblemente Marco tenga algún tipo de protagonismo en el futuro. O los Mugiwara tengan que ir a echarle una mano a esa aldea antes de continuar con su viaje. No sería de extrañar ya que eso de presentar los escenarios futuros es algo que le encanta a Oda.
Ahora a sentarnos a esperar que nos cuente qué ha pasado con Luffy, Jimbei y los suyos. Que aún estamos en ascuas.