Estamos en Semana Santa, la celebración más importante de los cristianos, por lo que los viciados devotos tendrán que encontrar tiempo entre procesión y procesión para disfrutar de su hobby. Hobby que, por cierto, ha tenido sus rencillas con la religión que profesan por las numerosas polémicas que ha levantado la Iglesia contra los videojuegos, a los que considera pecaminosos, diabólicos, blasfemos y más adjetivos sacados de El Exorcista.
Como ven, esta relación entre videojuegos y religiones (porque la polémica las engloba a todas y no solo al cristianismo) no ha sido la mejor precisamente, más bien ha sido más tensa que la primera vez que te quedas a solas con tu suegro. Aun así, muchas obras no han tenido reparos en tratar estos temas con tranquilidad, ya sea con profundidad, como trasfondo, de pasada o de forma satírica.
Es el caso de Bioshock Infinite, en el que a los pocos minutos de juego eras bendecido forzosamente, y posteriormente no dejaba de bombardearte con mensajes sobre mesías y profecías. Si en el Bioshock original el ateísmo más puro dominaba Rapture -“Ni dioses ni reyes, solo el hombre”- en Columbia la fe y lo espiritual son temas muy presentes, moviéndonos por una ciudad que pureza religiosa y fanatismo a partes iguales, lo cual, obviamente, causó polémica, antes y después de su lanzamiento.
En muchas otras obras aparecen sus propias sectas y religiones, sin relación aparente con las reales. Es el caso de Fallout 3, en el que nos toparemos con una organización que adora a un árbol mutante y otra que directamente idolatra a las bombas nucleares. En Mass Effect algunas razas tienen sus propias creencias y Final Fantasy X se desenvuelve en un universo en el que la estricta religión Yevon domina Spira.
De todos estos casos, quizás el más interesante sea el de Black & White, en el que nosotros mismos somos el dios que debe crear razas que nos adoren. Ninguna de ellas tiene relación directa con el cristianismo, sin embargo resulta interesante mencionar también a esas obras que se han atrevido a ampliar la mitología de esos mundos ficticios creando dogmas.
Pero si hay que elegir un juego en los últimos años que ha tocado el cristianismo de forma escabrosa, sin duda el más acertado es The Binding of Isaac. La premisa es que el protagonista, Isaac, vive con su madre, que de vez en cuando escucha la voz de Dios -¿a quién no le ha pasado?- ordenarle que haga cosas. Y uno de esos bonitos días en los que los pájaros están cantando y las flores floreciendo, Jehová volvió a hablarle y le dijo que matase a su pobre hijo, que se ve obligado a huir de ella en el sótano. ¿Os parece polémico? Pues esto es solo la punta del iceberg, pero mencionar más sería destripar la historia y eso es sagrado, nunca mejor dicho.
Tampoco se corta mucho a la hora de hablar de las creencias religiosas Assassin’s Creed, aunque eso sí, Ubisoft se lava las manos desde el principio de cada una de las partes de la saga con esta frase:
Inspirada en sucesos y personajes históricos. Esta obra de ficción ha sido desarrollada y producida por un equipo multicultural de diferentes creencias religiosas.
Traducido al español mundano vendría a significar algo así como «no te enfades porque todo es de mentira y el cristiano, el judío y el musulmán de nuestra oficina no se han ofendido». Simple, pero efectivo. Y no deja de ser cierto, a fin de cuentas el que se ofenda porque en Assassin’s Creed aparezca el cristianismo (por mencionar una) está siendo poco razonable.
Otras veces la religión no es solo parte de la trama, sino que la trama misma está basada en ella, como es el caso de Dante’s Inferno. En este caso el protagonista es Dante, quien recibe el nombre del autor de La Divina Comedia, libro en el que está basado el diseño del Infierno que se representa en el juego -y sus nueve círculos-. La brutalidad de esta obra recuerda a la de otro juego también basado en contenido religioso: God of War, aunque claro, nadie se ofende hoy en día por matar a dioses griegos. En cambio, resulta mucho más difícil de digerir una obra en la que no solo aparece el infierno cristiano, sino que es tan salvajemente violenta que uno de los trofeos consiste en matar a un bebé.
La polémica estaba servida, y en este caso buscada por el propio creador del juego, Electronic Arts, que actuó de una forma diabólicamente maquiavélica. Primero crearon una protesta falsa para hacerle propaganda, y por si os parece una técnica controvertida para atraer la atención, al año siguiente buscaron crear una protesta real y apelaron a los jugadores a “pecar” y ”cometer actor lujuriosos” con las modelos de la Comic Con de San Diego, con premio de por medio. Sin to Win se llamaba el concurso, a medio camino entre el mal gusto y lo delictivo.
Queda claro entonces que las empresas son muy conscientes de la capacidad de los videojuegos para levantar ampollas y las menos escrupulosas lo buscan deliberadamente para darles visibilidad a sus productos. Y es una lástima, porque en un medio artístico con tantas posibilidades como es el nuestro, se puede tratar de formas muy interesantes las distintas religiones, tanto para criticarlas como para simplemente reflexionar sobre ellas. Ser irreverente no está mal, al menos desde mi punto de vida, pero serlo solo porque sabes que hay gente que se va a enfadar y eso te va a dar publicidad, sí que es reprobable.
Por ello, me quedo con obras como las ya mencionadas Bioshock Infinite o Binding of Isaac, que son más inteligentes y no temen ser críticos pero tampoco buscan serlo para armar una campaña que aumente las ventas. Y es que los videojuegos no deben censurarse a la hora de hablar sobre temas tan delicados. Si hasta Little Big Planet tuvo problemillas por ello.
Resulta curioso, por cierto, como está en gran parte aceptada la violencia extrema, el poder coger un arma y acabar con cientos de personas, y sin embargo los desnudos, el sexo y la aparición de la religión despierta indignación. Vivimos en una sociedad en la que por herencia de siglos de tradiciones, derramar sangre está mejor visto que un cuerpo sin ropa que lo tape o tocar a instituciones religiosas que llevan muchos años acostumbradas a ser impunes. Por eso es tan importante que los creadores no tengan miedo de exponer su opinión sobre un tema, sea cual sea.
Finalmente solo queda desearles a todos –cristianos o no- una buena Semana Santa y que disfruten de esta afición nuestra, que tan pronto nos tiene reflexionando sobre la religión como nos invita a olvidarnos de todo y disfrutar pegando tiros a bastardos infieles.
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