Cuando Microsoft anunció el Elite Wireless Controller para su querida Xbox One, hubo varias reacciones: los que corrimos a reservarlo, los que se mofaron y los que no se enteraron porque estaban jugando a la Wii U. Sea como fuere, este mando generó cierta ola de injusto cachondeo, pero ha bastado su salida al mercado y su falta de stock, para comprobar que este mando no es cosa de risa.
Porque pocas cosas pueden echarse en cara a este controlador: su precio, que no traiga batería de serie o algún accesorio que debe ser pulido, porque por lo demás es probablemente el mejor mando de consola que hay en el mundo. Y no exagero.
Lo primero que nos llama la atención es el packaging, también conocido como «en donde va metido el mando», una caja negra, cerrada con cremallera. En su interior, el mando, diversos sticks para intercambiar, el cable de carga USB y las mencionadas pilas.
Una vez activamos el mando, nos sorprende la rapidez con la que conecta con la consola, siendo de un segundo escaso, donde el mando original llega a tardar incluso cinco. Y, queridos culpables, solo vosotros sabéis la de cosas que se pueden hacer en esos cuatro segundos.
En cuanto hemos conectado, el siguiente paso es acceder a la app «Accesorios de Xbox», desde la cual podremos configurar nuestro nuevo y flamante mando Elite.
[divider]Configurando a la bestia[/divider]
Nada más acceder a la app, se nos presentan dos opciones: Configurar y Más Opciones. Empezando por el segundo, podremos ponen nombre a nuestro mando (le vas a llamar [Tu nick + Controller] y lo sabes) y además se desglosará una lista con textos que describen las principales características del mando (sticks intercambiables, opciones de cruceta, bloqueo de gatillos, etc…)
Es en Configurar donde está la salsa de la app, siendo la sección en la que damos rienda suelta a nuestras preferencias jugables. Elegimos una de las dos Ranuras de guardado y oficialmente podemos volvernos locos.
Una vez has terminado, guardas tu personalísima configuración en una de las dos ranuras y a viciar. Pero no queda ahí todo. Supongamos que haces una configuración muy útil para Rise of the Tomb Raider pero una total calamidad para Sunset Overdrive (alguien habrá que juegue digo yo). Fácil y sencillo culpable, ponle nombre y guárdala. De este modo, cuando cambies la configuración para otro juego, puedes recuperar lo creado en cualquier momento.
Si algo echo en falta es la posibilidad de añadir combos de botones para esas palancas, algo que seguro es de utilidad en más de una ocasión. Por ejemplo, aún no es posible asignar un LB+A a una palanca, algo que seguro añadirán mediante actualización.
[divider]Experiencia de juego[/divider]
Nos ponemos manos al juego y Elite Controller es una maravilla. Su acabado, aunque continúe con material plástico, es suave, agradable al tacto. En la parte trasera su textura cambia a goma rugosa con relieve diamantado, mejorando en agarre y comodidad.
Los sticks y gatillos traseros tienen una mejor ejecución en su manejo, algo que se nota con el paso de las horas de juego. Éstos últimos llevan el curioso añadido de un botón que limita su distancia a la mitad. Esto sirve para ganar en rapidez cuando, por ejemplo, recargamos un arma o frenamos en un juego de conducción. En cuanto a los stick, podemos intercambiarlos por otros dos tipos de accesorios stick incluidos en la caja, gracias a sus imanes internos.
Por contra, no he notado diferencia alguna en los botones A, X, Y y B, ni en la cruceta.De hecho, la tapa que trae ésta es bastante incómoda, recordando a la cruceta del mando de Xbox 360 que tantos disgustos ha dado a muchos. Por fortuna, si no nos gusta ese añadido, podemos retirarlo e insertar una cruceta normal.
También es preciso un tiempo de adaptación para las cuatro palancas traseras, una de las principales novedades del mando. No es que sean incómodas, pero hay que hacerse a su presencia. Son palancas muy sensibles, y en un descuido podemos acabar pulsando donde no debemos. No es fácil encontrar una postura donde no veamos comprometidas dichas palancas. De todos modos, siempre podemos optar por retirarlas si no encontramos utilidad para el juego que tengamos entre manos.
Como antes he dicho, no trae batería de serie, esto es, hay que adquirirla aparte (cuesta unos 20€). Elite Wireless no optimiza la capacidad de la batería, durando las mismas horas que con el mando Xbox One original. Un punto, si bien salvable, que ennegrece el currículum del mando. Hubiese estado bien una mejora interna en cuanto a la gestión de batería.
El tamaño es exactamente el mismo que el mando de Xbox One Original, pero por si te quedan dudas, he preparado una comparativa cutre con otros mandos:
Conclusión.
Microsoft ha creado un mando que aglutina mejoras para la comodidad durante la partida, sticks intercambiables, palancas inferiores, gatillos configurables con un solo botón, mejoras de conectividad, la inclusión del puerto jack 3.5 mm (ya les vale) e infinitas posibilidades de personalización gracias a una app que, eso si, necesita ciertos añadidos.
Xbox Elite es el mejor mando que existe y un referente en mandos para el futuro. Sus únicos puntos negativos son un precio cuestionable, algún accesorio mejorable y una app que necesita más posibilidades. Por lo demás, a día de hoy Elite Wireless no tiene rival. Y será difícil que lo encuentre a corto plazo.
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